Ante el repunte vertiginoso de contagios de la COVID-19, algunos gobiernos europeos han redoblado las medidas de restricción. En respuesta, han resurgido masivas protestas y enfrentamientos ciudadanos con la policía en varias capitales de Europa.
Decenas de miles de personas marcharon el fin de semana en Bruselas, la capital belga, para protestar contra las medidas anti-COVID. Sumándose a las ocurridas en Zagreb (Croacia) y Viena (Austria). Y a las registradas el viernes en Rotterdam que terminó con disturbios y heridos.
La gran preocupación que ronda en Europa en estas semanas es el repentino y potente avance de la cuarta ola del coronavirus que obliga tomar medidas drásticas e inmediatas. Sin embargo, parte de sus poblaciones se levantan en multitudinarias marchas en desacuerdo con la decisión gubernamental..
El director regional de la Organización Mundial de la Salud, Hans Kluge, dijo que podría haber medio millón de muertos en Europa si no se responde rápidamente a su avance. Ante las deficientes tasas de vacunación y la alta circulación de la variante delta.
En Bruselas miles de personas se movilizaron con el lema “Juntos por la libertad”. La policía calculó que unas 35.000 personas participaron. Algunos lanzaron bombas de humo o fuegos artificiales al llegar a la sede de la Unión Europea. Hubo incidentes entre los agentes de seguridad y los manifestantes. Los disturbios terminaron con más de 40 detenidos.
La marcha repudió la serie de normas establecidas recientemente por el gobierno. Entre ellas, la obligación de presentar el certificado COVID-19 para acceder a lugares públicos, ministerios, correos o lugares concurridos. En Bélgica este documento ya estaba vigente desde octubre para ingresar a cines, teatros o restaurantes.
Restricciones derivan en protestas en Europa
En Bruselas también quedó en el centro de la crítica la vacunación obligatoria para el personal sanitario. En caso de no inmunizarse serán suspendidos de su trabajo desde el 1 de enero hasta el 31 de marzo. El contrato les será rescindido sin sueldo hasta que se vacune.
El repunte de casos de la COVID-19 en Bélgica tiene una incidencia acumulada de un 19% en la última semana. Hasta los 1.346 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. En respuesta, el gobierno endureció algunas restricciones, aunque no se han cerrado sectores económicos ni se ha confinado a ciertos colectivos, como en otros países de la región. En Europa también se han registrado protestas en Milán, donde hubo choques con la policía, la gente tumbó las vallas de seguridad y hubo detenidos. Protestaban contra el pasaporte sanitario. Asimismo hubo fuertes protestas en Roma.
El caso de Rotterdam llamó la atención por la virulencia de los incidentes. Hubo dos manifestantes heridos de bala que se encuentran internados. La policía les disparó cuando algunos grupos arrasaban el distrito comercial en el centro de la ciudad portuaria, provocaban incendios y arrojaban piedras y fuegos artificiales a los agentes.
En Croacia, solo el 46% de los habitantes está completamente vacunado y es uno de los territorios más golpeados por la nueva ola. Registraron 5.614 nuevos casos, 65 muertos en las últimas 24 horas y tiene más de 2.000 personas hospitalizadas. Sin embargo, cerca de 15.000 civiles se manifestaron en el centro de la capital contra las medidas del gobierno.
Sobresalieron líderes de la ultraderecha y activistas conservadores tildaron de “traidor” al primer ministro conservador Andrej Plenkovic. Y exigieron al gobierno que anulara la obligación de mostrar el certificado COVID-19 en instituciones públicas y obliga el uso de la mascarilla.
Enfrentando la cuarta ola de la pandemia
En otras ciudades de Europa se han reportado protestas. En Viena, las manifestaciones fueron impulsadas por el partido ultraderechista FPÖ. Luego de la convocatoria fomentada por el líder Herbert Kickl, quien no asistió por estar aislado.
«Demostremos a los que están en el poder que la verdad, la humanidad y la voluntad de ser libres son más fuertes que cualquier represión», escribió en sus redes sociales.
La protesta estaba dirigida a la decisión del gobierno de imponer un nuevo confinamiento general para las personas no esenciales (ya existía uno para los no vacunados). Y la obligatoriedad de recibir la vacuna en febrero próximo para elevar el porcentaje de inoculados que solamente alcanza el 65% y es una de las más bajas de Europa Occidental.
Con banderas nacionales y pancartas en las que se leía «Libertad», los manifestantes gritaron «¡Resistencia!» y abuchearon a la policía.
Entretanto, Alemania prepara un paquete de nuevas disposiciones para enfrentar la cuarta ola. Aunque la duda estará en si son viables para controlar su cumplimiento. Por ejemplo, que solamente las personas vacunadas o con un test negativo puedan usar el transporte público.
Además, la futura coalición de Gobierno exige a los estados que tomen medidas según la ocupación hospitalaria de cada región. Dependiendo del nivel de afectados por 100.000 ciudadanos se restringirán espacios comunes o se pedirán requisitos más estrictos para acceder, recoge France24.
Esta semana, la cantidad de contagios estuvo en 372,7 por cada 100.000 habitantes. Una cifra muy superior a los 289 de la semana anterior o a los 85,6 del mes pasado. Dentro de las preocupaciones también aparece la lenta velocidad de vacunación (un 67,9% posee dos dosis). Y hay cerca de 14 millones de personas que se oponen a las inyecciones.