Casandra L. Yacovazzi, profesora asistente de Historia, Universidad del Sur de Florida
En 1963, el mismo año en que la empresaria estadounidense Mary Kay Ash fundó su empresa de cosméticos, la editorial WW Norton publicó La mística de la feminidad, el libro al que desde entonces se le atribuye ampliamente el lanzamiento del movimiento de liberación de la mujer contemporánea. Ash odiaba el término «feminista» y no le gustaba el movimiento. En una entrevista de 1983 con el Dallas Morning News, descartó «esa tontería de las feministas en los años sesenta comenzaron a «tratar de actuar como un hombre», cortándose el pelo o bajando la voz.
Sin embargo, Ash, que murió en 2001 , desafió con éxito las normas de género femenino de su época. Convirtió unos pocos miles de dólares en un imperio de cosméticos multimillonario y lo dirigió durante décadas, la empresa Mary Kay Cosmetics, Inc. Su fuerza de ventas creció de menos de diez mujeres a decenas de miles.
Mientras investigaba para un libro sobre la vida y el trabajo de Ash, me enteré de que muchas de las vendedoras de Mary Kay se sentían cómodas con la visión de la feminidad y la maternidad de su época. El lema de la compañía de Ash de “Dios primero, la familia segundo, la carrera tercero” las tranquilizaba.
Las mujeres estadounidenses de hoy deben agradecerle al movimiento de mujeres de la década de los sesenta. Gracias a ellas asuntos como la igualdad de salario por el mismo trabajo y compartir las responsabilidades del hogar son parte de la conversación nacional, pero también a la empresaria de Dallas que se deleitaba con la mística femenina.
De vendedora mal pagada a CEO
En 1963, el año en que Ash fundó «Beauty by Mary Kay» en Dallas, apenas un tercio de las mujeres estadounidenses trabajaban. Ash era una. Había vendido enciclopedias infantiles de puerta en puerta y realizado «fiestas en casa» (demostraciones en el hogar de productos destinados a las amas de casa) con Stanley Home Goods y otras empresas.
Ash ganó constantemente salarios más bajos que sus homólogos masculinos y también la pasaron por alto para las promociones. Cuando protestó, una respuesta común fue ridiculizarla por “pensar como una mujer”. Otro argumento era que los hombres necesitaban más dinero porque tenían familias que mantener.
«¡Yo también tenía una familia que mantener!», recordó Ash, una madre soltera, en las memorias que publicó en 1981. Mary Kay renunció para construir una empresa sin brechas salariales ni jefes masculinos, y en la cual las mujeres fueran recompensadas por pensar como mujeres, mientras adoptaba la visión de los roles tradicionales de género que el movimiento feminista trataba de derrocar.
En 1969, la empresa ganaba 6,3 millones de dólares en ventas netas, según The New York Times. Un artículo en el Irving Daily News, un periódico de Texas, calculó la fuerza de ventas en alrededor de 4,000 mujeres en 15 estados.
En 1976, Mary Kay Inc. se convirtió en la primera empresa fundada y dirigida por mujeres en cotizar en la Bolsa de Valores de Nueva York. Luego, en 1979, la brillante cobertura del programa televisivos 60 Minutos hizo que otras 100.000 mujeres más se inscribieran.
La empresa recaudaba más de 100 millones de dólares al año y tenía alcance mundial. Ash fue nombrada por la revista Business Week como una de las mejores mujeres corporativas del año en Estados Unidos.
En 1985, Ash y su hijo lideraron un trato de 450 millones de dólares para volver a comprar la compañía en manos de una familia privada. Los informes indican que desde 2021 la compañía tiene 3.500 millones en ingresos anuales.
La mística de Mary Kay
Ash rechazó “el feminismo” pero buscó desarrollar la confianza de las mujeres y sus ingresos, ambos ausentes en la vida del ama de casa promedio, según “The Feminine Mystique”.
“Aquí hay una mujer que nunca ha recibido elogios por nada de lo que ha hecho”, dice en su libro de memorias más vendido . “Tal vez el único aplauso que ha tenido fue cuando se graduó de la escuela secundaria. Así que la alabamos por todo lo bueno que hace, que son muchas cosas”.
Las entrevistas que estoy haciendo para mi investigación indican que enfoque funcionó.
Esther Andrews, ama de casa, me dijo que antes de convertirse en vendedora de Mary Kay en 1967, “nadie le había dicho que podía ser excelente en algo”. Andrews crio tres hijos con sus ganancias de Mary Kay después de la muerte de su esposo. No olvida que estuvo entre las primeros ganadoras de un Cadillac rosado, el premio de la compañía a los mejores vendedores. El automóvil era un símbolo de su éxito y un medio de movilidad que pocas amas de casa disfrutaban entonces. Mary Kay cambió la vida de las mujeres.
La historia de Andrews refleja otras muchas que he descubierto. Desde una ex mesera y madre soltera en Nueva Jersey que pudo criar a su hija y comprar su propia casa hasta una ex ama de casa en Ohio que tiene más anillos de diamantes que dedos y financia las vacaciones europeas de su familia. Ambas lucharon por contener las lágrimas mientras compartían conmigo los logros de su carrera. Ambos llevan más de 30 años en la empresa.
En su libro “In Pink: The Personal Story of a Mary Kay Pioneer Who Made History Shaping a New Path to Success for Women”, Doretha Dingler, ama de casa y primera reclutada de Mary Kay, dice: “Mucho más que aumentar los ingresos de nuestra familia, esa manera de ganar dinero me elevó la conciencia”. Su lenguaje es un eco del de las feministas de la época.
Oportunidades para mujeres de color
No solo las mujeres blancas de clase media encontraron el éxito en Mary Kay. En 1975, Ruell Cone, una mujer negra de Atlanta, era la vendedora con más altos ingresos de la empresa. Ash misma la honró en persona ante decenas de miles de vendedoras en el seminario anual de la empresa.
En 1979, Gerri Nicholson le declaró al periódico The Record de Hackensack, Nueva Jersey, que si bien tenía «muchos complejos» por haber crecido como afroamericana en el sur, trabajar para Mary Kay «aumentó sustancialmente los ingresos de mi familia». Y, sobre todo, le dio «un sentimiento de autoestima». En ese momento, Nicholson había ascendido de vendedora a gerente de ventas. Terminó siendo la primera afroamericana directora nacional de ventas de Mary Kay.
Para 1985, la revista Savvy informó que Mary Kay Inc. podía vanagloriarse de que mujeres latinas y negras ganaban comisiones anuales de más de 50,000 dólares, el equivalente en 2022 a 137,000 dólares. Más que en que cualquier otra corporación en el mundo.
La exaltación de Ash de “pensar como una mujer” y la aceptación de vendedoras negras y latinas también son precursoras de la “tercera ola” del feminismo en la década de los noventa. Entonces, las feministas más jóvenes cambiaron el enfoque del movimiento. Pasaron de la igualdad de derechos a la diversidad y aceptaron las diferencias de género y celebrando la feminidad en todas sus formas.
¿Un «esquema piramidal rosa»?
Junto con estas historias de éxito, la empresa ha enfrentado acusaciones de explotar a más mujeres de la que enriquece. La revista Harper’s publicó en 2012 el artículo «El esquema de la pirámide rosa», sobre las promesas de éxito no cumplidas de Mary Kay. Vendedoras que se endeudaron para comprar inventario de productos de altas tasas de rotación. Estas historias son parte de cualquier narración precisa de la historia de Mary Kay.
Sin embargo, con base en mi investigación, un número considerable de «asesoras de belleza» de la compañía dicen que encontraron camaradería, reconocimiento y confianza trabajando para Mary Kay, y un modelo femenino que emular en Mary Kay Ash. Cosas que todavía hoy las mujeres trabajadoras encuentran esquivas.
This article is republished from The Conversation under a Creative Commons license. Read the original article. Traducción Cambio16.com