La empresa decidió en las postrimerías del año pasado reducir sus objetivos de sostenibilidad en relación con el uso de plástico. El cambio genera una ola de críticas de los ambientalistas. «Es un retroceso en la lucha contra la contaminación plástica», afirman
Coca-Cola había establecido metas ambiciosas para 2030, incluido el reciclaje del 100% de sus envases. Sin embargo, ahora se propone utilizar entre un 30% y un 35% de plástico reciclado para 2035 y recolectar entre el 70% y el 75% de sus botellas y latas para su reciclaje. Este cambio lo consideran como un enfoque más cómodo que no aborda la raíz del problema: la producción masiva de plásticos de un solo uso.
El anuncio lo realizó en diciembre de 2024, cuando Coca-Cola comunicó su intención de ajustar sus objetivos ambientales. La vicepresidenta ejecutiva Bea Pérez mencionó que estos desafíos son complejos y requieren una mejor asignación de recursos y colaboración con socios. Sin embargo, muchos críticos consideran que este enfoque es insuficiente ante la magnitud del problema de contaminación plástica.
Los nuevos objetivos reflejan una tendencia más amplia entre las grandes corporaciones que, presionadas por las críticas y la legislación ambiental, han comenzado a migrar sus metas hacia enfoques menos ambiciosos. Este tipo de cambios se interpreta como una falta de compromiso real con la sostenibilidad y una respuesta a corto plazo a las crecientes preocupaciones sobre el impacto ambiental.
Nuevos objetivos
Los nuevos objetivos reflejan un enfoque más modesto hacia el reciclaje y la reducción de emisiones. El cambio representa una desviación significativa de su compromiso anterior, que aspiraba a alcanzar un 50% de contenido reciclado para 2030. La empresa justifica esta modificación al señalar los desafíos relacionados con el abastecimiento, los costos y la calidad de los materiales reciclados.
Además, se ha comprometido a recolectar y reciclar el 75% de las botellas y latas que comercializa. Aunque Coca-Cola ha logrado que más del 95% de los envases plásticos que usa estén diseñados para ser reciclables, solo el 27% de los materiales utilizados en sus empaques son reciclados actualmente, lo que indica que aún queda un largo camino por recorrer. Este enfoque se enmarca dentro de una estrategia más amplia para mejorar la seguridad hídrica y reducir las emisiones en toda su cadena de suministro.
La estrategia ambiental de Coca-Cola también se sustenta en promover el uso de envases reutilizables. En 2022, el 14% del volumen global de bebidas se comercializó en botellas retornables de vidrio o plástico, muy lejos del objetivo del 25% para 2030. La empresa tiene planeado continuar con las inversiones en este modelo en regiones donde ya exista infraestructura adecuada. Espera trabajar con socios locales e internacionales para mejorar los sistemas de recolección y fomentar el diseño innovador.
En cuanto al manejo del agua, asegura haber devuelto a la naturaleza y comunidades el 100% del agua utilizada en sus productos terminados desde 2015. Ahora, se compromete a devolver el 100% del agua utilizada en más de 200 localidades con alto riesgo hídrico. Para ello evaluará los perfiles de riesgo de sus instalaciones de producción cada cinco años, con el fin de ajustar inversiones.
La dimensión del problema
La contaminación plástica es una crisis global. Según el Foro Económico Mundial, se espera que la cantidad de plástico en los océanos se cuadruplique para 2050. En este contexto, Coca-Cola ha sido nombrada la mayor contaminadora del mundo por el uso de gran cantidad de envases de plástico.
La producción masiva de plástico ha llevado a que los océanos y ecosistemas terrestres estén saturados con desechos plásticos. Esto no solo afecta a la vida marina, sino que también tiene repercusiones en la salud humana. Los microplásticos han sido encontrados en alimentos y agua potable, lo que plantea serias preocupaciones sobre su impacto en la salud pública.
Además, se calcula que cada año se producen alrededor de 300 millones de toneladas de plástico nuevo, gran parte del cual termina en vertederos o en el medio ambiente. Este problema se agrava por la baja tasa de reciclaje global. Solo un pequeño porcentaje del plástico producido se recicla efectivamente. Por tanto, las iniciativas como las anunciadas por Coca-Cola deben ser vistas dentro del contexto más amplio de esta crisis global.
Gran contaminadora
Un estudio que documenta el flagelo de los desechos plásticos en todo el mundo descubrió que más de la mitad de la contaminación de plásticos es causada por 56 empresas. Más del 20% de la contaminación causada por los residuos plásticos en el mundo está vinculada con cuatro marcas: The Coca-Cola Company (11 %), PepsiCo (5 %), Nestlé (3 %) y Danone (2 %).
La investigación, publicada en la revista Science Advances y dirigida por científicos de la Universidad de Dalhousie en colaboración con universidades de varias partes del mundo, se basa en auditorías sobre la contaminación plástica en 84 países durante un período de cinco años.
“Estas son algunas de las corporaciones más grandes del mundo. Y tienen presencia en todos los países del planeta”, dijo el coautor del estudio, Tony Walker, profesor en la Escuela de Estudios Ambientales y de Recursos en la Universidad Dalhousie. El análisis verificado por otros investigadores utilizó datos recopilados por voluntarios en más de 1.500 eventos en playas, parques, ríos y otros espacios públicos.
La coalición de acción climática Break Free From Plastic también la colocó, por sexto año consecutivo, como empresa contaminadora de plástico superior, con 33.820 piezas de desechos plásticos recolectadas en 2023, la cantidad más alta registrada desde que comenzó la auditoría anual de marca. La iniciativa comunitaria participativa recopila, cuenta y documenta los desechos plásticos para identificar a las empresas responsables de la contaminación.
Críticas a Coca-Cola
Activistas como Matt Littlejohn, de Oceana, han calificado de “miopía” e “irresponsable” el cambio de estrategia. Argumentan que la empresa está evadiendo su responsabilidad al no centrarse en soluciones más efectivas como el uso de envases reutilizables. La eliminación del objetivo original de aumentar este tipo de envases ha generado desconfianza entre consumidores y defensores del medio ambiente.
El grupo Break Free From Plastic señaló que la imagen corporativa Coca-Cola que promueve iniciativas ambientales contrasta con su puesto destacado en el ranking de empresas contaminadoras por uso de envases de plástico a nivel mundial. Este tipo de contradicciones alimenta las acusaciones de greenwashing, donde las empresas aparentan ser responsables ambientalmente sin realizar cambios significativos.
Los críticos también señalan que el enfoque actual en el reciclaje no aborda adecuadamente la producción continua de plásticos nuevos. A pesar del aumento en el uso de materiales reciclados, las cifras muestran que Coca-Cola sigue produciendo grandes cantidades de envases desechables. Esto plantea dudas sobre la sinceridad y efectividad de sus esfuerzos hacia una verdadera sostenibilidad.
Surgió del aprendizaje
Coca-Cola defiende su nueva estrategia con el argumento de que se basa en aprendizajes obtenidos a lo largo de los años. Bea Pérez afirma que estos desafíos son complejos y requieren colaboración con socios para lograr un impacto positivo duradero. Sin embargo, muchos consideran que son solo palabras sin peso ante la magnitud del problema.
La compañía ha anunciado planes para mejorar la infraestructura de reciclaje y trabajar con gobiernos locales y socios embotelladores para aumentar las tasas de recolección. Pero estas acciones son vistas como insuficientes por aquellos que argumentan que es necesario un cambio más radical hacia sistemas reutilizables.
Además, Coca-Cola ha sido criticada por retirar silenciosamente su compromiso anterior con los envases reutilizables justo antes de importantes negociaciones internacionales sobre plásticos. Este tipo de acciones genera desconfianza entre los consumidores y pone en duda el compromiso real de la empresa con un futuro sostenible.
En 2018, Coca-Cola había prometido reciclar una botella por cada una vendida para 2030. Sin embargo, con el nuevo enfoque, la empresa está optando por soluciones superficiales y no está dispuesta a realizar cambios estructurales significativos.
Las iniciativas pasadas habían generado expectativas altas entre grupos ambientalistas. Por lo que el reciente retroceso ha dejado claro que Coca-Cola prefiere mantener su modelo actual basado en envases desechables. Además, el aumento en el uso total de plástico por parte de la empresa durante los últimos años contradice sus afirmaciones sobre sostenibilidad. En 2022, se reportó un incremento del 6% en su uso total de envases plásticos, lo cual refleja una tendencia preocupante dentro del contexto global actual.
La presión regulatoria
Los consumidores y activistas han comenzado a presionar a Coca-Cola para que tome medidas más efectivas. Las campañas públicas y las peticiones han crecido en número, exigiendo a la empresa que abandone su modelo basado en plásticos desechables y adopte uno más sostenible.
El poder de decisión de los consumidores es fundamental en este debate. Su demanda por productos sostenibles puede influir significativamente en las decisiones corporativas. Las empresas están cada vez más conscientes de que su reputación depende de su compromiso con el medio ambiente. Deben adaptarse o arriesgarse a perder relevancia ante un consumidor cada vez más informado.
Los gobiernos están implementando regulaciones más estrictas sobre plásticos desechables y promoviendo iniciativas para mejorar el reciclaje. Esta presión puede actuar como un catalizador para cambios dentro de empresas como Coca-Cola, obligándolas a reconsiderar sus prácticas actuales.
Asimismo, las campañas organizadas por grupos ambientalistas han demostrado ser efectivas al generar conciencia sobre problemas específicos relacionados con el plástico. Estas iniciativas pueden llevar a cambios significativos si logran movilizar suficientes personas para exigir acciones concretas a las empresas.