Avanzar profesionalmente en el campo de las ciencias sigue siendo una carrera de obstáculos para la mujer, que empieza a sentir la discriminación y la desigualdad desde la infancia. Solo dos de cada diez puestos de responsabilidad están ocupados por mujeres en las universidades y organismos públicos de investigación
La investigadora del CNIO Marisol Soengas, jefa del grupo de Melanoma, ha recibido el Premio Pezcoller-Marina Larcher Fogazzaro a la Mujer en la Investigación del Cáncer de la Asociación Europea para la Investigación del Cáncer (European Association for Cancer Research, EACR). El galardón reconoce la excelencia y sus logros en el ámbito de la investigación sobre el cáncer y su liderazgo y ejemplo en la promoción de las mujeres en este campo. Además de lo competitivo del premio, Soengas destaca que supone un reconocimiento al trabajo de promoción y difusión de la ciencia en el que está volcada desde el CNIO para que haya referentes femeninos en el mundo de la ciencia.
En el 2020 la Fundación Pezcoller, que tiene su sede en Trento, Italia, estableció el galardón para reconocer el valor de las mujeres en el mundo de la ciencia. “Me gustaría señalar –explica Soengas– que la ciencia es un trabajo de equipo y que sin todos los que colaboran conmigo tanto en mis investigaciones como en las acciones de divulgación, no sería posible mi trabajo”.
Con el objetivo de promover la investigación biomédica en el campo del cáncer, cada año la Fundación reconoce internacionalmente la excelencia en la investigación del cáncer con varios premios en varias categorías. Desde 1997 colaboran con la American Association for Cancer Research (AACR) y desde 2012 con la European Association for Cancer Research, (EACR).
“La desigualdad es clara: solo 2-3 de cada 10 puestos de alta responsabilidad está ocupado por mujeres en las universidades y organismos públicos de investigación. Las desigualdades comienzan casi desde la infancia. Por razones educativas y sociales, las niñas a partir de los 6 años se consideran menos capaces para la ciencia y actividades técnicas”
Marisol Soengas ha recibido numerosos reconocimientos como el Premio Constantes y Vitales –una iniciativa de La Sexta y Fundación AXA– a la Publicación Biomédica más Relevante de 2017. También el Premio Executivas de Galicia 2017 o el Premio Placa de Honor 2018 de la Asociación Española de Científicos. En 2019, la Medalla Fritz Anders de la European Society for Pigment Cell Research (ESPCR) que reconoce a los investigadores más relevantes en el campo del melanoma, entre otros. Ha sido Top100 Mujeres Líderes en España (ediciones 2018 y 2019) por Mujeres & Cia, y es miembro de la Academia Gallega de Farmacia y de la Real Academia de Farmacia de España. En 2021 fue elegida vicepresidenta de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA).
El laboratorio que dirige ha identificado factores pro oncogénicos que definen las llamadas “señas de identidad del melanoma” y que lo distinguen de más de 25 tipos de cáncer. Su grupo ha desarrollado modelos animales que permiten visualizar el desarrollo del melanoma desde fases muy tempranas y ha encontrado nuevos mecanismos de inmuno-resistencia.
El galardón que acaba de recibir distingue su labor como mujer investigadora. ¿Qué supone para usted y qué aporta al objetivo de igualdad de género y liderazgo femenino?
Estoy tremendamente orgullosa porque este es un premio internacional muy competitivo. La EACR (European Association for Cancer Research) es la asociación más potente en la investigación del cáncer a nivel europeo, y que tus compañeros y compañeras de profesión reconozcan el impacto del trabajo de tu laboratorio es una gran satisfacción. Me alegra, además, que este galardón se conceda en colaboración con la Fondazione Pezcoller porque esta es una entidad sin ánimo de lucro que está particularmente interesada en apoyar ciencia con un impacto básico y traslacional. Me emociona más, si cabe, porque el premio está específicamente concebido para apoyar y visibilizar el liderazgo femenino.
Acabamos de conocer que la presencia de mujeres en el ámbito STEM sigue condicionada por una brecha insalvable. ¿Hasta qué punto su ejemplo inspira y motiva a otras mujeres a realizarse en este sector?
Creo que los científicos tenemos la obligación de formar e impulsar al personal de nuestro equipo, pero esa responsabilidad ha de extenderse a la comunidad científica y a la sociedad. Uno de mis objetivos desde la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA) es precisamente incentivar nuevas vocaciones y apoyar el desarrollo profesional de nuestras científicas. Espero que este premio ayude a ver que “sí se puede”.
¿Contribuyen este tipo de premios a consolidar referentes femeninos en el mundo de la ciencia?
Creo que sí, pero sirven de referencia porque los comités de evaluación son muy rigurosos y lo que se valora es la calidad y el impacto del trabajo de investigación.
¿Por qué la presencia de mujeres en la ciencia en España sigue siendo una carrera de obstáculos?
Esta pregunta tiene muchas vertientes y no se puede responder de una forma sencilla. Hay muchos estudios sobre esta problemática, incluso del propio Ministerio de Ciencia e Innovación, que demuestran mínimas mejoras en los últimos 10 años. La desigualdad es clara: solo 2-3 de cada 10 puestos de alta responsabilidad está ocupado por mujeres en las universidades y organismos públicos de investigación.
Las desigualdades se inician casi desde la infancia cuando, por distintas razones educativas y sociales, las niñas a partir de los 6 años se consideran menos capaces para la ciencia y actividades técnicas. La pérdida de interés se sigue acentuando durante la adolescencia y la universidad, en parte por falta de referentes. Ya luego se añade el hecho de sesgos (negativos) en la evaluación de CV, menos visibilidad, menor reconocimiento del trabajo, sobrecarga laboral debida a problemas de conciliación y exceso de tareas administrativas… y así sucesivamente. Yo me sigo encontrando situaciones de paternalismo y trato desigual.
¿Por qué mientras las mujeres tienden a estancarse en la base, son los hombres los que en mayor medida dirigen las investigaciones?
La carrera científica es muy competitiva, en cierto modo como una carrera de vallas. Cada barrera que comentábamos antes que sufren muchas mujeres va retrasando tanto el avance que muchas deciden cambiar de ámbito u optar por otros puestos de menor responsabilidad. De ahí en gran parte el “estancamiento”.
¿Qué cimas quedan por conquistar en materia de igualdad?
La más importante: que el desarrollo profesional se base en méritos que sean igualmente accesibles para hombres y mujeres. Que cada persona ocupe el puesto que merece sin condicionantes de género.
¿Es posible que hoy haya más igualdad, pero que siga faltando equidad en el reconocimiento de las circunstancias reales sociales y económicas de las mujeres para no poder dedicarse plenamente a su carrera?
Los salarios, las bajas por cuidados a la infancia o a dependientes, la distribución y retribución de tareas administrativas deberían de ser equitativos. Sin embargo, es un hecho que puestos a tiempo parcial los ocupan más frecuentemente las mujeres que los hombres, situación que empeora invariablemente en coyunturas de crisis (ha sido muy claro durante la pandemia). Eso supone ya una desigualdad económica que pone a muchas mujeres en situaciones de desventaja.
¿Se facilita la conciliación que tanto penaliza a la mujer?
Las medidas de conciliación son muy desiguales entre los centros de investigación. En el CNIO tenemos una Oficina de Mujer y Ciencia impulsada por nuestra directora, María Blasco, que ha implementado múltiples medidas: horarios flexibles, posibilidad de teletrabajo, paridad en comités de evaluación, entre otras. También tenemos ayudas para guarderías y cuidados de la infancia. La Ley de la Ciencia incluye la necesidad de implementación de políticas de igualdad/diversidad en las universidades y los centros de investigación. Si se implementan, espero que se facilite la conciliación, aunque realmente se necesitan fondos para apoyar no solo a cuidado de menores, sino también a otro tipo de dependientes a los que las mujeres suelen dedicar mucho esfuerzo adicional.
¿Es posible que el sistema científico esté mal organizado y mida el éxito en función de las publicaciones y no de la divulgación y el trabajo de campo, donde destacan más las mujeres, que pasan desapercibidas?
Las publicaciones y los proyectos conseguidos son en gran medida una métrica importante de la actividad y el impacto científico tanto de investigadores e investigadoras, y como tal, deben de considerarse para ambos. Es cierto que nosotras participamos en muchísimos comités y estamos implicadas en muchas más actividades administrativas que nuestros compañeros, y estos aspectos no suelen valorarse en los CV.
Ha sido Top100 Mujeres Líderes en España (ediciones 2018-2019). ¿Qué características distinguen el liderazgo femenino?
Se suele hablar de que las mujeres somos más empáticas, somos capaces de identificar mejor capacidades y organizamos equipos de forma más eficiente. Las empresas lideradas por mujeres suelen tener comités asesores y administrativos más diversos. Pero yo creo que no hay un único liderazgo femenino: hay personas líderes, con personalidad propia. De hecho, me parece muy importante romper estereotipos de género sobre “la mujer como cuidadora” en este terreno.
¿Qué aporta la iniciativa CONÓCELAS de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), en la que usted es vicepresidenta, al objetivo de igualdad?
CONÓCELAS es una de las actividades estrella de ASEICA-Mujer, y de la que estamos muy orgullosos. CONÓCELAS tiene tres objetivos: visibilización de mujeres científicas que trabajan en cáncer hoy por hoy, incentivar nuevas vocaciones y romper estereotipos de género. Creemos que estas acciones tienen que comenzar desde los colegios, así que nosotros “acercamos” directamente a los colegios a través de charlas de tú-a-tú. Este año hemos conectado a más de 11.000 alumnos y alumnas de educación primaria, secundaria y universidad con 235 investigadoras en España y en extranjero. Todo un récord. El lema es “Descubre a las Detectives del Cáncer”: quiénes son, dónde trabajan y cómo son dentro y fuera del laboratorio. Los estudiantes se sorprendieron mucho de lo dinámicas e interesantes que son.
Su investigación identifica grosso modo las “señas de identidad” del melanoma. ¿Estamos más cerca de conseguir que ese tipo de cáncer de piel deje de ser el más agresivo?
El melanoma (bueno, los melanomas, porque hay varios tipos) son precisamente tumores en los que la ciencia ha conseguido realmente impactar en los pacientes. Hace poco más de 10 años, la vida media de un afectado con melanoma metastásico era poco más de un año porque no se disponía de tratamientos efectivos. En este momento, y particularmente mediante inmunoterapia, están respondiendo entre el 50-60% de los pacientes. Estos efectos clínicos son muchas veces transitorios o están acompañados de efectos secundarios que pueden ser graves. En mi grupo estamos interesados en mejorar el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de estos pacientes. Hemos descubierto marcadores que se expresan específicamente en melanomas, identificado varios mecanismos de resistencia a inmunoterapia y desarrollado compuestos que han servido como base para la creación de una compañía que en este momento está realizando ensayos clínicos en fase II en pacientes.