La industria de los plásticos ha desencadenado una de las peores crisis ambientales de nuestra era. Los investigadores han encontrado microplásticos en los lugares más insospechados. Desde las profundidades del mar, hasta en la cima del Everest. En el agua, en el aire y en la comida. Investigaciones recientes lo han encontrado en nuestra sangre, placenta y leche materna. Ni el semen pudo escapar del omnipresente microplástico.
La producción masiva de plástico comenzó en la década de 1950, con apenas 2 millones de toneladas. Para el año 2021, la producción mundial superaba las 390 millones de toneladas. Más del 50% de todos los fabricados en la historia se produjeron después del año 2000. Pese a los alarmantes datos, la gestión de residuos plásticos sigue siendo un desafío. Apenas el 9% se recicla. El 12% se quema y el resto termina en vertederos o en la naturaleza.
Más allá de su impacto en el medio ambiente y su contribución al cambio climático, los plásticos afectan la salud de la población. Especialmente por los que no vemos a simple vista: los microplásticos. Partículas diminutas que se forman cuando los residuos se desintegran en el medio ambiente. Los cuales viajan a lo largo de la cadena alimentaria, desde los organismos más pequeños hasta los seres humanos, con consecuencias preocupantes.
Para dimensionar su relevancia en términos de salud, consideremos que cada persona ingiere aproximadamente 5 gramos de microplásticos y nanoplásticos por semana. Se han detectado hasta 240.000 fragmentos de plástico por litro de agua. Las partículas pueden atravesar barreras sanguíneas. Enfermedades como la diabetes tipo 2, la obesidad, los trastornos neurodegenerativos y los problemas tiroideos están vinculados a la exposición a los plásticos. Su impacto en el sistema metabólico y endocrino puede afectar no solo a quienes están directamente expuestos, también a las futuras generaciones.
En el semen
En un estudio reciente, los científicos han hecho un descubrimiento inquietante: la contaminación por microplásticos está presente en todas las muestras de semen humano analizadas. La revelación plantea serias preocupaciones sobre la salud reproductiva y la fertilidad. El estudio se basó en 40 muestras de semen de hombres sanos sometidos a exámenes de salud prematrimoniales en Jinan, China. Sin embargo, no es un caso aislado. Otro estudio similar realizado en Italia encontró microplásticos en el semen de seis de cada diez jóvenes sanos. En China, los contaminantes se detectaron en la mitad de las 25 muestras analizadas.
El riesgo de la contaminación con microplásticos para la fertilidad que apenas se está explorando. En mayo de 2024, una investigación de la Universidad de Nuevo México encontró niveles significativos de microplásticos en tejidos testiculares humanos. Se identificaron 12 tipos de materiales en las 23 muestras de testículos humanos analizadas. Dado que los participantes tenían cerca de 35 años, se estimaron que la exposición a los contaminantes comenzó cuando eran niños. Por décadas, el recuento de espermatozoides en los hombres ha disminuido de manera constante. Aunque el 40% de los casos de recuento bajo carecen de explicación, numerosos estudios apuntan a la contaminación química como un factor clave en esta tendencia.
Los efectos de los microplásticos no se limitan al recuento de espermatozoides. Los científicos trabaja para determinar las consecuencias de la exposición prolongada a los microplásticos. Se ha encontrado que pueden causar inflamación y estrés oxidativo en el sistema gastrointestinal y respiratorio de las personas, pero experimentos en ratones han revelado que los microplásticos les causan anomalías y alteraciones hormonales que les altera el comportamiento: cuanto más contaminados estaban los roedores, más dóciles se volvían. La presencia de microplásticos en el organismo humano plantea preguntas urgentes sobre la salud reproductiva e impulsa a estudiar los posibles daños no descubiertos.
Ocho plásticos
La investigación, publicada en la revista Science of the Total Environment, identificó ocho tipos diferentes de plásticos en las muestras analizadas. El poliestireno, comúnmente utilizado en envases, encabeza la lista. Seguido del polietileno (presente en bolsas de plástico) y el PVC. Ning Li y sus colegas de la Universidad de Qingdao (China) advierten que a medida que surgen nuevas investigaciones que apuntan a la exposición a microplásticos como posible factor que daña la salud humana, “resulta imperativo conocer su efecto en los órganos reproductivos».
Los investigadores sostienen que los estudios con ratones “demuestran una disminución significativa del recuento de espermatozoides viables y un aumento de las deformidades espermáticas, lo que indica que la exposición a microplásticos puede suponer un riesgo crónico y acumulativo para la salud reproductiva masculina».
Las partículas de microplástico pueden causar inflamación en los tejidos, similar a las partículas de contaminación atmosférica. Además, las sustancias químicas presentes en los plásticos podrían ser nocivas. En marzo, los médicos advirtieron sobre los efectos potencialmente mortales al detectar un aumento sustancial en el riesgo de accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio y muertes prematuras en personas cuyos vasos sanguíneos estaban contaminados con microplásticos.
Luigi Montano, de la Universidad de Roma, quien lideró un estudio similar en Italia, enfatiza la necesidad de intervenir para frenar el crecimiento exponencial de los residuos plásticos. «En particular, es necesario actuar para evitar daños permanentes adicionales al planeta y al cuerpo humano. Si la contaminación por microplásticos afecta al crítico proceso reproductivo, como demuestra en particular el descenso de la calidad seminal registrado en las últimas décadas en todo el mundo, puede resultar [aún peor] para nuestra especie en un futuro no muy lejano».
En el pene también
Otra investigación científica liderada por el Dr. Ranjith Ramasamy, durante su estancia en la Universidad de Miami, hizo un descubrimiento inquietante: los microplásticos están presentes en los tejidos del pene humano. Plantea interrogantes sobre su posible papel en la disfunción eréctil. Especialmente luego del hallazgo de tales partículas en testículos y semen. Lo que genera preocupación en la comunidad científica.
En la investigación, publicada en IJIR: Your Sexual Medicine Journal, se analizaron muestras de tejido tomadas de cinco hombres sometidos a cirugía para una prótesis de pene inflable, una opción de tratamiento para la disfunción eréctil grave. Se encontraron microplásticos en cuatro de los casos. El tamaño de los microplásticos detectados oscilaba entre 0,5 mm y 0,002 mm.
Los tipos más prevalentes fueron el PET y el polipropileno, materiales comúnmente utilizados en envases de alimentos y bebidas, así como en otros artículos de uso cotidiano. Los investigadores encontraron microplásticos en el músculo liso del pene. Lo cual es inusual y sugiere que podrían estar relacionados con la disfunción del músculo liso. La disfunción eréctil es un fenómeno multifactorial que requiere hormonas, nervios, riego sanguíneo y un buen tejido muscular liso.
Los investigadores sugieren que el pene, como órgano vascular y esponjoso, es definitivamente vulnerable a la contaminación por microplásticos. Debido al elevado flujo sanguíneo durante las erecciones. El pene, como órgano al que todos prestamos atención, merece una investigación más profunda para comprender su relación con los microplásticos y su impacto en la salud reproductiva.
Futuro en juego
Cada año, millones de toneladas de residuos plásticos se vierten en el medio ambiente, muchos de los cuales se descomponen en microplásticos. Estas partículas han contaminado todo el planeta. Actualmente, más de 180 países están negociando un tratado de la ONU para regular el uso del plástico y reducir la contaminación.
El hallazgo de microplásticos en sangre humana, placentas, leche materna, y ahora en el semen sugiere una contaminación generalizada en nuestros cuerpos. Aunque aún no comprendemos completamente el impacto de los microplásticos en la salud humana, en el laboratorio se ha demostrado que dañan las células. Pueden causar inflamación en los tejidos. Además, las sustancias químicas presentes en los plásticos también podrían ser nocivas. La urgencia de abordar este problema es evidente. La salud reproductiva y la calidad de vida de las generaciones futuras están en juego.
Es crucial actuar para evitar daños permanentes al planeta y al cuerpo humano. Si la contaminación por microplásticos afecta de manera crítica el proceso reproductivo, como lo sugiere la disminución de la calidad seminal observada en las últimas décadas a nivel mundial, podríamos enfrentar consecuencias aún más graves en un futuro no muy lejano.