Por Cambio16
03/01/2017
«Había una montaña de cuerpos, algunos descuartizados, sin brazo, sin pierna y sin cabeza; una escena dantesca, nunca vi algo tan horrible», dijo en declaraciones al diario Folha de São Paulo el juez Luís Carlos Valois, que negoció con los presos que iniciaron el motín de la cárcel de Anísio Jobim de Manaos (Amazonas, Brasil), asegurando que a lo largo de su carrera nunca vio algo tan horrible como las escenas de dentro de la cárcel.
El motín dejó 56 presos muertos, lo que convierte a esta matanza en la mayor desde el episodio de la cárcel de Carandiru en São Paulo en 1992, cuando murieron 111 personas.
El juez fue llamado por la secretaria de Seguridad Pública del gobierno de Amazonas porque la mayoría de presos le conocen y «le tienen respeto», lo que en su opinión ayudó a la liberación de los rehenes.
Según el relato del juez después de los asesinatos los propios presos retiraron los cuerpos del patio donde se realizaron las ejecuciones, los colocaron en la entrada de la cárcel y volvieron a sus respectivas celdas.
La matanza fue una batalla entre dos facciones rivales del narcotráfico: un grupo de miembros de la Familia do Norte (FDN) atacó a otros presos del Primeiro Comando da Capital (PCC).
«Carandirú 2»
El motín de la cárcel Anísio Jobim de Manaos dejó finalmente 56 presos muertos, según informó la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, que en un principio había hablado de al menos 60 víctimas.
El secretario de Estado de Administración Penitenciaria, Pedro Florêncio, explicó que al principio se habían contado 60 muertos pero después verificaron que había algunos cuerpos repetidos.
La cifra convierte a esta rebelión en la mayor matanza acontecida en una cárcel desde la masacre de Carandiru en 1992 en São Paulo, que dejó 111 presos muertos y marcó la historia del país. El secretario de Seguridad Pública de Amazonas, Sérgio Fontes, explicó en una entrevista con el portal UOL que la policía militar no entró en la cárcel precisamente para «evitar un Carandiru 2«.
«Cuando tomamos conocimiento de la rebelión se escogió una opción, la situación no salió de control, una facción peleó con la otra dentro de la cárcel y ¿cuál era la opción del Estado?, ¿hacer un Carandiru 2? o ¿entrar y matar a todo el mundo? No«, dijo.
Añadió que la situación estuvo bajo control en todo momento porque las muertes se produjeron en los primeros 15 minutos, no a lo largo de las 17 horas que duró el motín, y resaltó que todos los rehenes fueron liberados y están bien.
La rebelión se inició con un ataque de la facción de narcotraficantes Familia do Norte (FDN), original de Amazonas, contra el Primeiro Comando da Capital (PCC), que nació en São Paulo pero está extendido por todo el país. El secretario añadió que la matanza perpetrada por la FDN «seguro» que tendrá consecuencias en forma de venganza por parte de los miembros del PCC y esto podría repercutir en todo el país, no solo en el estado de Amazonas. Esto se debe a que la FDN es la aliada local del Comando Vermelho (CV), una de las facciones más poderosas de Brasil y rival histórico del PCC.
Fontes asumió que se está trabajando con la hipótesis de que la orden de la matanza partiera de miembros del CV; de ser así las represalias del PCC podrían sentirse en todo el país, incluso en Río de Janeiro, por ejemplo, feudo del CV.
Videos escabrosos
A menos de 48 horas del motín en Brasil, se filtraron vídeos de la crueldad del enfrentamiento entre las facciones narco del complejo penitenciario de Manaos.
El primero de los vídeos dura poco más de dos minutos. La cámara enfoca desde las alturas lo que parece ser el gimnasio del penal. Allí, los reos rodean los cuerpos de sus rivales. Hay cabezas y extremidades esparcidas por el piso. Al final del clip, incluso ordenan en el piso las cabezas desmembradas cual trofeos de guerra. En otro de los vídeos captan las decapitaciones en vivo y los reos exhiben las cabezas de sus víctimas en primerísimo plano.
Las imágenes son similares a las difundidas por el grupo terrorista Daesh, con decapitaciones, crucifixiones y torturas.
Los presos no sólo coparon el penal, sino que con la filtración de estos vídeos demuestra la anarquía y corrupción en los presidios brasileños. Los criminales lograron hacerse de móviles, grabar la peor matanza en la historia de los motines de Brasil y difundir las nauseabundas imágenes a la prensa.
Las reyertas entre bandas son comunes en las cárceles de Brasil, las cuales sufren un problema de superpoblación y hacinamiento, según han denunciado varias organizaciones de derechos humanos.
Durante la rebelión huyeron unos 90 presos, aunque unos cuarenta ya fueron capturados nuevamente, de acuerdo con las primeras informaciones.
Ver uno de los vídeos acá (imágenes fuertes)