La amenaza del plástico de un solo uso continúa ahora con la amplia utilización de material sanitario. En 1950 se producían nueve millones de toneladas métricas frente a los 400 millones en 2015. La mitad de esas muchas toneladas fueron producidas en los últimos años.
Un problema grave y creciente. Solo 9% de esos residuos plásticos fue reciclado, 12% incinerado y 79% terminó en vertederos o en el medioambiente.
El año 2021 prometía que este problema de tantas toneladas comenzaría desaparecer con la entrada en vigencia de la prohibición de las bolsas plásticas y plástico de un solo uso, que aprobara el año pasado el Parlamento Europeo.
Las #mascarillas y los guantes son nuestra nueva realidad.
¿Dónde se tiran? ¿Se pueden reutilizar? ¿Qué modelos se deben utilizar?
Hay que ser conscientes para no generar más #plástico.
¡Y recuerda que esta tarde tenemos a @Celia_Ojeda en instagram!https://t.co/tQ7BoBqV0x— Greenpeace Madrid (@greenpeace_madr) May 27, 2020
Material sanitario contra la pandemia
Con la llegada de la pandemia de la COVID-19 millones de productos de plástico -en su mayoría desechables- se están utilizando para prevenir el riesgo de la infección por el virus SARS-CoV-2.
Solo en abril, España recibió cuatro millones de mascarillas a la semana. En las tres primeras semanas de mayo se distribuyeron entre las comunidades autónomas y otros organismos 36 millones de guantes, más de 210.000 gafas de protección, más de 353.000 batas, 4,7 millones de test rápidos, más de 852.000 kits PCR y más de 880.000 de calzas o delantales.
Los datos son sobrecogedores y hacen que la meta puesta por el Parlamento Europeo de eliminar el plástico de un solo uso palidezca y se vea lejos, muy lejos.
En España no solo han llegado cantidades astronómicas de material sanitario hecho de plástico, sino que la industria doméstica espera producir 10 millones de mascarillas higiénicas mensuales.
A este gran volumen se suma la industria internacional. Solo en el mes de marzo China vendió a los países afectados por la COVID-19 lo siguiente: 3.860 millones de mascarillas, 37,5 millones de trajes de protección, 16.000 respiradores y 2,84 millones de kits de detección de la COVID-19.
La mayoría de estos productos de plásticos son de usar y tirar. Además de que se ha conseguido en el plástico el mejor material para frenar los contagios de la enfermedad, ya que es liviano, económico y versátil. Sin embargo, ya el medioambiente está empezando a sentir los efectos del amplio uso que se le está dando a material sanitario hecho con plástico.
La pandemia de la #COVID19 tiene un creciente impacto en el tejido productivo de España. El parón a las actividades, la caída de la demanda y los impagos, entre otros factores, generando pérdidas que se traducen desempleo, cierre de empresas y…https://t.co/NItYLAqJAi
— Cambio16 (@Cambio16) May 25, 2020
Medioambiente en riesgo
En las playas del archipiélago de Soko, entre Hong Kong y Lantau, se han visto mascarillas flotando, indicativo de que hay una mala gestión del residuo.
Antes de la pandemia, cada año llegaban a los mares y océanos aproximadamente 12 millones de residuos plásticos, una amenaza que aumenta con la enorme cantidad de máscaras, guantes y otros artículos EPI que llenan las calles y aceras del mundo. El riesgo es que lleguen al mar, que tortugas marinas, aves y otros animales oceánicos los ingieran o se enreden en ellos. Un estudio hecho por la Universidad de Florida Central apuntaba que un conjunto de aves rapaces presentaban microplásticos en el tracto gastrointestinal.
Pero hay más malas noticias. Resulta que los mares no serán los únicos ecosistemas afectados por estas enormes cantidades de material sanitario. Los sistemas terrestres también se pueden ver afectados por el plástico que puede quedarse cientos de años en el entorno.
Frente a esta enorme y pesada amenaza hay alternativas biodegradables que posibilitan el desarrollo de material sanitario alternativo. El IATA (Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos) empezó a diseñar y producir filtros biodegradables con viricidas para las mascarillas.
Los filtros fungibles se pueden intercambiar diariamente para no tener que desechar el material sanitario por completo. Y además de proteger mejor contra el virus SARS-CoV-2, evitarían la contaminación ambiental. Una solución creativa y necesaria para que el material sanitario hecho de plástico no termine inundándonos aún más con toneladas y toneladas de residuos.
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