Dentro de la tendencia creciente entre multimillonarios, el creador de Facebook está edificando una fortaleza-refugio para su supervivencia en caso de crisis globales
En una remota isla de Hawai, el fundador de Facebook y Meta, Mark Zuckerberg, está construyendo un complejo que parece salido de una novela de ciencia ficción. Con un costo de 250 millones de dólares, Rancho Koolau no es solo una mansión, sino un verdadero castillo erigido en pleno siglo XXI. Un proyecto que evidencia cómo el sistema capitalista está evolucionando hacia una nueva Edad Media, donde los ricos se aíslan en fortalezas tecnológicas.
El refugio de Zuckerberg cuenta con 15.000 metros cuadrados, mansión de lujo, casas de huéspedes y un búnker de 500 metros cuadrados. El complejo incluye 11 casas en los árboles, gimnasio, sauna, jacuzzi, piscina, cancha de tenis y hasta un inmenso depósito de 16 metros de diámetro y cinco de altura para el agua proveniente de su propia desalinizadora y purificadora. Más allá de su opulencia, destaca su carácter secreto y autosuficiente: cuenta grandes extensiones de tierra donde se cría ganado y se cultivan alimentos de forma ecosostenible.
El proyecto de Zuckerberg se inserta en una tendencia creciente entre los milmillonarios: la construcción de refugios que aseguren su supervivencia y aislamiento en caso de crisis globales. Un «tecnofeudalismo» que sugiere un futuro en el que la riqueza y el acceso a tecnología avanzada determinarán quién sobrevive.
No es tendencia nueva
Un búnker es una construcción de hormigón y hierro que se encuentra principalmente bajo tierra y que se utiliza para proteger a los ciudadanos, los soldados y el armamento de ataques. Durante la Guerra Fría, la amenaza de un conflicto nuclear llevó a la construcción de muchos refugios antinucleares para proteger a la población de la suciedad y los desechos radiactivos.
En Europa Occidental los fabricaron para resguardo de su gobierno y su población civil. Suiza, Suecia y Finlandia fueron los países que más búnkeres construyeron, aunque sin la sofisticación de Zuckerberg. En Suiza, por ejemplo, se adoptó una política en 1963 que obligaba a que todos los ciudadanos tuvieran acceso a un refugio subterráneo. En Europa del Este estaban destinados más a los funcionarios gubernamentales que a la población civil. Algunos ejemplos de refugios nucleares en esta región son el Metro-2 de Moscú, el Ark/D-0 y el F-4 Objet.
En los años cincuenta y sesenta las familias también los levantaron, de distintos tipos, según sus necesidades y su poder adquisitivo. Algunos eran rudimentarios y asemejaban una gran tubería con algunos conductos de ventilación.
Acercarse al tecnofeudalismo
El tecnofeudalismo representa una evolución del sistema capitalista, donde el poder y el control se concentran en manos de unos pocos multimillonarios tecnológicos que recuerda la Edad Media, cuando los señores feudales poseían vastas extensiones de tierra y recursos. Los nuevos señores feudales en lugar de castillos, tierras y siervos poseen tecnología avanzada y vastas fortunas.
Utilizan la tecnología para consolidar y acrecentar su poder mediante herramientas que pueden influir y manipular la información, la comunicación y, en última instancia, la vida de las personas.
El castillo de Mark Zuckerberg es un símbolo de esta nueva era. Mientras que los medievales estaban destinados a proteger a sus ocupantes de amenazas físicas, los refugios tecnológicos, como Rancho Koolau, protegen a sus propietarios de crisis globales, tanto físicas como virtuales. Un cambio sustancial en la naturaleza del poder y de la seguridad en el siglo XXI.
Impacto en la sociedad
La construcción de refugios autosuficientes por los multimillonarios puede exacerbar las desigualdades existentes. Solo los extremadamente ricos tendrían acceso a estas formas de seguridad y autosuficiencia, mientras que la mayoría de la población seguiría siendo vulnerable a las crisis como el cambio climático, la escasez de alimento, la contaminación del agua, la desertificación, la pérdida de diversidad y la guerras religiosas emprendidas por terroristas fanáticos.
Además, el impacto en las comunidades locales es demoledor. Desplaza a los residentes y consume recursos naturales limitados. En el caso de Rancho Koolau, la compra de grandes extensiones de tierra en Hawai ha generado controversia y resistencia de la población local, que teme perder sus tierras y recursos.
El tecnofeudalismo también plantea interrogantes sobre la responsabilidad social de los multimillonarios. ¿Deben estos individuos utilizar sus vastos recursos para el beneficio personal, o tienen la obligación de contribuir al bienestar de la sociedad en general? Un dilema ético cada vez más relevante a medida que la brecha entre los ricos y los pobres no deja de crecer.
Tecnología y seguridad ante todo, para unos pocos
Rancho Koolau es una muestra de opulencia, pero sobre todo cómo la tecnología avanzada puede asegurar la protección. El complejo de Zuckerberg está equipado con sistemas de seguridad que incluye vigilancia con drones, cámaras de alta tecnología y sistemas automatizados. contra amenazas externas.
El complejo no obvia la autosuficiencia energética. Utiliza energías renovables, como paneles solares y turbinas eólicas, para generar electricidad que les garantiza no depender de fuentes externas en caso de una crisis energética global. Los sistemas de automatización controlan todos los ambientes de la edificación, desde la iluminación y la climatización hasta la gestión del agua y los residuos con alta eficiencia y poca intervención humana.
Varios multimillonarios han construido refugios similares al castillo búnker de Zuckerberg en diferentes partes del mundo, cada uno con características propias y tecnologías avanzadas. Por ejemplo, Bill Gates posee una mansión llamada Xanadu 2.0 en Medina, Washington, que incluye un sistema de domótica avanzada, una piscina con su propio sistema de música subacuática y una biblioteca privada con manuscritos raros.
Peter Thiel en Nueva Zelanda posee u refugio subterráneo de alta seguridad y autosuficiente que puede soportar crisis globales, como epidemias o colapsos económicos. Equipado con sistemas avanzados de filtración de aire y agua, así como con tecnologías de energía renovable. Estas
Son extravagancias que muestran una mentalidad de supervivencia egoísta entre los extremadamente ricos. Mientras que la mayoría de la población depende de las infraestructuras públicas y los servicios comunitarios, estos multimillonarios se aíslan completamente del resto del mundo en sus feudos tecnológicos.
Bajo tierra, pero cómodos y plenos de lujos
Las motivaciones para construir búnkeres autosuficientes como el de Zuckerberg comparten un hilo común:una forma de asegurar su supervivencia y la de sus familias ante de crisis globales, desastres naturales, pandemias, inestabilidad política, colapsos económicos y guerras. Su salvación individual a través de una solución individual, no de usar la tecnología, su poder y su riqueza para construir un mundo mejor para todos, sin guerras y con abundancia para todos.
Además, la construcción de estos refugios refleja su desconfianza en las instituciones públicas y en la capacidad de los gobiernos para proteger a sus ciudadanos. A pesar de que tienen línea directa con presidentes, reyes y papas, os multimillonarios, con sus vastos recursos prefieren tomar el control de su propia seguridad y bienestar. No solo incluye la protección física, sino también el acceso a recursos esenciales como alimentos, agua y energía de los cuales no son dueños, por tratarse de recursos comunes y esenciales que deben estar al alcance de pobres y ricos.
La privacidad y exclusividad de los tecnorrefugios permite a los multimillonarios aislarse del escrutinio público y disfrutar de una vida de lujo sin interrupciones, sin el escrutinio público.
Oppidum Bunkers, con sede en Suiza, es una empresa de construcción de refugios de lujo que en los últimos meses ha constatado un aumento constante de interés en sus productos. Los posibles clientes están entusiasmados con las fotos del búnker hawaiano de Zuckerberg, o la película de Netflix Leave the World Behind.
Pueden elegir entre diseños de «lujo minimalista» o crear los suyos propios. El más asequible, de 7,5 millones de euros, es un loft de 290 metros cuadrados con 2 dormitorios y 3 baños, a 2 metros bajo tierra. La empresa promete crear un «santuario a medida» a cada cliente.
La fiebre se expande. El director de la Asociación de Ciudades y Municipios de Alemania, André Berghegger, declaró recientemente que existía una «necesidad urgente» de reacondicionar los 600 búnkeres de la época de la Guerra Fría que aún quedan en Alemania. Le preocupa la invasión de Ucrania por Rusia. ¿Sálvese quien pueda?