Un grupo de médicos y profesionales de la salud belgas pide a las autoridades de ese país se investigue a la OMS, “por haber creado una infodemia de coronavirus para fingir una pandemia”.
En una extensa carta abierta, los especialistas repasan los hechos ocurridos en estos siete meses de la declaratoria de la pandemia. Cuestionan las decisiones de la organización y el manejo de esta emergencia sanitaria global, que ha traído nefastas consecuencias para la economía, el comportamiento de las sociedades y el avance de los países.
Los profesionales de la salud remitieron la misiva a las autoridades belgas, pero la contundencia de los planteamientos ha trascendido las fronteras y llama al debate sobre la gestión de la crisis. En especial, de la “infodemia” creada por la OMS en tan particular episodio de la humanidad.
Ese término casualmente lo emplea la OMS para referirse a la sobreabundancia de información sobre el coronavirus. Señala la RAE que el acrónimo “infodemia” (infodemic en inglés), se deriva de la unión de dos palabras, información y epidemia. Se acuña al exceso de información, en gran parte falsa, sobre un problema, que dificulta su solución”.
Advierten que «después del pánico inicial que rodeó la COVID-19, los hechos objetivos ahora muestran una imagen completamente diferente. Ya no hay justificación médica para ninguna política de emergencia».
En ese sentido, piden “el fin de todas las medidas”. Así como “una restauración inmediata de nuestra gobernanza democrática y estructuras legales normales y de todas nuestras libertades civiles”.
En el mundo se superan los 36,4 millones de contagiados y más de 1.062.029 fallecidos por la COVID-19. Mientras, en Bélgica las autoridades han reimpuesto medidas restrictivas por los rebrotes. En Bruselas los bares y restaurantes deben permanecer cerrados al menos por un mes.
Médicos belgas cuestionan a la OMS
La Organización Mundial de la Salud ha librado luchas no solo en la gestión de la emergencia sanitaria sino en otros frentes. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el viceprimer ministro japonés, Taro Aso, señalaron a la OMS de ser muy complaciente con China, país originario del coronavirus.
Ahora, este grupo de médicos, encuentra más desaciertos. “La OMS predijo una pandemia que cobraría un 3,4% de víctimas, es decir millones de muertes. Resaltó que era un virus altamente contagioso para el que no se disponía de tratamiento ni vacuna. Esto supuso una presión sin precedentes sobre las unidades de cuidados intensivos de nuestros hospitales”.
Los hechos objetivos muestran una realidad completamente diferente, indican. “La COVID -19 siguió el curso de una ola normal de infección similar a una temporada de gripe. Como cada año, vemos una mezcla de virus de influenza siguiendo la curva. Primero los rinovirus, luego los virus de influenza A y B, seguidos de los coronavirus. No hay nada diferente a lo que vemos normalmente. La mortalidad resultó ser menor de lo esperado y cercana a la de una gripe estacional normal (0,2%)”, refiere la carta.
Los grupos más vulnerables pueden identificarse claramente. La gran mayoría de los pacientes muertos tenían 80 años o más. El 70% de los fallecidos, menores de 70 años, tenían algún trastorno subyacente, como sufrimiento cardiovascular, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar crónica u obesidad. La gran mayoría de las personas infectadas (98%) no se enfermaron o apenas se enfermaron y se recuperan espontáneamente.
Sostienen que existe una terapia asequible, segura y eficiente disponible para los que muestran síntomas graves: la HCQ (hidroxicloroquina), zinc y azitromicina. Aseguran que esta terapia aplicada rápidamente conduce a la recuperación y, a menudo, evita la hospitalización. Casi nadie tiene que morir ahora.
Inexactitud de PCR y muertes por vacunas
Los médicos belgas contravienen la posición de la OMS sobre el uso de la prueba de PCR. Aseguran que es inespecífica, produce muchos falsos positivos y muestra un panorama exponencial. «Esta prueba se apresuró a realizar con un procedimiento de emergencia y nunca se autocomprobó seriamente. El creador advirtió que esta prueba estaba destinada a la investigación y no al diagnóstico”, señalan.
La prueba no mide cuántos virus hay en la muestra. Una infección viral real significa una presencia masiva de virus, la llamada carga de virus. Si alguien da positivo esto no significa que esa persona en realidad esté clínicamente infectada, esté enferma o vaya a enfermarse. El postulado de Koch no se cumplió (“El agente puro que se encuentra en un paciente con quejas puede provocar las mismas quejas en una persona sana”).
En cuanto a las vacunas, dicen, los estudios contra la influenza muestran que en 10 años solo se ha logrado tres veces desarrollar una vacuna con una tasa de eficiencia de más del 50%. “Una vacuna es como mucho una solución temporal, que requiere nuevas vacunas cada vez. Una vacuna no probada, que se implementa mediante un procedimiento de emergencia y para la cual los fabricantes ya han obtenido inmunidad legal ante posibles daños, plantea serias preguntas. No deseamos utilizar a nuestros pacientes como conejillos de indias.
A escala mundial, se esperan 700. 000 casos de daños o muertes como resultado de la vacuna. Si el 95% de las personas experimentan Covid-19 prácticamente sin síntomas. Por tanto, el riesgo de exposición a una vacuna no probada es irresponsable.
El pronunciamiento también ataca a los medios y su actuación parcializada de informar los hechos. “El implacable bombardeo de cifras, día tras día, hora tras hora, sin interpretarlas. Sin compararlas con las muertes por gripe en otros años, o con las muertes por otras causas, llevando a una verdadera psicosis de miedo en la población. Esto no es información, es manipulación”.
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