La subida de los precios energéticos lastra la recuperación económica, situando a muchos hogares y empresas a una situación económica insostenible. Según la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica –aelēc–, que representa a compañías como EDP, Endesa, Iberdrola y Viesgo, en el caso de los precios del gas, numerosas industrias están valorando la paralización de la producción de su actividad, si no lo han hecho ya.
En cuanto a la electricidad, existe en España una elevada exposición a los precios del mercado mayorista por parte de algunos colectivos, principalmente los consumidores domésticos del PVPC (en torno a 27 TWh/año) y los consumidores industriales que no han cerrado contratos a plazo (cerca de 30 TWh/año), algunos de los cuales también están parando. En total representan algo más del 20% la demanda final.
El mercado eléctrico no está fallando, sino que refleja una situación excepcional en el mercado de gas. Tratar de cuestionar el diseño de mercado definido en Europa iría en contra de los objetivos de descarbonización, al ralentizar las inversiones en renovables y cuestionar la liberalización de los mercados. Por eso, la mejor opción es seguir trabajando de forma alineada con el diseño de mercado europeo en vigor, tanto en gas como en electricidad. Evitando medidas de intervención y prefiriendo las medidas que incrementen la estabilidad de los mercados a largo plazo.
Desde aelēc se considera que en el caso de que haya que adoptar medidas de limitación de los precios, sería conveniente centrar la intervención en el origen, que no es otro que el precio del gas, utilizar fondos europeos y evitar medidas que puedan afectar a la energía que ya haya sido adquirida por los consumidores.
Cualquier tipo de intervención en el mercado eléctrico para paliar los efectos de la crisis debe priorizar el beneficio para los consumidores, tanto para las empresas como para los ciudadanos, al mismo tiempo que minimice el impacto.
Marina Serrano González ha desarrollado la mayor parte de su vida profesional en la regulación de los sectores energéticos. Ha sido secretaria del consejo de administración de Red Eléctrica de España, S.A. (REE) y directora de su asesoría jurídica.
En 1995, se incorporó al primer regulador eléctrico de España, la Comisión del Sistema Eléctrico Nacional, que con la Ley 34/1998, de 7 de octubre del sector de hidrocarburos, se trasformó en la Comisión Nacional de Energía (CNE), organismo regulador de los mercados eléctrico, de hidrocarburos líquidos y gaseosos. Desde el regulador ha participado muy activamente en los procesos liberalizadores de los sectores eléctricos y gasistas, tanto en los trabajos de elaboración de la ley 54/1997 del Sector Eléctrico, como la Ley 34/1998 del Sector de Hidrocarburos, y sus sucesivas modificaciones como en sus desarrollos reglamentarios y la aplicación práctica de los nuevos modelos de mercado.
También ha sido vicepresidenta de ARIAE, la Asociación de los Reguladores Iberoamericanos de Energía. Asimismo, ha sido directora general del Patrimonio del Estado, en el Ministerio de Hacienda (2001-2004), habiéndose elaborado y aprobado en esta etapa la Ley 33/2003, de 3 de noviembre, de Patrimonio de las Administraciones Públicas. También miembro del Consejo de Administración de Abertis Infraestructuras, como consejera independiente y Of Counsel en el despacho Pérez-Llorca.
En la actualidad, es presidenta de aelēc, vicepresidenta de CEOE y miembro del consejo de administración de OMEL. La aelēc centra su actividad en la difusión, divulgación y promoción de los aspectos técnicos y regulados de las actividades eléctricas, en particular en la distribución, y trabaja para posicionarse como un actor clave que ayude a desarrollar una adecuada transición energética en España.
¿Qué consecuencias se derivan de la guerra de Ucrania para la economía sostenible y la transición energética?
Al escenario de precios altos de la energía que vivimos en estos momentos se une ahora la guerra en Ucrania, que, al margen del drama humano que conlleva una guerra, nos está mostrando la enorme dependencia de nuestras economías de los combustibles fósiles que apenas producimos. Y esto tiene un notable impacto en el crecimiento económico porque la energía es la base de la producción industrial, pero también impacta en los servicios y en los hogares.
Este diagnóstico es compartido por todas las instituciones, así como también la importancia que cobra ahora avanzar en un mayor grado de independencia energética. Por lo que, si ya éramos conscientes de la importancia que tenía descarbonizar nuestra sociedad por el impacto climático, ahora debemos sumar la importancia que tienen las renovables para desvincularnos de la volatilidad en los precios de los combustibles fósiles.
La escalada de precios de la energía ha evidenciado la dependencia de Europa de los combustibles fósiles. ¿Qué pueden hacer las compañías eléctricas para bajar el precio de la luz?
Las empresas eléctricas ya trabajan para aportar soluciones a la transición energética, con políticas de largo plazo, apostando por inversiones nunca antes alcanzadas en renovables y en redes eléctricas. Estas inversiones, unidas a un progresivo proceso de electrificación de nuestra economía en áreas tan importantes como el transporte, los edificios o la industria, nos permitirá reducir esta enorme dependencia de los hidrocarburos que tenemos en la actualidad.
En el corto plazo la situación es más compleja. La intervención en cualquier mercado genera impactos importantes en los agentes y puede incluso llegar a poner en peligro el suministro si las medidas que se adoptan generan pérdidas insostenibles en las empresas suministradoras.
En este sentido, desde aelēc venimos destacando que nuestras empresas tienen vendida la mayor parte de su producción con contratos en plazos amplios, lo que evita al consumidor tener que pagar los precios del corto plazo que recogen los mercados, y envían las señales de precios más bajos y estables que esperamos en el largo plazo.
¿Qué medidas debe adoptar la Unión Europea para garantizar la independencia energética?
La Unión Europea tiene un papel decisivo que jugar. La apuesta por reducir la dependencia de los combustibles fósiles de Rusia es firme. Sin embargo, aún no podemos prescindir de los hidrocarburos por lo que en el corto plazo habrá que buscar nuevos suministradores, pero en el medio y largo plazo debemos avanzar de manera decidida en la apuesta por las renovables y en la electrificación de nuestra sociedad.
“Lo mejor es que las medidas que se adopten vengan con el consenso europeo y sean de carácter extraordinario, es decir, limitadas en el tiempo, y que se compensen con fondos públicos y algún tipo de instrumento de ayudas europeas”
¿Bastará con limitar el precio del gas o habrá que bajar también los impuestos? ¿Cómo proteger a los más vulnerables?
La política fiscal ha sido la primera herramienta identificada por la Comisión Europea como elemento esencial para mitigar los altos precios. De hecho, la mayoría de países europeos ha adoptado medidas en este aspecto y nuestro país ha hecho lo propio con los impuestos que se pagan en la factura eléctrica. Es fundamental mantener una fiscalidad baja mientras tengamos una situación de precios del gas como la actual.
Con respecto a limitar el precio del gas, desde aelēc venimos manifestando reiteradamente que es el origen del problema y que es ahí donde hay que actuar.
Y, por supuesto, el Gobierno debe analizar en detalle las medidas de protección a los vulnerables y adoptar las que sean necesarias, algo que ya se viene haciendo desde el último trimestre del año pasado.
El Gobierno ha mostrado su disponibilidad para compensar a las eléctricas en el futuro a cambio de bajar ya el recibo. ¿Quién pagará finalmente, los consumidores en la factura o las arcas públicas?
Está claro que ante cualquier tipo de intervención hay que identificar de forma inmediata a los agentes a los que se les genera un daño y compensarlo. La forma posterior en que se compense ese daño es algo que decide el Gobierno.
Nosotros tenemos claro que lo mejor es que las medidas que se adopten vengan con el consenso europeo y sean de carácter extraordinario, es decir, limitadas en el tiempo, y que se compensen con fondos públicos y algún tipo de instrumento de ayudas europeas como el que estamos utilizando para recuperarnos del impacto de la pandemia.
¿Por qué responsabilizan a la gran industria de falta de previsión ante la crisis? ¿Se debe ayudar a los electrointensivos?
Nosotros no responsabilizamos a la industria de nada, cada empresa toma sus propias decisiones en cada momento. El problema es que esta crisis de precios del gas ha sido inesperada y ha sorprendido a muchas empresas sin tener contratos de largo plazo a unos precios más bajos y estables de los que hay ahora en el mercado.
Por lo que creemos que sí, que se deben ofrecer soluciones a los electrointensivos y la propia Comisión Europea permite ayudarlos para mitigar el problema actual de precios.
aelēc estima que el mercado eléctrico no está fallando y que la situación actual se debe al funcionamiento marginalista del sistema. ¿A qué se refiere?
A la evidencia que muestra el mercado que responde a la evolución de los precios del gas. El mercado traslada estos precios y por tanto está funcionando correctamente, aunque esto suponga que los precios sean extremadamente altos. Hay que destacar además que es un mercado europeo, tal y como dispone la normativa comunitaria, sujeto a unas reglas comunes para la determinación del precio y que lleva funcionando más de dos décadas, como también destaca el Consejo Europeo.
El diseño actual del mercado está respondiendo al objetivo para el que se creó, que no es otro que el de asegurar que las centrales que generan son las más económicas en todo momento, que se desarrolla en condiciones competitivas y que, además, se atrae nueva inversión para remplazar la generación convencional basada en el uso de combustibles fósiles por generación renovable.
Y los resultados muestran esta realidad, los precios de nuestro mercado están cada vez más alineados con los otros mercados europeos y la entrada de renovables es un hecho.
¿Por qué en lugar de impulsar un cambio de modelo energético se buscan soluciones que retrasan la descarbonización?
Esto es algo que nos preocupa enormemente. Las oportunidades que genera la transición hacia una economía libre de emisiones producen unos beneficios que compensan sobradamente los costes de abandonar el uso de los combustibles fósiles. Hablamos por tanto de crecimiento económico sostenido y sostenible. Sin embargo, vemos cómo aparecen recurrentemente iniciativas para retrasar este proceso y dilatarlo.
Algo difícilmente explicable, pero que en la medida en que no se adoptan medidas para avanzar decididamente en la electrificación lastra este proceso de transformación.
¿Penalizará a las renovables el incremento del precio del dinero, la mayor carga fiscal y el fin de los incentivos? ¿Cómo minimizar los riesgos?
Las renovables maduras ya no necesitan incentivos o primas para entrar. Han alcanzado un grado de evolución tecnológica que las hacen más competitivas que las centrales convencionales que utilizan combustibles fósiles. No obstante, las condiciones económicas sí que afectan a su desarrollo, como sucede en el resto de la economía.
“El problema es que esta crisis de precios del gas ha sido inesperada y ha sorprendido a muchas empresas sin tener contratos de largo plazo a unos precios más bajos y estables de los que hay ahora en el mercado”
Resulta evidente que un encarecimiento del precio del dinero elevará el coste de financiar su construcción. Consecuentemente, los ingresos que necesitan a lo largo de su vida útil. Aunque también es verdad que hablamos de inversiones con largos ciclos de vida, de varias décadas, y estos mayores costes se reparten a lo largo de todo el periodo.
Sin embargo, otro problema que también es exógeno es el de la fiscalidad. La aparición de impuestos de distinto carácter y en distintas administraciones introduce un riesgo muy elevado a la hora de acometer inversiones con ciclos de vida tan prolongados. Es algo que se debería evitar.
Por ejemplo, para favorecer este tipo de inversiones, la Comisión Europea está trabajando en una taxonomía que favorezca las inversiones y reduzca los costes de financiación de estas tecnologías y penalice las inversiones en proyectos que utilizan combustibles fósiles. Este tipo de políticas facilitan el despliegue de las renovables.
Las medidas excepcionales deben servir para acotar la crisis. ¿Qué perspectiva habría que tener en cuenta para el medio y largo plazo en una coyuntura de cambio de modelo energético?
En efecto, las medidas que se adopten durante este periodo deben estar acotadas en el tiempo y ligadas exclusivamente a este periodo de precios altos, de lo contrario se acabarán produciendo efectos indeseables y la confianza de los inversores desaparecerá, lo que pone en peligro los objetivos para el cambio del modelo energético.
Por tanto, estas medidas deberán ser lo más breve posible y evitar impactar en los objetivos de largo plazo que tenemos para descarbonizar nuestra economía. De lo contrario, estaremos dando un paso atrás en la consecución de los mismos.