“O nos divorciamos del plástico, o nos olvidamos del planeta”, increpó la ONU a gobiernos, empresas y ciudadanos en ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente en 2018. Antes y después de ese exhorto, la campaña de concienciación por el reciclaje de plásticos ha sido directa. Ahora es más cercana y permanente en municipios y pequeñas localidades. Pero llena de dudas y vacíos que reducen su efectividad.
Ese gran invento que ha mejorado la calidad de vida se ha convertido en una amenaza para la sostenibilidad del planeta. Eso se sabe, pero poco se hace. A la fecha solo se ha reciclado un 9% de todo el desecho de plásticos en el globo.
Mientras tanto, casi el 70% de las botellas y envases van al medio ambiente o a vertederos y más de 13 millones de toneladas llegan al mar cada año. Impactan la biodiversidad, la economía y la salud. Cifras de Naciones Unidas afirman que la mitad de todo el plástico consumido por la humanidad se ha producido en los últimos 15 años.
Es amplia la brecha entre las palabras y los compromisos. Por tanto, es apremiante reciclarlo. No solo el plástico, sino el resto de los residuos que las sociedades producen. ¿Seremos capaces de hacerlo?
Por lo pronto, “hay numerosas mentiras y mitos que empañan el mundo del reciclaje. En algunas ocasiones, estos mitos y falsas informaciones confunden a los ciudadanos y su labor de reciclaje”, señala Ecoembes. Una organización, según su sitio en internet, que cuida del medio ambiente a través del reciclaje y el ecodiseño de los envases en España.
Dudas sobre el reciclaje de plásticos
En principio, sugiere la organización, el ciudadano debe caer en cuenta del daño ambiental de esos productos. Y de la importante contribución que puede hacer desde su casa, trabajo y en la calle. También de la enseñanza a los niños desde el hogar y las escuelas en estos manejos.
De allí, la necesidad de reducir el uso de plásticos por parte de las industrias. Y al mismo tiempo de las personas, en responsabilidades compartidas, al momento de hacer las compras. Este es un punto poco explorado en la difusión del reciclaje.
Ecoembes trata de aclarar dudas que se crean en torno al reciclaje. Niega que cueste más el reciclaje de plásticos que fabricar un nuevo producto. Reciclando se ahorra agua, energía y materia prima. Además se disminuye la contaminación que se produce en el proceso de obtención del insumo.
Aclara que la calidad del producto reciclado no es inferior. Tanto el vidrio, como el aluminio y muchos plásticos pueden ser reciclados de forma ilimitada sin perder su calidad. Sin embargo, advierte que algunos plásticos se pueden reciclar apenas dos o tres veces.
Reciclar no requiere mucho tiempo, apunta. Solo requiere el consenso de una sociedad. Del conocimiento, voluntad y una papelera o receptores con tres bolsas para cada tipo de residuo o envase.
La organización descarta que el reciclaje produzca más contaminación. Produce la misma contaminación transportando los residuos a los vertederos que a las plantas de reciclado. Existen puntos donde se acumulan los materiales reciclados y así transportarlos en grandes cantidades, disminuyen la contaminación.
Responsaibilidad compartida
Multinacionales de bebidas y alimentos, como el caso de la Coca Cola, Pepsi Cola, Unilever, P&G y la Nestlé, se han comprometido a dar su aporte en el reciclaje de plásticos. Esperan que el 100% de sus envases sean reciclables o reutilizables para el 2025. En ese sentido, estiman la eliminación gradual de los plásticos no reciclables.
A la par, muchos gobiernos y bloques regionales, como la Comunidad Europea han puesto límites a estos plásticos y prohíben la distribución de bolsas, pajillas y envases de un solo uso. También algunas empresas están innovando con materiales biodegradables. Están creando nuevos productos a partir de residuos vegetales.
Asimismo, hay muchas otras maneras de minimizar el impacto de un envase, y todas ellas pasan por el ecodiseño. Cuya finalidad es que los envases sean más sostenibles reduciendo su peso y su impacto ambiental. Rediseñándolos para que tengan mayor capacidad o favoreciendo su reciclado al eliminar componentes prescindibles y mezclas de materiales. Otras iniciativas impulsadas en ese sentido contemplan metodologías de etiquetado similares a las de la eficiencia energética que estandarizan la sostenibilidad y señalan en qué contenedor concreto debe depositarse un determinado envase.
A escala individual o familiar se sugiere modificar los hábitos. Empezando por evitar los plásticos de un solo uso (platos, cubiertos, vasos). Llevar al mercado o supermercado una bolsa de tela o de mimbre. Y comprar más alimentos a granel y menos productos empaquetados.
Igualmente, sustituir los tuppers de plástico por recipientes de cristal o acero. Son más beneficiosos para la salud. A la hora de tender la ropa, utilizar pinzas de madera en vez de plástico.
Tácticas dilatorias y encubiertas de las multinacionales
La Fundación Changing Market, registrada en EE UU, elaboró un informe crítico sobre la acción mundial en contra del reciclaje de plásticos. Entre sus más destacados hallazgos están:
• En Estados Unidos, revelamos cómo la industria ha transferido con éxito la culpa de la contaminación por plástico, a los consumidores y las autoridades. Todo mientras promueve el reciclaje como una excusa conveniente para producir cada vez más plástico.
• En Europa, investigamos los esfuerzos de la industria para debilitar y retrasar la Estrategia de Plásticos. También nos enfocamos en las tácticas de Coca-Cola por intentar vetar los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR) en Escocia. Los esfuerzos de los grandes minoristas, productores de bebidas y organizaciones de responsabilidad ampliada del productor para socavar el SDDR en Austria, España y la República Checa. Y una oportunidad perdida en Francia, donde se introdujeron objetivos de reutilización sin los sistemas para aplicarlos en gran escala.
• En Asia, miramos a China y Japón. El primero, sacudió el mundo de los desechos en 2018 al prohibir las importaciones de desechos plásticos. Esto contrasta con una falta de acción corporativa, que tan solo se enfoca en limpiezas. Y en una serie de compromisos para cambiar a alternativas biodegradables y compostables. En Japón, a pesar del alto compromiso de los ciudadanos hacia la recogida selectiva, existe poco conocimiento de que la mayoría de los desechos se incineran o se exportan. Más allá de las fronteras de Japón, el gobierno también está impulsando tecnologías de incineración que son problemáticas. Y plásticos de base biológica y biodegradables como parte de sus “soluciones” de ayuda internacional.
• Entre otros lugares, investigamos sobre Uruguay, donde vemos un lobby más descarado por parte de la industria. Y en Bolivia, donde somos testigos de la precipitada reacción de la industria ante una ambiciosa prohibición a los plásticos. Finalmente, en Kenia, encontramos un país que se asfixia lentamente con los desechos plásticos impulsados por las empresas que buscan ampliar sus mercados en África. Vemos cómo Coca-Cola, a pesar de su reciente cambio de opinión en apoyo al SDDR en Europa, todavía continúa empleando sus viejos trucos en esa lucha en Kenia.
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