La emergencia climática, los compromisos para la descarbonización, el desarrollo de las renovables y la falta de independencia impulsan la erradicación de los combustibles fósiles de nuestro sistema energético. La guerra de Ucrania ha agudizado el problema y evidenciado la necesidad de acelerar el cambio de modelo de gestión. La transición energética y la integración de renovables están provocando una variabilidad cada vez mayor tanto en la generación como en la demanda, que exigen disponer de tecnologías que garanticen firmeza, seguridad y flexibilidad.
El Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) es un organismo público de investigación adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Secretaría General de Investigación, focalizado principalmente en los ámbitos de la energía y el medio ambiente y los campos tecnológicos relacionados con ambos. Ocupa una posición intermedia en la cadena que va desde la creación de conocimiento básico a la aplicación industrial, de forma que su ámbito de actividad busca siempre servir de puente entre la I+D+i y los objetivos de interés social.
«El sistema energético de la Unión Europea es ineficiente tanto desde el punto de vista técnico como económico. Un sistema energético integrado es crucial para alcanzar el objetivo del Pacto Verde Europeo de la neutralidad climática de aquí a 2050»
En este sentido, se trabaja estrechamente con otros centros nacionales de I+D+i, instituciones, universidades y empresas del sector de nuestro país con el fi n de transferir los conocimientos y la tecnología que se han generado, y con ello apoyar y ayudar al impulso de la innovación y al cambio del modelo económico basándose en el conocimiento.
Mercedes Ballesteros dirige el Departamento de Energía cuyas actividades de I+D+i abarcan un amplísimo espectro de tecnologías energéticas, desde la nuclear de fisión hasta las energías renovables (eólica, fotovoltaica, bioenergía, solar de concentración), pasando por el estudio de procesos sostenibles de combustión, las pilas de combustible, la eficiencia energética y el estudio integrado de los sistemas energéticos.
¿Cómo afecta la invasión de Ucrania a la sostenibilidad ambiental y la seguridad en el suministro eléctrico?
La invasión de Rusia a Ucrania está indisolublemente ligada a la crisis energética mundial. Rusia es el tercer mayor productor de petróleo del mundo, después de Estados Unidos y Arabia Saudita (lo que representa el 12% de la producción mundial) y el segundo mayor productor de gas después de Estados Unidos (17 % de la producción mundial). Las preocupaciones sobre la seguridad energética son particularmente agudas en Europa, que depende en gran medida de las exportaciones rusas de carbón, petróleo y gas.
Durante las últimas tres décadas, la Unión Europea ha recibido casi el 40% de su gas y más de una cuarta parte de su petróleo de Rusia. Según Eurostat, algunos países, como Polonia y Francia, han disminuido su dependencia del combustible ruso en las últimas décadas, en cambio otros, como Alemania e Italia, se han vuelto más dependientes. Ante esta situación el canciller alemán, Olaf Scholz, ha insistido en que Alemania abandonará su adicción al gas y reiteró el compromiso de ser neutral en carbono en 25 años, ampliando la capacidad de energía solar y eólica
¿Ha llegado el momento de resolver nuestros puntos vulnerables y de ser más independientes en nuestras opciones energéticas?
Para reducir el control de Rusia sobre los suministros energéticos europeos, a la vez que cumplimos nuestros objetivos de lucha contra el cambio climático, es necesario acelerar el cambio hacia suministros de energía más eficientes y limpios para alejarse por completo de los combustibles fósiles. Pero Europa no puede cerrar el uso de petróleo y gas de la noche a la mañana. En el corto plazo, la Unión Europea debe actuar de manera conjunta y rápida para mirar más allá de Rusia en busca de suministros de petróleo y gas.
Para avanzar en la descarbonización, ¿qué cambios hay que realizar en el actual modelo energético?
La descarbonización del sistema energético requiere una transformación masiva en la forma en que utilizamos la energía. Como regla general, no se deberían acometer nuevas inversiones en tecnologías fósiles y avanzar de manera decidida hacia la electrificación del transporte y la calefacción utilizando renovables. También hay que avanzar rápido en producción de gases renovables, incluido el hidrógeno verde, y los combustibles sintéticos como alternativa en sectores difícilmente electrificables como la aviación o determinadas industrias. Otra medida importante sería generalizar para todos los sectores el comercio de emisiones de gases de efecto invernadero y proporcionar una orientación de precios del CO2 a más a largo plazo
«Es preciso desarrollar una infraestructura de red compatible con un aumento sustancial en la generación de electricidad a partir de energías renovables y replantear cómo se financian las infraestructuras de transporte»
Hay que tomar medidas para garantizar cadenas de valor energéticas bajas en carbono y desarrollar una infraestructura de red compatible con un aumento sustancial en la generación de electricidad a partir de energías renovables, y esto pasa por un profundo replanteamiento de cómo se financian las infraestructuras de transporte en la UE.
España es líder en renovables, pero la dependencia energética se sitúa 20 puntos por encima de la media europea. ¿Cómo reducir esa dependencia que lastra el crecimiento económico?
La solución pasa por una reducción del consumo de la energía mediante la optimización de recursos y la mejora de la eficiencia energética y por aumentar la entrada de renovables. Estas son las únicas alternativas para reducir nuestra dependencia en energética, y para ello se necesita el compromiso de todos los actores implicados: sociedad, gobiernos y sector privado.
La transición energética no pasa por desarrollar una única tecnología. ¿De qué forma se pueden incentivar soluciones adaptadas?
Algunas de las soluciones tecnológicas necesarias para lograr la neutralidad climática todavía no están tecnológicamente maduras, y por lo tanto, se necesita ser valiente para permitir el despliegue de las diferentes tecnologías, aun sabiendo que algunas resultarán ser callejones sin salida y no llegarán a mercado.
Las medidas regulatorias deben adaptarse para dar cabida a estas nuevas tecnologías y permitir probar muchas soluciones diferentes en paralelo, de modo que se identifiquen las soluciones no aptas y aquellas con más probabilidades de llegar al mercado.
¿La integración del sistema energético de la Unión Europea es un objetivo clave para alcanzar una Europa climáticamente neutra?
Estamos viendo que el sistema energético de la UE es ineficiente tanto desde el punto de vista técnico como económico. Un sistema energético integrado es crucial para alcanzar el objetivo del Pacto Verde Europeo de la neutralidad climática de aquí a 2050.
Europa entiende la integración del sistema energético como la planificación y el funcionamiento del sistema energético en su conjunto, incluyendo múltiples vectores energéticos (electricidad, calor, frío, gas, combustibles sólidos y líquidos), infraestructuras y sectores de uso final, como los edificios, el transporte o la industria.
Para avanzar en la descarbonización se precisa la colaboración público-privada y una regulación adecuada. ¿Cómo articularla?
Es necesario que los gobiernos trabajen en estrecha colaboración con el sector privado para desarrollar soluciones efectivas. Las asociaciones público-privadas son un buen instrumento para ello y serán esenciales para lograr los ambiciosos objetivos de descarbonización.
“Para reducir el control de Rusia sobre el suministro energético europeo, y cumplir los objetivos de lucha contra el cambio climático, hay que acelerar el cambio hacia suministros de energía más eficientes y limpios para alejarse por completo de combustibles fósiles”
Se necesitan políticas públicas (fiscales, energéticas, educativas…) que aporten un marco de seguridad y certidumbre capaz de atraer inversiones y provocar cambios en la sociedad, pero las soluciones concretas vendrán de la mano de las empresas. El cambio debe ser rápido e implica la disrupción tecnológica. Y aquí la administración puede ser más retadora, reclamando soluciones novedosas a las empresas y utilizando su poder de compra para fomentar la innovación. Las empresas tienen además un enorme poder de arrastre y de transformación a través de su cadena de valor.
Se necesita, asimismo, inversión público-privada y alinear los flujos financieros hacia la descarbonización. La inversión pública será claramente insuficiente para movilizar el capital requerido, por lo que la principal fuente de financiación será privada. Pero hará falta más diálogo, más conocimiento y nuevos modelos de riesgos
¿Cuál es el papel del almacenamiento en la transición energética?
Un papel fundamental. Para evolucionar hacia escenarios con mayor presencia de energías renovables discontinuas, el problema de casar la potencia generada renovable con la demanda total en cada instante va a crecer inevitablemente. Por ello, es necesario avanzar en el desarrollo de sistemas de almacenamiento que permitan aumentar la flexibilidad de gestión y la uniformidad del flujo energético, y así reducir la variabilidad que suele caracterizar las tecnologías renovables no programables y con curvas de producción no sincronizadas con la demanda, como es el caso de la eólica y la fotovoltaica.