En África han sufrido en carne propia las calamidades del clima extremo: sequías severas y prolongadas que colocaron a algunos de sus países al borde de hambrunas. Y lluvias tan impetuosas que han anegado pueblos enteros. Una investigación sostiene que en ese continente, más 15.000 personas han muerto por estas alteraciones climáticas durante 2023.
Carbon Brief elaboró la investigación en base a los datos de desastres locales proporcionados por fuentes oficiales e informes de organizaciones humanitarias globales e incluso agencias de Naciones Unidas. África es uno de los continentes más vulnerables a los efectos del cambio climático. La mayor frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos tienen consecuencias directas sobre la migración. Solo en 2022 se registraron más de 7,5 millones de nuevos desplazamientos internos por los desastres, según el Informe Mundial sobre Desplazamiento Interno 2023.
Si no se emprenden acciones inmediatas, hasta 105 millones de personas podrían convertirse en migrantes internos en este continente, señala el director de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) para África Oriental y el Cuerno de África, Mohammed Abdiker.
Según la investigación, más de 3.000 personas murieron en mayo a causa de inundaciones repentinas en la República Democrática del Congo y Ruanda. Los científicos no pudieron evaluar el papel del cambio climático en el desastre debido a la falta de estaciones meteorológicas en funcionamiento que registren datos en la región. Asimismo, dice, al menos 860 personas perdieron la vida en inundaciones y deslizamientos de tierra en febrero durante el ciclón tropical Freddy. El ciclón de mayor duración registrado que afectó a Madagascar, Mozambique, Mauricio, Malawi, Reunión y Zimbabue.
Efectos del clima extremo en África
La mayor tragedia se produjo en Libia, tras el paso de la tormenta Daniel en septiembre. La poderosa tormenta arrasó barrios completos y rompió dos represas acabando con la vida del 20% de la población de Derna, en el este del país. Las cifras de muertes superan as 11.000 personas, además de miles de libios que quedaron a la deriva, tras perder sus viviendas y otras pertenencias. Los destrozos todavía se observan en sus calles. A las temibles lluvias, se unen las sequías implacables en Etiopía, Somalia, Kenia, Djibouti, Mauritania y Níger. El análisis de Carbon Brief reitera que al menos 15.700 personas han muerto en desastres por el clima extremo en África en lo que va de 2023.
Se trata de un gran salto con respecto a las 4.000 personas que murieron por estos desastres en 2022. El análisis también muestra que al menos 34 millones de personas se vieron afectadas por los efectos climáticos extremos este año. Esto se compara con 19 millones de personas en 2022. En general, los fenómenos meteorológicos ocurridos en África encajan en un panorama mundial de extremos récord y, en algunos casos, inexplorados.
Los científicos todavía debaten las razones por las que en 2023 se han registrado un calor tan extremo y fenómenos meteorológicos inusuales. Sin embargo, entre los contribuyentes conocidos se incluyen el aumento de temperatura de 1,3 °C y El Niño, dice la web especializada en la ciencia y la política del cambio climático.
“Este año es muy inusual a nivel mundial. En África, casi todos los meses se registraron temperaturas mensuales récord. Y sabemos que El Niño está asociado con precipitaciones inferiores a la media en muchas partes de África, especialmente en el sur”, señala Izidine Pinto, científica climática de Mozambique.
Importantes pérdidas y daños
Joyce Kimutai, científica climática de Kenia que actualmente trabaja en el Instituto Grantham – Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College de Londres, sostiene que “algunos de los fenómenos meteorológicos ocurridos en África este año han dejado a los científicos rascándose la cabeza”.
“La crisis realmente está alterando el sistema climático. Creo que es un desafío, es difícil y también peligroso en cierto modo porque, como científicos del clima, no sabemos exactamente qué está sucediendo. Cada vez que creemos haber entendido el sistema, las cosas siguen cambiando”, comenta. “Así que pensaríamos que podemos informar al público sobre los riesgos que pueden anticipar y cómo deben prepararse, pero el sistema también está jugando con nosotros”.
Kimutai añade que el costo de los fenómenos meteorológicos extremos en las vidas de los africanos en 2023 es un claro ejemplo de “pérdidas y daños”. Un término para describir cómo el cambio climático ya está dañando a las personas, especialmente a los más vulnerables del mundo.
“No estamos en camino de limitar el calentamiento a 1,5 °C. Eso significa que seguiremos experimentando estos eventos extremos y eso va a causar más daño a las comunidades. Al mismo tiempo, la gente de estos países tendrá que hurgar cada vez más en sus bolsillos para hacer frente a estos acontecimientos recurrentes. Lo que eso significa es que las pérdidas y los daños que sabemos seguirán aumentando”, argumenta.
Se espera que las pérdidas y los daños sean un importante tema de conversación en la cumbre climática COP28 en Dubái que comenzará a finales de noviembre. Después de que se acordara un fondo histórico para tales daños en la COP27 en Egipto.
Alta vulnerabilidad y fragilidad
Siete de los 10 países más vulnerables a los desastres climáticos se encuentran en África, refiere el Comité Internacional de Rescate (IRC) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI).
El análisis advierte que los países más vulnerables a los desastres climáticos son aquellos que tienen una baja “preparación climática”. Esto es, las amenazas que el cambio climático plantea a un país y la capacidad de ese país para proteger a sus ciudadanos. Y también tienen altos niveles de “fragilidad”, entendida como la probabilidad de que un país experimente un colapso social en caso de un desastre. Las amenazas que plantea el cambio climático están aumentando con las emisiones de gases de efecto invernadero, de las cuales África es responsable de solo el 2-3%.
En 2023, todas las partes del continente se vieron afectadas por desastres climáticos extremos, desde inundaciones catastróficas en Libia hasta calor intenso en Malawi. En lo que respecta a las inundaciones, se produjeron al menos 23 desastres y los países afectados fueron Angola, Burundi, la República Democrática del Congo, Ghana, Guinea, Etiopía, Kenia, Liberia, Libia, Mauritania, Mozambique, Namibia, Níger, Ruanda, Somalia. Sudáfrica, Tanzania, Uganda y Zambia.
Con diferencia, las más mortíferas fueron las inundaciones de Libia. Un estudio publicado tras la terrible tormenta Daniel encontró que las lluvias extremas eran hasta 50 veces más probables y un 50% más intensas debido al cambio climático.