No hay que ser un artista para desarrollar nuestro potencial creativo. En muchos casos, la inteligencia artística está desaprovechada. Se trata de un valor que impulsa la creatividad, pero cuando la estimulamos, según María Salanova, una de las críticas de arte más reputadas y experimentada curadora, encontramos caminos nuevos que impulsan nuestro desarrollo personal con increíbles aplicaciones en nuestra vida cotidiana.
El ser humano es creativo por naturaleza porque intuye que el arte puede cambiar nuestra existencia y transformar la sociedad. Además, el arte nos iguala a todos como seres humanos.
A Marisol Salanova le molesta que determinados gestores culturales en España traten de ponerse de perfil para evitar cualquier compromiso. Son los que afirman que se dedican a programar, no a hacer política. Conciben la cultura como un lujo solo asequible para las élites. Sin embargo, la materia prima del arte son las obras, y estas son creadas por personas corrientes que desarrollan su talento. El ser humano es creativo por naturaleza. Desde que habitaba en cuevas hasta nuestro presente tecnológico, el arte tiene la capacidad de revolucionar los sentidos y activar en el cerebro ideas que seguramente no habrían emergido de otro modo.
Disfrutamos a diario de productos creativos, sin embargo, su elaboración sigue siendo una suerte de ritual secreto para la mayor parte de quienes los consumen. Marisol Salanova, desde su experiencia como comisaria de exposiciones y crítica de arte, con un estilo fresco, franco y directo, afronta en su libro “Inteligencia artística” algunas de las preguntas más frecuentes del mundo del arte y nos ofrece una palanca con la que abrir la puerta de acceso a la creatividad y sus claves. Marisol Salanova (Valencia, 1982) es licenciada en Filosofía, máster en Producción Artística y una de las críticas de arte más destacadas del panorama español. Colaboradora habitual de Cadena Ser y ABC Cultural.
Ha participado en talleres y seminarios como conferenciante invitada en universidades de Inglaterra, Grecia, Canadá y Estados Unidos. En 2012, fundó la editorial de ensayo Micromegas, que codirigió durante ocho años. Entre 2017 y 2020, trabajó como profesora titular en el grado de Diseño de Moda del Centro Oficial de Estudios Superiores Barreira en España. También ejerce como consultora atendiendo a artistas que buscan asesoramiento para promocionar su obra, a museos y a coleccionistas que quieren un nuevo punto de vista sobre sus colecciones. Instituciones públicas y privadas cuentan con ella para idear estrategias de comunicación desde la creatividad artística y el pensamiento crítico.
Muy activa en redes sociales, comparte experiencias y consejos del mundo del arte en diversas plataformas. Ha comisariado una veintena de exposiciones en prestigiosos centros de arte. Autora de los libros colectivos Innovación desde el museo. Ensayos sobre emergencia cultural (2021) y Comisariado ¿pedagógico? Exploraciones transformadoras de la práctica curatorial (2022), se distingue por una escritura directa y accesible, de la que hace al lector cómplice.
¿De qué forma puede el arte cambiar nuestras vidas?
El arte puede cambiar nuestras vidas en la medida en que nos hace mirar desde una nueva perspectiva al mundo y a nosotros mismos.
En Inteligencia artística sostiene que el arte tiene la capacidad de revolucionar los sentidos y activar las ideas en el cerebro. ¿Por qué entonces se le desprecia tanto en nuestro sistema educativo?
No creo que en nuestro sistema educativo se desprecie al arte, pero sí que se considera poco útil, sin embargo, estimula nuestra capacidad imaginativa y por lo tanto posibilita que ideemos otros escenarios, mejores que los que nos ofrece el presente. Diría pues que el arte ayuda a mantener un espíritu crítico. Quizás ese sea el motivo por el que en algunas esferas no interese.
Ante la falta de formación artística, Miguel Ángel Cajigal ‘el Barroquista’, que ha escrito la introducción, califica su obra de subversiva. ¿Un manifiesto de liberación contra la patológica invisibilidad del proceso creativo?
El prólogo que me ha escrito Miguel Ángel Cajigal es generoso y certero. Señala los caminos por los que transcurre cada capítulo y, en efecto, me dedico a dar visibilidad al proceso creativo, sus dificultades y sus bondades.
Se tiene la impresión de que el arte está encerrado en los museos. ¿Hasta qué punto el arte es algo real que está sucediendo ahora mismo?
El arte sucede ahora mismo en el estudio de cualquier artista, mientras crea, mucho más cercano que cuando vemos las obras en los museos. Hemos de ser conscientes de que la materia prima para el mundo del arte son las obras y estas son creadas por personas corrientes que desarrollan su talento.
Cuando se pone en duda la utilidad de la formación humanística, ¿es preciso agitar la cultura y el arte para que cumpla su función como herramienta de transformación social?
Por supuesto que la cultura es una herramienta de transformación social y todo lo que implica puede mover a la ciudadanía, marcar un antes y un después en la trayectoria política de un país, por ejemplo.
Me preocupa mucho que algunos gestores culturales españoles traten de desmarcarse ahora mismo y digan que no hacen políticas culturales cuando programan arte, porque decidir que se exhiba un tipo de obra y no otra, dar voz a unos artistas y unos contenidos o temáticas, es sin duda un acto político. Sobre todo, cuando hablamos de museos y centros de arte públicos.
Plantea un concepto democratizador del arte. ¿Dónde queda su carácter elitista?
El elitismo del mundo del arte es a veces patético. Los grandes coleccionistas siempre están pendientes de la novedad y del talento joven, solo los que viven de apariencias atesoran el pase VIP. Democratizar el arte viene a colación de democratizar la cultura y eso está ya ocurriendo.
Las élites no son ni mejores ni peores a la hora de disfrutar de una pieza o un evento cultural. Desnudar nuestros sentimientos ante una obra de arte que nos conmueve de un modo que puede que ni tan siquiera sepamos describir nos iguala a todos como seres humanos.
¿Por qué la necesidad de crear llega de la mano de la necesidad de comunicar?
Porque para los artistas la creación de sus obras es un lenguaje propio. A la mayoría les ocurre que no son capaces de dejar de crear porque es su forma de expresarse, necesitan comunicar lo que sienten mediante su trabajo. Es hermoso incluso cuando lo que se transmite es una emoción triste, por ejemplo, al contemplar un cuadro de Rothko en tonos azules y verdes nos llegará el desasosiego que sentía, como si viajásemos en el tiempo y conversásemos con el pintor.
ARTE MODERNO Y CONTEMPORÁNEO. Imagen de la exposición de Ana Barriga en la galería Yusto/Giner con motivo de la decimocuarta edición de Apertura Madrid Gallery Weekend, el gran evento que marca la rentrée cultural en la ciudad, una cita que este año impulsa Arte Madrid con 56 galerías | Álvaro Oliveros del Castillo
No hay que ser artistas para tener inteligencia artística. ¿De qué nos sirve en nuestra vida cotidiana?
Nos sirve para la resolución de conflictos o problemas diarios con creatividad, empleando métodos que de otro modo desconoceríamos, encontrando la autorrealización en los pequeños placeres cotidianos y mucho más. Cultivar la inteligencia artística nos hace más curiosos, más libres y más felices.
En general, la sociedad no trata muy bien a los artistas. Es un lugar común relacionar el oficio de artista y la circunstancia de “pasar hambre”. ¿Tenemos una deuda pendiente con nuestros creadores?
Sí. Entre otras cosas, por eso me molesta tanto que desde la gestión cultural de los centros de arte se diga que no se hace política cultural, sino simple programación. A ver, programar que se va a contratar a una serie de artistas, pagar la producción de su obra, exponer su trabajo para fomentar que se conozca, ya sea a nivel nacional o internacional, es un ejercicio propio de ciertas políticas culturales que dan prioridad a lo social.
¿Por qué hay tan poca creatividad y pensamiento crítico en las redes sociales?
Las redes sociales piden inmediatez y ni el pensamiento crítico ni la creatividad germinan sin algo de tiempo para investigar, contrastar y argumentar. Cada vez es más común introducir la inteligencia artística en la técnica de resolución de problemas. ¿Qué aporta en la superación de conflictos?
Aporta soluciones creativas que desde un punto de vista analítico quizás no serían las más recomendables o las primeras opciones, pero con un prisma artístico el avance puede no ser lineal, puede ser algo revolucionario.
Propone que esta técnica se utilice en organismos internacionales, como la ONU. ¿Es posible de esta manera construir sociedades más resilientes e inclusivas?
La inteligencia artística facilita herramientas para comprender mejor el mundo en su diversidad y apreciar precisamente aquello que es diferente.
¿Cómo se aplicaría en geoestrategia política, por ejemplo, en la guerra de Ucrania o en las relaciones EE.UU.-China?
No tengo conocimientos suficientes sobre esta área, sin embargo, las personas que sí los tengan tal vez encuentren en la inteligencia artística una aliada para la mediación.
La inteligencia artística y la creatividad hay que cultivarla. ¿Qué ejercicios las potencian?
Un ejercicio que propongo en mi libro es utilizar el recurso que bautizo como “La pizarra interior”. Imaginamos en una pizarra dibujado nuestro objetivo ya logrado. Se trata de un ejercicio mental de visualización. La imagen de lo que no sabemos cómo verbalizar puede ayudarnos a encontrar el camino hacia conseguir lo que queremos, tirando de creatividad.
En un mundo condicionado por la realidad líquida, incierto y volátil, ¿cómo incentivar la reflexión y la contemplación que requiere el autoconocimiento?
Promoviendo practicar la calma y la introspección.
El éxito hoy se mide por la rapidez con la que subes o bajas, triunfas o fracasas. ¿Son las prisas buenas consejeras para alcanzar la plenitud?
Las prisas nunca son buenas consejeras, para nada. Nos hemos acostumbrado a vivir con urgencia y necesitamos bajar el ritmo, no solo para alcanzar la plenitud, sino también para llevar una vida sana, disfrutable.
¿Por qué recomienda cautela ante los entornos digitales y la inteligencia artificial? ¿Puede la IA adquirir inteligencia artística? ¿Llegará a ser consciente de sí misma?
La IA imita y confunde lo que es obra creada por humanos de lo que no, pero eso, por el momento, no le atribuye conciencia ni otras cualidades humanas. En el presente veo poco factible que sustituya a las personas como seres creativos capaces de soñar, imaginar y transmitir a través de pintura, fotografía, dibujo, escultura… El futuro es impredecible.
Concluye animando a que cualquiera descubra e impulse su faceta creativa. El miedo es contagioso, dice, nuestros talentos ocultos a menudo lo están porque nuestro contexto nos invita a reprimirlos. ¿Cómo superar el miedo?
Superamos el miedo con la autoaceptación. Una vez que aceptemos que no somos perfectos, pero que tampoco somos como nos definen los demás, daremos rienda suelta a explorar talentos ocultos, a comprendernos y a fluir.