Por Andrés Tovar
09/01/2017
Zain, de siete años de edad, acaba de terminar el segundo grado en una zona rural del norte de El Cairo. Su prima de 4 años, Farida, no ha comenzado la escuela comenzado aún.
A pesar de que la pareja todavía está aprendiendo los conceptos básicos sobre el mundo y sobre sí mismos, ahora están «unidos por la vida». Sus familias acaban de llevar a cabo una ceremonia de compromiso para formalizar su matrimonio. El padre de Zain ha pagado una dote de $ 1,000 para la chica. Las imágenes de la «ceremonia» muestran a Zain y Farida sentados en un sofá floral, acomodados con unos cojines tan grandes como ellos. Zain trata de ponerle un anillo en el dedo pequeño de Farida mientras mira con timidez a la cámara.
Si usted no conoce el contexto podría pensar que las imágenes son sólo dos primitos jugando o participando de alguna tradición inocente.
بالصور.."زين وفريدة لبعض".. تفاصيل خطِبة أصغر عروسين بالقليوبيةhttps://t.co/ISzDUVDFpm pic.twitter.com/NEggOVYHlA
— اليوم السابع (@youm7) January 7, 2017
Pero eso no es lo que está sucediendo en absoluto. A su corta edad, Zain y Farida están siendo víctimas del matrimonio infantil, inmersos en gestiones de boda obsoletas sin tener en cuenta cuán profundamente les afectará esta decisión más tarde en la vida.
«Todos los miembros de la familia estuvieron de acuerdo, a pesar corta edad de la pareja,» dijo el padre de Zain al periódico local Al-Youm al-Sabe.
El drama del matrimonio infantil
En líneas generales, el matrimonio infantil es una forma vil y grotesca de explotación: una joven se casa con un hombre mucho mayor y espera que comience a tener hijos. En raras ocasiones es tan absurdo como el compromiso de Zain y Farida, dos niños que casi no tienen conciencia de su lugar en el mundo que ahora están signados por sus familias, contrato de por medio, para ser protagonistas de un evento que les definirá la vida.
Los matrimonios arreglados son comunes en todo el mundo, con padres que juegan papeles decisivos en el emparejamiento, y el valor de esta práctica es culturalmente relativo. El matrimonio infantil, sin embargo, es un asunto completamente diferente. Los niños nunca deben ser obligados al matrimonio para cualquier propósito. Se les debe permitir terminar su educación y convertirse en adultos antes de considerar un compromiso tan dramático.
Mientras Zain también se le niega una oportunidad de decidir, el matrimonio infantil afecta fundamentalmente a las niñas como Farida que son tratadas como ganado regularmente.
En Egipto, el 17% de las niñas han sido obligadas a contraer matrimonio antes de los 18 años y 2% están casadas antes de cumplir los 15. A nivel mundial en la actualidad, más de 700 millones de mujeres contrajeron matrimonio cuando eran niñas. Y una de cada tres niñas en los países en desarrollo se han casado siendo menores de edad, según datos de la ONU recopilados por la ONG Girls Not Bride.
Un problema complejo
El problema no sólo hay que verlo desde un punto legal, sino sociológico. Las niñas que se casan tienen más probabilidades de tener hijos mientras que ellas son aún inmaduras físicamente, lo que significa que tienden a tener más problemas de salud durante el embarazo y el parto y sus bebés tendrán una probabilidad reducida de supervivencia.
Esto sin contar la dificultad que tendrá la madre para la crianza de sus hijos y para el desarrollo de su vida personal y social. A las niñas se les roba la oportunidad de aprender, crecer y aprovechar plenamente su potencial; el matrimonio infantil les quita poder de forma sistemática. Y les asegura que serán dependientes de los demás toda su vida, dejando el control de su vida en manos de otra persona.
La edad legal para contraer matrimonio en Egipto ha sido de 18 desde el año 2008, pero su aplicación sigue siendo débil, sobretodo en una sociedad civil que se deshace bajo la presión de una revolución fallida, un cuasi estado de guerra y una economía fulminante.
El matrimonio infantil aumenta en períodos de inestabilidad, cuando las familias están desesperadas por ingresos. Esto podría ser la razón de las familias de Farida y Zain sentían que podían celebrar públicamente el compromiso.
Por ahora, Zain y Farida no están casados técnicamente, sin embargo, su compromiso expone los profundos problemas sociales. Las citas para jugar, para ir a la escuela y para deambular en el azar de la infancia deberían ser lo único que les preocupa.