Los media oficiales están continuamente vendiéndonos el mito de que el 5G nos cambiará la vida, que los nuevos aparatos nos permitirán unas series de ventajas nunca vistas ni imaginadas hasta ahora, y que la enorme inversión de dinero que se requiere está más que justificada frente a todas estas increíbles ventajas.
A lo largo de estos meses hemos ido escribiendo mucho sobre la gran estafa que representa esta nueva tecnología[1]. Hoy queremos adentrarnos más en las mentiras tecnológicas que el lobby del 5G nos propina diariamente para convencernos de su necesidad.
En octubre del año pasado publicamos un artículo “Mitos y realidades de la tecnología 5G” [2] en el que anotábamos las supuestas “ventajas” del 5G y las desmontábamos con documentos oficiales y publicaciones científicas. Desde entonces, las cosas no han cambiado mucho.
La esperada subasta para adjudicar la banda de 700Mhz (el llamado segundo dividendo) se ha ido aplazando mes tras mes supuestamente por culpa de la covid y ni siquiera se está hablando del tercer dividendo (la banda de 26GHz), que este año se tenía que desplegar por completo. Parece que más que del covid, el 5G sufre de la duda del mercado para rentabilizar la enorme inversión necesaria para su despliegue completo (entre 200.000 y 450.000 antenas solo en España, por ejemplo).
Mientras, nuevas verdades están emergiendo gracias al trabajo de miles de científicos y profesionales seriamente preocupados por el nuevo chute planetario de radiaciones.
A principios de año, el Wall Street International Magazine, por ejemplo, publicó un artículo de Miguel Coma [3], ingeniero electrónico y de telecomunicaciones, que retomaba los falsos mitos desde un punto de vista estrictamente tecnológico. Vale la pena revisar estos 10 falsos mitos tecnológicos que el autor enumera en su escrito en forma de carta abierta a Greta Thunberg, la joven líder mundial contra el cambio climático.
Mito número 1: VELOCIDAD
La narrativa oficial nos vende que pronto no podremos evitar de necesitar el ancho de banda prometido por el 5G, que alcanza una velocidad teórica de 1.000 megabits (1Gbps). Pero, ¿para qué?
Una videoconferencia de alta calidad (por ejemplo Zoom o Jitsi) necesita nomás de 0,3 Mpbs; si la queremos hacer en alta definición (HD) lo podemos conseguir con 1,5 Mbps [4]. Además, que en la diminuta pantalla de un móvil no se puede percibir ninguna mejora para resoluciones mayores de 1,5 Mbps [5]. Dicho de otra manera, en términos de calidad de vídeo es totalmente indiferente tener un ancho de banda de 100 Mbps (actual 4G) o de 1Gbps (5G SA).
Si queremos ver una película, Netflix recomienda 5Mbps [6] para streaming en grandes pantallas de alta definición, muy por debajo de la capacidad alcanzada por el actual 4G. Para ver vídeos en UltraHD (4K) en grandes pantallas, siempre Netflix recomienda una velocidad de 25 Mbps.
La telemedicina (incluyendo las operaciones quirúrgicas a distancia) pueden necesitar entre menos de 2Mbps [7] y 40 Mbps [8]. La velocidad ideal para navegar en internet es de 8 Mbps [9], mientras que la velocidad necesaria para la realidad virtual varía entre pocos Mbps y unos pocos cientos de Mbps para futuras aplicaciones extremadamente inmersivas [10].
La prueba que la velocidad del 5G es un falso mito. Con las mejoras planeadas en la última revisión, el 4G puede alcanzar todas estas velocidades y hasta más de 1.000 Mbps [11].
Mito número 2: TIEMPO DE LATENCIA
La propaganda pro 5G afirma que esta tecnología podrá ofrecer latencias por debajo de un milisegundo (ms), pero la latencia de ida y vuelta en la cirugía a distancia es irrelevante por debajo de los 300 ms [12]. El streaming vídeo requiere entre 25 y 75 ms [13], mientras los juegos online requieren unos tiempos de latencia de alrededor de 50 ms [14].
Para evitar la sensación de espera entre las páginas leídas, la navegación web necesita entre 25 y 50 ms [15]. Otra vez, el 4G satisface la mayoría de estos requerimientos en latencias con unos valores mínimos de apenas 30/40 ms [16] en condiciones reales.
Las industrias que necesiten latencias menores podrían instalarse redes 5G privadas [17], sin necesidad de extenderlas a todo el público.
Mito número 3: INTERNET DE LAS COSAS (IoT)
Mientras el 5G podría llegar a conectar un millón de aparatos por kilómetro cuadrado, una combinación de diferentes tecnologías IoT podrían conectar este número de aparatos hoy día.
La industria afirma que frecuentemente que el 5G es necesario para interconectar una compleja red de sensores, cámaras, robots, etc., pero también en este caso sería más conveniente una red 5G privada que no crear una pública para ese propósito. Además, una red 5G interna garantizaría mucha mayor seguridad frente a los ataques informáticos.
Mito número 4: VEHÍCULOS AUTÓNOMOS
Los vehículos autónomos (VA) [18] emplean múltiples sensores para percibir el ambiente que los rodea, mientras una inteligencia artificial (IA) [19] sustituye la conducción humana. Una vez que ha aprendido a “conducir bien”, la IA puede ser cargada en el vehículo y conducir, sin 5G.
Los vehículos autónomos hacen uso también de la tecnología V2X para comunicarse e intercambiar datos con otros vehículos en proximidad y con la infraestructura de calle (como los semáforos). Tampoco en este caso la red 5G es necesaria: WiFi, 4G y la luz pueden proveer comunicaciones V2X.
Mito número 5: DRONES
Los drones requieren conexiones en tres dimensiones. Hoy día, los drones principalmente emplean antenas terrestres [20] que apuntan al dron y las comunicaciones satelitales existentes. Las redes móviles están diseñadas para emplearse al suelo, a la altura de hombre, no para drones que vuelan a elevadas altitudes [21]: estas redes pueden ser una opción para drones pequeños, de vuelo bajo y alcance limitado, aunque posean varios desafíos técnicos [22].
Mito número 6: SMART CITIES
Las ciudades inteligentes (smart cities) podrían convertirse en grandes consumidores del IoT. Pero también en este caso, la tecnología IoT existente podría proveer a estas conexiones. Las smart cities no necesitan 5G.
Mito número 7: SMART GRIDS
Las redes inteligentes (smart grids) [23] ayudan a automatizar servicios con sensores IoT y operaciones remotas. Los contadores inteligentes miden el consumo de electricidad, agua y gas natural del contribuyente. Para evitar apagones, las redes inteligentes más críticas necesitan de una fibra óptica fiable y otras infraestructuras cableadas. Para otros servicios y contadores inteligentes no críticos, la existente tecnología IoT inalámbrica ya es disponible: el 5G no provee beneficio alguno ni a smart grids ni a smart meters.
Mito número 8: AGRICULTIVO AUTOMATIZADO
En la agricultura, los productores reclaman sistemas automatizados con robots y drones que puedan emplear la IA para controlar los cultivos y el ganado con imágenes en ultra-HD. La industria propone que la IA puede sustituir el cultivador humano. Dejando de lado lo que me parece una pesadilla distópica, hay que anotar que si la IA se instala en las mismas máquinas [24] el 5G no se necesita. No hay necesidad alguna de poner en riesgo cultivos, ganados o polinizadores con una exposición masiva a radiaciones electromagnéticas.
Mito número 9: TELECIRUGÍA Y TELECONSULTA
La telecirugía y la teleconsulta, que a veces incluyen radiografías, ecografías, RMI u operaciones robóticas, necesitan redes extremadamente fiables. Normalmente, las redes fiables son por cable. Las redes móviles como la 5G solo son adecuadas para demostraciones con un maniquí. Las velocidades requeridas para la teleconsulta (2-6 Mbps) [25] y las latencias (por debajo de 300 milisegundos) pueden lograrse realmente con 3G.
Los centros médicos de zonas remotas sin médicos especialistas pueden ofrecer teleconsultas con redes de cable. Las clínicas muy remotas pueden utilizar las redes de satélite existentes [26]. La tecnología 5G no aporta ninguna ventaja a la telemedicina.
Mito número 10: REALIDAD VIRTUAL
La realidad virtual (RV) se utiliza sobre todo en interiores con redes fijas rápidas y de baja latencia, como Wi-Fi o Wi-Max. Para los viajeros, las aplicaciones de RV inmersiva que utilizan 4G ya están disponibles y solo requieren 4 Mbps [27]. La realidad aumentada (RA) en interiores y exteriores consume menos datos que la RV y puede utilizar las tecnologías fijas (Wi-Fi) y móviles (4G) existentes. Hay que advertir que los estudios sobre los efectos de la RV en la salud (incluida la visión de los niños) son muy limitados.
En conclusión, la industria del 5G está en busca de oportunidades de mercado. La 5G no es una respuesta a las demandas del mercado. Nada puede justificar las nuevas infraestructuras 5G, masivas y devoradoras de energía.
¿Podrían los legisladores, los proveedores y los consumidores, que realmente pretenden reducir el uso de energía, la extracción y las emisiones de gases de efecto invernadero, evitar el crecimiento ilimitado de datos móviles y comprometerse a hacer uso de las infraestructuras existentes?
Más información en bonaona@bonaona.org
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