Miles de migrantes centroamericanos en Tijuana están preparándose para una larga espera, si desean llegar a Estados Unidos. Aunque por esperar no necesariamente van a cruzar la frontera. Viven en un albergue abarrotado y sucio que antes era un complejo deportivo. En el espacio, los hombres se lavan en el área de las duchas usando cubos, mientras algunas mujeres se bañaban con ropa puesta.
Y es que quienes buscan asilo en Estados Unidos comenzaron a darse cuenta de que tendrán que permanecer en la ciudad fronteriza mexicana durante meses. Tal vez no importaría si las condiciones fueran las idóneas, pero unas 6.000 personas se encuentran hacinadas en un lugar habilitado para poco más de 2.000.
El guatemalteco José Luis Tepeu, de 22 años, dormía sobre cartones en el suelo. Dijo que sólo esperaría cinco días más para ver si llegaría ayuda para poder ir a Estados Unidos o Canadá.
«Si no vienen, voy de regreso a mi tierra», dijo al comentar a la periodista Christine Murray de Reuters que los salarios en México eran demasiado bajos para que él se quedara y enviara dinero a casa para ayudar a su familia.
Sistema de asilo colapsado
El proceso de asilo no es sencillo y ya las autoridades estadounidenses hicieron referencia a su colapso. Lo primero que los migrantes deben hacer es registrarse en una lista de espera para ver a funcionarios de la frontera de Estados Unidos. Esta lista tenía un retraso de semanas antes de que llegara la caravana.
Además de las tensiones por la situación, el hacinamiento ha ayudado a propagar enfermedades. Se conoció de múltiples casos de afecciones respiratorias, piojos y varicela, según tres funcionarios de la ciudad que se negaron a ser nombrados porque no estaban autorizados a hablar con los medios de comunicación.
Aunque esta realidad, un pequeño número optó por regresar a su hogar después de enfrentamientos con las fuerzas fronterizas que golpearon sus esperanzas de cruzar.
Alcalde de Tijuana: regresen a casa
Un nuevo exhorto a regresar a sus casas hizo el alcalde Juan Manuel Gastélum, a los miles de migrantes centroamericanos en Tijuana que desde hace días llegaron a esa región fronteriza, con la intención de llegar a Estados Unidos.
Mientras afirmaba que los trámites de ingresos podrían tardar meses, criticó a quienes motorizaron esas movilizaciones, pues engañaron a los migrantes indicándoles que “era fácil entrar”. También rechazó el uso de la fuerza para contener a los migrantes.
Durante una entrevista difundida recientemente, el alcalde se mostró contrario al uso de gas lacrimógeno y balas de goma por la policía fronteriza de Estados Unidos, tal como ocurrió el domingo, cuando cientos de migrantes centroamericanos en Tijuana intentaron entrar a la fuerza a territorio estadounidense por la frontera sur. Todo ocurrió cerca del cruce fronterizo de El Chaparral que separa a esta localidad de San Diego, en California.
Los niños no tienen la culpa de las irresponsabilidades de los que engañaron a los migrantes, al decirles que era fácil entrar. Lo digo como padre y como abuelo, la #CaravanaMigrante, tiene que entrar en razón y deben regresar a su lugar de origen. @TIME pic.twitter.com/xCOs7FeIN5
— Juan Manuel Gastélum (@JMGASTELUMB) November 28, 2018
Según la Secretaría de Gobernación (Segob) de México se pudieron contener a casi 500 migrantes. Hubo detenciones. A raíz de ese hecho, decenas pidieron ayudas para regresar, pese a viajar en algunos casos hasta 4.800 kilómetros desde mediados de octubre.
Se bañan hasta con ropa
Muchos migrantes centroamericanos en Tijuana han estado viviendo en tiendas de campaña y otros bajo techos hechos con bolsas de basura y paredes de mantas y mochilas, soportando las inclemencias del clima, así como la falta de privacidad.
Pero a pesar de las difíciles condiciones, muchos parecían decididos a esperar en México la oportunidad de presentar su caso en Estados Unidos, y más de 600 solicitaban el martes permisos para trabajar en México, según la Secretaría de Relaciones Exteriores.
«Me costó mucho, casi caminábamos hasta 15-20 horas (por día) … y regresarse ya en lo último, ya no«, dijo Anabell Pineda, de 26 años, quien levantó una tienda de campaña en el estadio junto a un ordenado montón de bolsas y mantas enrolladas.
Pineda, quien ha viajado con su hijo de seis años durante casi un mes desde la violenta ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, dijo que había llegado a Tijuana 13 días antes, sintiéndose mal.
Al enterarse que sería casi imposible cruzar rápidamente bajo las políticas actuales de Estados Unidos, optó por un permiso de trabajo en México.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó esta semana con cerrar «permanentemente» la frontera sur de Estados Unidos si México no deporta a los migrantes centroamericanos reunidos en Tijuana.
Trump podría tomar una medida similar a la prohibición de viaje para personas de países de mayoría musulmana. Pero las implicaciones de cerrar la frontera más transitada del mundo no son pocas: https://t.co/Kkdt0ER7Pb
— CNN en Español (@CNNEE) November 29, 2018
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