Por Efe
14/09/2016
La misión Gaia de la Agencia Europea del Espacio (ESA), dotada con dos telescopios de altísima precisión, ha comenzado a desentrañar el laberinto del Universo y a arrojar un torrente de datos que contribuirán a entender el origen y la evolución de la galaxia.
Gaia se lanzó en 2013 y finalizará su misión en el año 2017, y durante ese periodo recopilará la información necesaria para crear un mapa completo de más de 1.000 millones de estrellas, que se publicará previsiblemente a finales del próximo año.
Hoy se han difundido para la comunidad científica los primeros datos de la misión, con datos muy precisos de unos dos millones de estrellas.
Para subrayar la relevancia de esos datos y la eficiencia que está demostrando la sonda han comparecido varios responsables de la ESA en las instalaciones del Centro Europeo de Astronomía Espacial que la Agencia tiene en la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada.
El director de Ciencia de la Agencia Europea del Espacio, Álvaro Giménez, ha subrayado que Gaia será la piedra angular para conocer el origen, la composición y la evolución del universo, pero también algunas de las leyes de la física que «apuntalan» su funcionamiento.
Durante los cinco años que durará esta misión de la ESA se medirá la posición y la velocidad de mil millones de estrellas, y para conseguirlo la sonda observa cada uno de los astros unas setenta veces y suministra tal caudal de datos que permite también conocer detalles sobre su brillo, color y temperatura.
Pero durante su exploración, la cámara de Gaia -que sería capaz de fotografiar desde la Tierra la cara de una moneda depositada en la Luna- se está «encontrando» numerosos y desconocidos objetos celestes, como planetas extrasolares, estrellas «fallidas» que no llegaron a nacer y estrellas «marrones» o enanas.
«Es el sueño de cualquier astrónomo», ha confesado Álvaro Giménez, que se ha mostrado convencido de que los datos que va a arrojar esta misión van a ser el nuevo «punto de referencia» de la astronomía, después de treinta años en los que una gran parte de la ciencia se ha basado en la información recopilada por la misión Hipparcos.
Aquella misión consiguió desentrañar muchos misterios del Sistema Solar, pero Gaia ampliará el conocimiento a toda la Vía Láctea; «conocimos el patio de nuestro vecino, pero ahora vamos a adentrarnos en su jardín», ha señalado la científica Antonella Vallenari, del Observatorio Astronómico de Padua y miembro del consorcio internacional que se ha creado para analizar y procesar los datos de Gaia.
Con los datos que ha comenzado a suministrar esta misión, volcados hoy en las computadoras de miles de astrónomos de todo el mundo, se podrán conocer las diferentes generaciones de estrellas que existen en la Vía Láctea e incluso en otras galaxias.
Servirán también para conocer cómo han viajado a través del tiempo y del espacio esas estrellas y para conseguir la descripción más detallada y precisa que se haya hecho nunca de la estructura y de la evolución de la Vía Láctea.
Fred Jansen, responsable de esta misión de la ESA, considera que se trata de «cribar» el cielo y de abrirse paso por el laberinto del Universo, y ha subrayado la importancia de los datos que ya está facilitando la sonda, pero sobre todo la trascendencia que el procesado y análisis de esos datos van a tener para la ciencia en el futuro.
En el Consorcio internacional que se ha creado para procesar y analizar los datos de Gaia están presentes más de 450 científicos de todo el mundo, y su responsable, Anthony Brown, ha incidido en la trascendencia del caudal de información procedente del cielo, y sobre todo de los dos millones de estrellas más brillantes y próximas a la Tierra.
A su juicio, la misión conseguirá «el mayor avance en la cartografía del cielo» y los datos estelares más precisos que se han obtenido hasta ahora, lo que se traducirá durante los próximos años en una importante producción y publicaciones científicas.