Después de un periodo de reflexión, María Villalón inicia una nueva etapa en Villalón Studio en la que sus trabajos se centran en cuidar la vida que se genera dentro y fuera de ellos, prestando especial atención a los procesos constructivos, a los materiales y a sus consecuencias en el mundo que nos rodea. La interiorista cántabra afincada en Madrid se basa en un diseño emocional, con prácticas más sostenibles y conscientes, para alcanzar un impacto positivo, sensible a las necesidades individuales y de la sociedad.
Aprendizaje, experimentación y diálogo constituyen el punto de partida con el que la interiorista María Villalón (Santander, 1990) ha transformado Villalón Studio, su propuesta iniciada en solitario hace cinco años y que ahora se renueva con un equipo multidisciplinar de profesionales que asumen el propósito de lograr un diseño más humano a través de la investigación, la experimentación continua y la prosperidad colectiva.
Para María Villalón, el diseño siempre ha sido una herramienta para solucionar problemas complejos, “pero ahora sentimos que cualquier tipo de proyecto ya no puede prescindir de una dimensión colectiva”. Así, una de sus obsesiones es estudiar los materiales y su origen, los residuos que estos generan y sus usos regenerativos para reutilizarlos en el futuro, analizando también el consumo de su transporte y sus necesidades en mantenimiento, limpieza y durabilidad. Esta inquietud le ha llevado a trabajar con proveedores de proximidad y a experimentar con acabados de arcillas sostenibles, textiles hechos de plásticos reciclados o explorando las diferentes posibilidades que aportan materiales como la madera, uno de sus fetiches constructivos.
«En nuestros proyectos colocamos a las personas y el entorno en el centro desde la cercanía y la escucha, trabajamos con una perspectiva holística que refleja nuestra voluntad de cambio»
Además de contar con un enfoque del interiorismo fresco e innovador, Villalón cuenta con más de 80 proyectos a sus espaldas entre los que destacan espacios de restauración, oficinas, puestos de mercado, proyectos efímeros y viviendas.
Casi desde su inicio como profesional en 2016 llamó la atención de medios especializados con locales como Pointer, Chow Chow y Pomerania, tras los que vinieron Roostiq, Hake Mate o Lettera y apartamentos en Madrid, Baleares, Asturias o Cantabria. Villalón acaba de diseñar la zona de tienda y wine bar en la sede de Haro de Bodegas La Rioja Alta, para la que ha tomado como inspiración el recorrido del vino, desde que la vid se nutre de la tierra hasta que llega al consumidor, usando materiales como la madera, el hierro o el ladrillo tratados de manera artesanal.
En su nueva etapa, y después de un profundo periodo de reflexión y análisis, persigue abordar proyectos de impacto positivo, sensibles con las necesidades reales individuales y del planeta. ¿Cuáles son estas necesidades y qué retos se plantea?
Las personas necesitan cada vez más un diseño que perdure en el tiempo, libre de tendencias, que acompañe sus vidas y se adapte a los cambios que, como hemos visto en los últimos años, van sucediendo a un ritmo cada vez más vertiginoso. Al mismo tiempo, el planeta ya no puede soportar un ritmo de consumo como el actual y el impacto provocado por decisiones que se tomen solo en función de un retorno económico.
Como diseñadoras, necesitamos parar esta vorágine, prescindir de lo innecesario y volver a lo esencial de los espacios poniéndonos al servicio de las personas y del planeta. Por esa razón, en nuestros proyectos colocamos a las personas y el entorno en el centro desde la cercanía y la escucha y trabajamos con una perspectiva holística que refleja nuestra voluntad de cambio. Eso nos lleva a una firme voluntad de ser parte activa en el bienestar de nuestra sociedad y dirigir nuestros esfuerzos hacia diseños en los que priman nuestros principios de colectividad, permanencia y sostenibilidad.
¿Cómo contribuye el interiorismo a cambiar la sociedad y construir un mundo mejor?
A través de nuestros proyectos creamos hábitats donde las personas son lo más importante. Nos enfocamos no solo en aquellas que viven en los espacios, sino también en las que forman parte del proceso y que ayudan a que nuestros proyectos puedan nacer, desarrollarse y vivir. Para ello, como estudio, promovemos un enfoque más humano y colaborativo para dar lugar a un diseño emocional que tiene en cuenta la huella de nuestro trabajo y unos objetivos de mínimo impacto ambiental.
Fija su propósito en implementar una prosperidad colectiva. ¿A qué se refiere?
Durante estos cinco años nos hemos dado cuenta de que no es posible prosperar individualmente si no crecemos en comunidad. Eso implica, sin duda, una continua interacción con nuestro usuario, pero también da lugar a un continuo proceso de aprendizaje, observación y diálogo con la comunidad de la que somos parte y con el entorno para acompañar, sostener y respetar la vida fuera y dentro de los espacios que diseñamos. Desde el estudio fomentamos la creación de redes de colaboración y fuertes alianzas con las personas con las que trabajamos y que comparten nuestros mismos valores, prácticas responsables e inquietudes hacia el cambio.
¿Está de acuerdo con la definición que reza que el diseño busca soluciones sencillas y eficientes a problemas complejos?
Más que soluciones sencillas deberíamos hablar de soluciones éticas que tengan en cuenta y respeten todas las necesidades de los actores que intervienen directa e indirectamente en el proceso de diseño. Pero también muchas veces el diseño es una herramienta que nos sirve para identificar y enfocar de manera correcta un problema al que nos enfrentamos. Es lo que hacemos muy a menudo en las sesiones de análisis y diálogo que llevamos a cabo con nuestros clientes antes de llegar a la formulación del concepto sobre el que se basan nuestros proyectos.
¿Y con la sentencia de Victor Papanek que afirma que el diseño intenta que las personas compren cosas que no necesitan con dinero que no tienen para impresionar a gente a las que no le importan?
Entiendo que depende del tipo de diseño y en qué contexto este diseño se va a colocar. En nuestro caso, realizamos diseños con responsabilidad y consciencia enfocados a mejorar la vida de las personas, un diseño más humano como primer paso de este principio permanente de crecer en comunidad. Por lo tanto, partimos de un análisis de las necesidades de nuestros usuarios y del entorno y el impacto que cada decisión que tomemos generará en términos de diseño. Nuestro objetivo en cada proyecto es acercarnos a lo esencial, sin artificios, en donde solo lo que aporta un valor real tiene cabida, y asegurar un diseño que perdure estética y funcionalmente en el tiempo.
Busca espacios en los que impere un equilibrio entre la necesidad de crear un diseño y el impacto que deja. ¿Cómo encontrarlos en un mundo desequilibrado donde la amenaza del cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos no deja títere con cabeza?
Si lo pensamos a escala mundial, está claro que no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, pero sí que en nuestras manos está el poder de hacer las cosas de una manera diferente y en esto consiste nuestro granito de arena. Por eso, evaluamos en todo momento la huella que deja nuestro trabajo. Nos gusta, por ejemplo, estudiar los materiales que utilizamos y su origen, los residuos que generan y sus usos regenerativos para reutilizarlos en el futuro. Además, creando redes de colaboración y alianzas con aquellos actores que comparten nuestras prácticas sostenibles este mensaje tomará cada vez más fuerza y poco a poco seremos capaces, en comunidad, de fomentar y adaptarnos a los cambios que demanda nuestro tiempo.
¿Cómo encaja el concepto de humanismo en un futuro condicionado por la inteligencia artificial y la computación cuántica?
Sin duda, ya desde hace tiempo hemos empezado a convivir con la inteligencia artificial y la computación cuántica, pero es cierto que debemos hacerlo de una forma integradora y consciente, haciendo uso de estas herramientas para incrementar nuestro compromiso con la sociedad y enriquecer nuestras vidas. No debemos olvidar que lo que prima son los valores y las necesidades de los seres humanos.
¿Se puede humanizar la smart city que se avecina?
El objetivo de la smart city es precisamente el de responder de una manera eficiente a las necesidades de sus habitantes a través de la tecnología desde el plano económico, pero también en aspectos más sociales y ambientales, promoviendo una mejor calidad de vida a través de una gestión más prudente y reflexiva de los recursos naturales y humanos.
En la época de la obsolescencia programada, la realidad líquida y la volatilidad, Villalón Studio trabaja para que sus diseños perduren en el tiempo y sean de calidad. Es posible que la sociedad respalde esta apuesta, pero también que la industria pueda darles la espalda. ¿Trae cuenta ir a contracorriente?
No considero que vayamos a contracorriente, al contrario, es la industria la que va en sentido opuesto si su fin es únicamente el beneficio económico. La sociedad, incluidas nosotras, estamos luchando por seguir el camino de llevar a cabo prácticas más conscientes y aunque por desgracia, a día de hoy, existen empresas que siguen estas prácticas no por convicción, sino por presión social, lo cual es muy triste, creo que poco a poco estamos ganando la batalla y conseguiremos estar alineados para luchar juntos por un diseño más próspero.
¿Está preparado el diseño para la circularidad?
Creo que el diseño se viene preparando desde hace muchos años para realizar el cambio de una visión lineal de los productos y servicios a una visión circular apostando por reincorporar todo lo producido, utilizado y desechado como una nueva materia prima para la creación de nuevos productos y/o servicios. Al día de hoy no podríamos entender un diseño que no sea circular y en los casos en los que aún no lo sea, todos nuestros esfuerzos tienen que estar dirigidos a garantizar este objetivo.
Gunter Pauli, el padre de la economía azul, afirma que hay que servirse del conocimiento acumulado durante millones de años por la naturaleza para alcanzar mayores niveles de eficiencia respetando el medio. ¿Se puede aplicar ese biomimetismo tecnológico al diseño?
La naturaleza nos lleva muchos años de ventaja y si muchos procesos naturales han funcionado y persisten en el tiempo es lo correcto imitarlos o utilizarlos como fuente de inspiración para la creación de nuevos diseños. Un buen ejemplo, si nos centramos en el ámbito de la arquitectura, es el Eastgate Centre de Harare (Zimbabue), un edificio de oficinas el cual se mantiene frío sin aire acondicionado utilizando únicamente el 10% de la energía de un edificio convencional de su tamaño gracias al escaneo de un termitero que reveló un mecanismo de construcción donde se mantienen constantes la temperatura y la humedad dentro del mismo y que han sido imitados para el diseño este edificio.
Como tendencia, ¿está cediendo la decoración, que se vuelve minimalista y funcional, ante el empuje de las características arquitectónicas en el diseño?
Para mí no es una tendencia, sino una necesidad. Nuestra obligación es crear espacios teniendo en cuenta las necesidades reales de las personas que los habitan, alejándonos de diseños que pasen de moda, prescindiendo de lo innecesario y trabajando por conseguir el diseño más adecuado para volver a lo esencial de los espacios.
¿Cómo ha incidido la pandemia en el ámbito del interiorismo y el diseño?
Creo que la palabra clave es ‘flexibilidad’. Llevamos estilos de vida muy dinámicos, pero a la vez muy cambiantes, que obligan a los espacios a adaptarse de una forma rápida y sencilla. Un claro ejemplo es el teletrabajo, que nos obliga a planificar las viviendas para la conciliación entre trabajo y vida personal lo que supone la búsqueda de soluciones que integren y escondan la oficina de una forma sencilla, productos que tengan múltiples usos, tanto para el trabajo como para las facetas privadas de la vida.
¿Debe el diseño ser crítico, social y activista sin necesidad de convertirse en una herramienta política?
El diseño es un modo de acción centrado en la resolución de problemas y necesidades de las personas y la sociedad, pero es importante que exista una independencia del diseñador respecto a las condiciones políticas.
¿Cree que actualmente se diseña para la inclusión, la igualdad y la justicia social?
Creo que esta tiene que ser unas de las principales finalidades del diseño. Nos sentimos responsables, como estudio, de orientar nuestros esfuerzos hacia un diseño más humano. Nuestra intención es ayudar en el bienestar y la riqueza de nuestra sociedad sin dejar a nadie a un lado y garantizando un principio universal de accesibilidad que parte de la comprensión de todas las diferencias que nos rodean.
¿La carencia de principios éticos ha transformado el diseño en una seña de identidad carente de sustancia?
Desde mi punto de vista, creo que no podemos concebir un diseño que no sea ético y carente de sustancia. Solo puede tener cabida un diseño con valores, a través del cual observar y comprender lo que sucede a nuestro alrededor, un diseño consciente y por consiguiente más humano.
¿Si el diseño no responde a una necesidad se vuelve frívolo y superficial?
Entonces estaríamos hablando de un diseño sin sentido y por lo tanto innecesario.
¿Existe un imperativo estético o simplemente lo funcional se vuelve hermoso, verdadero y bello?
Pienso que lo hermoso de un diseño es que responda a una función, solucione un problema. En cierta manera, la estética es una consecuencia de lo funcional porque cuando estamos diseñando una solución también tenemos presente la línea estética que estamos buscando y queremos seguir.
La evolución humana está marcada por la innovación, pero innovar no es evolución, avanzar en lo que ya se hace, sino romper paradigmas. ¿Toda innovación debe ser disruptiva?
En mi opinión, cualquier proceso que promueva la mejora de un producto o servicio es innovación. No es necesario ser disruptivo para ser innovador.
¿Soñar el futuro es un acto de esperanza?
Soñar el futuro es un acto de valentía del presente. En mi caso, para construir ese futuro con el que sueño, estoy dispuesta a trabajar con dedicación, esfuerzo y perseverancia tanto en lo personal como en lo profesional.
Asumo también una parte de riesgo que es inevitable cuando decides actuar de una manera diferente. Hacen falta valentía y nuevas maneras de vivir y estar en el mundo, iniciar procesos y tomar decisiones que nos permiten ser parte de esta fascinante transformación. Porque es maravilloso dar el salto sin estar seguros de si lo vamos a lograr, pero sería estúpido pensar que lo vamos a conseguir si no nos comprometemos con nuestras acciones.