Investigadores científicos determinaron que las mascarillas son esenciales para evitar y controlar la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2 que produce la COVID-19.
El premio Nobel de Química 1995, Mario J. Molina, ingeniero químico mexicano y otros investigadores de renombre publicaron el estudio Identificar la transmisión aérea como la principal ruta de la propagación de la COVID-19, en el cual señalan que ―más allá de otras medidas de prevención y control― el virus se transmite, sobre todo, por el aire.
Así, el uso de la mascarilla determinaría en gran medida la tendencia de la pandemia: “Esta protección reduce en gran forma la cantidad de infecciones. Otras medidas de prevención, como el distanciamiento social, que fue empleado en Estados Unidos, son insuficientes”.
El artículo se publicó en la revista científica Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Participaron miembros de universidades de ese país, entre ellos, Mario J. Molina, ingeniero químico mexicano y premio Nobel de Química en 1995. Recibió el galardón por su coparticipación en determinar cómo gases de cloro, bromo, dióxido de carbono afectaban la capaz de ozono de la Tierra.
En el aire está el coronavirus
Los investigadores consideran que aun cuando todavía no se tiene plena certeza sobre la forma como se transmite el virus, la vía oral es la que predomina y es sumamente virulenta.
Explicaron que el virus se transmite por contacto directo (al toser, estornudar o incluso cuando el contagiado habla o respira), indirecto (a través de los objetos infectados) y por el aire (gotas y aerosoles que se expiden al aire).
“Las gotas grandes yacen en el aire para infectar a las personas u objetos, a diferencia de los aerosoles, que se dispersan en el aire. Si bien la transmisión por contacto directo o indirecto ocurre en poco tiempo, la transmisión por el aire ―a través de los aerosoles― puede darse en una distancia y un tiempo prolongados. Los aerosoles inhalados, que contienen el virus, pasan directamente a lo largo del tracto respiratorio humano”, señalaron.
Por tanto, evaluar cuán efectivas son por sí mismas otras medidas de prevención y control, como el distanciamiento social de entre 1 y 2 metros, depende del conocimiento real de la transmisión de la enfermedad. Para dar con el resultado del estudio, investigaron cuán efectivo fue usar la mascarilla en Wuhan, China (donde se originó el nuevo coronavirus a finales de 2019), Italia y Nueva York desde el 23 de enero hasta el 23 de mayo de este año:
“Nuestro análisis muestra que la diferencia con y sin cobertura facial obligatoria representa el determinante en la configuración de la tendencia de la pandemia en los tres epicentros. Esta medida de protección por sí sola redujo notoriamente el número de infecciones, es decir, más de 78.000 en Italia, del 6 de abril al 9 de mayo, y más de 66.000 en la ciudad de Nueva York, del 17 de abril al 9 de mayo”.
La mascarilla es lo mas efectivo contra el SARS-CoV-2
Advirtieron que un modo probable de prevención y control de la pandemia estriba en el empleo conjunto de las medidas que se han recomendado: el uso de las mascarillas, el distanciamiento social, la cuarentena y el rastreo de las personas que han tenido contacto con contagiados.
“El uso de las mascarillas en público corresponde a los medios más efectivos para prevenir la transmisión interhumana, y esta práctica económica, junto al distanciamiento social, la cuarentena y el rastreo de contactos, representa la oportunidad de lucha más probable para detener la pandemia de la COVID-19”, afirmaron.
Manifestaron que su trabajo evidencia la necesidad de que la ciencia bien fundamentada sea primordial en las decisiones que se adopten con respecto a las pandemias del momento y del futuro.
Mascarillas son esenciales en medio de alerta de rebrotes
La Organización Mundial de la Salud hizo un llamado recientemente a que la población use de manera masiva las mascarillas de tela en los sitios donde siga habiendo contagios y en los que no se pueda guardar el distanciamiento físico.
Recomendó a las personas de la tercera edad y con enfermedades preexistentes usarlas, en vista de que corren un mayor riesgo de contagio y muerte. Se deben seguir cuidando mediante el uso de la mascarilla en los sitios concurridos.
Lo mismo aconsejó para el personal sanitario dentro de los centros de salud de aquellos sitios donde hay contagios masivos. Sin embargo, a los médicos, enfermeros y demás trabajadores del sector salud se les recomienda el uso de la mascarilla médica. La OMS ha advertido que, mientras que no haya una vacuna y no se anuncie el cese de la pandemia existe el riesgo de rebrotes.
Riesgo remoto de una «segunda ola»
Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa, afirmó que existe el riesgo de rebrote de la COVID-19 (la «segunda ola»), pese a las medidas adoptadas. La afirmación la hizo en un momento en el que algunos países están reabriendo las fronteras.
«Las cosas no están mejor que a principios del año. La buena noticia es que hemos aprendido mucho tras la primera ola y, si hay una segunda, estaremos más preparados», le declaró al diario El Confidencial.
Así, en los últimos días se han reportado rebrotes en Roma, Italia, y en un mercado de Pekín, China. No obstante, países de la Unión Europea como Francia, Bélgica y Alemania anunciaron la reapertura de sus fronteras comunitarias. Italia lo hizo a principios de junio.