Por Benito Guerrero
13/01/2018
Enciendo el motor. Conecto mi smartphone al reproductor del coche y suena Perfect, de Ed Sheeran. El día promete. He quedado con unos amigos para subir en coche al puerto de Navacerrada, en la sierra de Guadarrama, y disfrutar de la nieve. Nos encanta el esquí, lo llevamos practicando desde que íbamos con nuestros padres cuando éramos niños y, ahora somos nosotros los que organizamos nuestras salidas cada vez que llega el invierno y abren las pistas.
Siento cómo en cada curva de la subida a Cercedilla el coche se adapta a la perfección a la carretera y eso es algo que me hace descargar adrenalina. Siempre vamos en mi coche porque disfruto mucho conduciendo y es el que tiene el maletero más grande. Parece increíble que el espacio esté tan bien organizado. Además, hay un hueco reservado para aquellas ocasiones en las que necesitas sitio extra y una doble puerta que se abre de manera automática cuando llevo las manos ocupadas.
La mañana de esquí ha sido una maravilla. La nieve estaba perfecta y no había mucha gente todavía en la estación. Volvemos a Madrid con mi playlist de éxitos de los 80 que nos gustan a todos. Cantamos a toda voz y los coches que pasan a nuestro lado se quedan mirando, pero nos da igual. Al fin y al cabo, los que tenemos un MINI sabemos lo que es que nos miren siempre que vamos conduciendo. Si algo tenemos claro mis amigos y yo es que nos encanta exprimir cada momento al máximo. No paramos de escuchar a nuestros padres diciéndonos que “la vida es muy corta” y nos estamos encargando de disfrutarla.
En mi maletero cabe todo
Recorremos el Paseo de la Castellana de norte a sur: vamos a comer al centro. Paso bajo las Cuatro Torres, pero no me intimidan. Cruzando la Plaza de Castilla, y pasando por Cuzco, Santiago Bernabéu y Nuevos Ministerios, el coche acapara todas las miradas. Comemos en mi restaurante favorito para coger fuerzas antes de la tarde de compras que tengo por delante. Soy de esos que siempre tiene que conocer los sitios que se llevan en Madrid y últimamente estoy de suerte porque no paran de abrir buenos locales para comer. La capital se está convirtiendo poco a poco en uno de los destinos gastronómicos más importantes de España.
Han llegado las rebajas, por lo que son días de muchas compras. Por suerte, en mi maletero cabe todo lo que pienso comprar esta tarde. Me gusta pasearme por Serrano de arriba a abajo mirando prendas en todas las tiendas para ver cuál es la mejor opción. Además, soy muy indeciso a la hora de hacer regalos porque siempre creo que me estoy quedando corto, así que me lanzo a la piscina en más de una ocasión y tiro la casa por la ventana.
Disfrutar del invierno
Después de la tarde de compras he quedado para cenar con la familia. Vamos a un local tradicional de Chamberí, en el que sirven unos platos deliciosos pensados para combatir el frío, antes de ver el partido de esta noche. El Real Madrid visita al Atleti en el recién estrenado Wanda Metropolitano. Tras la victoria del Madrid, vuelvo a casa feliz disfrutando del invierno en la ciudad. Las calles están llenas de gente. Me encanta la ciudad en esta época del año, es perfecta para salir y resguardarte del frío en cualquier sitio que sirva un buen chocolate con churros.
Mis domingos suelen ser parecidos, aunque este es especial. Paso a recoger a unos colegas antes de ir a la Casa de Campo a jugar nuestro partido semanal. Pongo la radio para motivarme y los éxitos que están sonando anticipan la victoria en la pista. Y ahora llega lo mejor: esta semana me voy con mis amigos del colegio a recorrer en coche el norte de España de escapada gastronómica y a disfrutar de un concierto de nuestro grupo preferido de la adolescencia. Lo hacemos habitualmente siempre que nuestros trabajos nos lo permiten. Vamos los cuatro de siempre y auguro que será una semana para recordar toda la vida.