Para Marc Rahola lo importante, la clave del éxito, es mejorar la vida de las personas. OD Hotels ha logrado convertir en oportunidad una crisis del sector que ha cambiado la forma de concebir el negocio durante la pandemia, adelantándose a los cambios estructurales y de concepto e impulsando los hoteles del futuro y diversificando su oferta para sublimar la experiencia del cliente, ya sea en destinos turísticos como de negocio. Sus hoteles son referentes en las edificaciones inclusivas que se adaptan y recuperan entornos degradados.
El hotel como un espacio integrado en el paisaje y un valor sostenible del territorio que ocupa, en conexión con el entorno y sus raíces, un espacio de relaciones, cultura y ocio, un lugar para trabajar, escribir, recibir a los amigos… y dormir; un espacio, orgánico y dinámico, para ser vivido y recordado. Dotar a los hoteles de una nueva vida, servirse del diseño, el placer del refinamiento, la inteligencia de la arquitectura y la atmósfera de los materiales para hacer brillar el fabuloso lugar en el que un día se construyeron, dialogando con él, es el concepto que simboliza OD Hotels.
OD Hotels pertenece a OD Group, un holding de empresas orientado al turismo que nace en el año 2000. Su recorrido en el sector hotelero comienza en el año 2006 con la adquisición del hotel Ocean Drive Ibiza, en primera línea del puerto deportivo Marina Botafoch de Ibiza, y del Agroturismo Can Jaume by Ocean Drive, en las afueras de Ibiza ciudad. En 2014 se inauguró Ocean Drive Port Portals en Mallorca, seguido por el hotel Ocean Drive Talamanca en el verano de 2016.
Fue en julio de 2017 cuando OD Hotels voló por primera vez a la península. Abrió el hotel Ocean Drive Barcelona, un hotel de 5 estrellas en el corazón de la lujosa zona del Eixample. En febrero de 2022, y esta vez en la capital y también con una localización inmejorable en la Plaza de Isabel II, al lado del Teatro Real, el hotel Ocean Drive Madrid. Además de anunciar recientemente la futura apertura de Ocean Drive Cavaliere (St. Tropez). En 2012, OD Group se incorpora al negocio inmobiliario con la adquisición de Meridiana Inmobiliaria, que se convierte en OD Real Estate. Hoy, el grupo está formado por 10 departamentos, desde equipos e instalaciones profesionales hasta negocios agroalimentarios.
La pandemia ha acelerado la transformación del sector hacia un modelo de economía circular sostenible. ¿Cuáles son las claves del cambio?
Hay un sentimiento en el mundo que asume que la sostenibilidad debe ser un pilar de cualquier empresa, lamentablemente llegamos tarde para muchas cosas, pero mejor tarde que nunca. Es un proceso de transformación de enfoque de la empresa con respecto al papel que debe desarrollar y también sobre el impacto y la huella que deja. Implica un cambio en todos los procesos y en todos los sectores, si no ese proceso siempre tendrá fallas. Hay sectores que van por delante, otros más retrasados y algunos ni han empezado. Pero centrémonos en lo positivo: hay muchas empresas que están desarrollando sus propias agendas y procesos de trabajo que abarcan el cambio total. Para eso es necesario un cambio de cultura también dentro de ellas, ya que esta transformación hay que adaptarla a toda la cadena de valor.
Nosotros hemos acelerado nuestros procesos, pero la pandemia también, contradictoriamente, ha ralentizado algunos, como, por ejemplo, en la hostelería, las monodosis de amenities en habitación o monodosis en los buffets, se tuvieron que reimplantar de nuevo para cumplir con los protocolos Covid. Ahora volvemos a recuperar las buenas prácticas de sostenibilidad que nos habíamos marcado en 2018. Además, estamos inmersos en el objetivo de que nuestros hoteles sean plastic free en los próximos años. En todos nuestros proyectos nuevos buscamos siempre mejorar en eficiencia energética, ya sea con geotermia, procesos de reutilización de aguas, etc. Pero no es suficiente, queremos tener un plan propio con proveedores. Es la asignatura más difícil de aprobar, aunque no por ello dejaremos de afrontarla.
Conoce el negocio pues proviene de una familia que contribuyó a consolidar el turismo como una de las grandes industrias del país. Sin embargo, decidió emprender por su cuenta y lanzar OD Group, combinando el ámbito de los hoteles con el residencial e incluso incursionando en los NFT, pero siempre de forma innovadora y disruptiva. ¿El tiempo le ha dado la razón?
Cuando uno piensa en una empresa, lo ve como algo que debe comportar como máxima la consecución del éxito y vivir de ese éxito como un mantra. De hecho, ya nos educan para no fallar. Desde pequeños nos educan y nos examinan para no fallar. Pues mira, muchos de los titanes, considerados como personas de éxito, nunca acabaron sus carreras o bien los mejores músicos no estudiaron en el conservatorio… No quiero que se malinterpreten mis palabras, pero los estudios no son más que herramientas y hay que saber utilizarlas, no solo conocerlas. A mejores estudios, mejores herramientas, pero es la vida lo que te hace utilizarlas y aprender.
Yo he tenido buenos estudios, buenos mentores, buen coaching pero, al final, cuando creas una empresa entiendes que a lo que te debes enfrentar es al fracaso. Sobrevivir al fracaso es entender que forma parte de la misma moneda que el éxito. Si quieres triunfar, debes aprender a fracasar también, y si quieres triunfar, aprende y levántate del fracaso. Sobrevivir y arriesgar siempre es lo que me define, no buscar el premio, pero para llegar a estos procesos hay mucho sufrimiento, dudas y complicaciones, hasta el punto de que muchos arrojan la toalla.
La visión es necesaria, pero la ejecución es lo que diferencia entre tener buenas ideas y realizarlas. Nosotros intentamos aprender, tener la visión de las cosas y ponerlas en práctica. Hoy nos dan la razón los mismos que nos tildaban de fracasados cuando explicábamos esta apuesta hace 10 años. Sin embargo, si pensamos que ahora hemos triunfado, ya hemos fracasado. El proceso de mejora debe ser siempre un mantra en nuestra empresa, hay que inspirarse con nuevos retos. Lo que hoy funciona en 10 años no lo hará. Debemos adaptarnos constantemente.
Con la llegada al mercado de operadores como Airbnb, el turismo se abre a todos los actores, se democratiza de alguna manera, ya no es solo de empresa a consumidor, sino también de consumidor a consumidor. ¿Esa evolución se traduce en una hibridación de servicios que confluyen de forma simultánea y se solapan para atender todas las demandas del cliente?
Los procesos tecnológicos, dígase Airbnb (hay muchas otras plataformas) o podríamos hablar de Uber, Cabify, etc., han democratizado procesos. ¿Es eso así?, pues la verdad es que sí. Pero la pregunta es otra: ¿estaban preparados los sectores, lobbies y las ciudades? Pues no, ese es el conflicto y a corto plazo genera lo que denominamos disrupción, y eso es un cambio radical del statu quo que, por ende, genera siempre un conflicto inicial. En el momento que cualquier casa, piso o villa puede ser un hotel y competir con un hotel sin tener que afrontar las costosas licencias, normativas y demás situaciones reguladas de los alojamientos turísticos, o en la que rompes el espacio urbano para que se dé la situación de residente versus el turista, eso genera una confrontación de convivencia y valor a largo plazo.
El ejemplo más claro lo tenemos en Venecia, donde ya no viven prácticamente residentes en el centro. Las ciudades sin sus habitantes en el centro, pierden valor social y pierden esencia local. Eso es un hecho. Lo que está claro es que una vez que tienes estos procesos que habilitan estas disrupciones, sea en la hostelería clásica o donde sea, uno debe adaptarse ya que en esa disrupción se genera la oportunidad para devolver ese valor social o local con otro lenguaje empresarial. Estos cambios pueden gustarte más o menos, o nada, pero son un hecho y simplemente tienes que aplicar un proceso darwiniano y adaptarte al nuevo entorno.
“El proceso de adaptación de la hostelería pasa por acabar siendo embajador de lo local y saber venderlo a nivel global. Es lo que nosotros llamamos el factor de glocalización, es decir, desarrollar y ser embajador de tu punto local a través de eventos, gastronomía, exposiciones y un sinfín de soft y hard events que ocurren en cualquier rincón de nuestros hoteles. Agregamos valor para que el cliente disfrute de algo que solo puede darle un hotel de forma local”
Nosotros hemos detectado eso, que el proceso de adaptación de la hostelería termina siendo embajador de lo local y saber venderlo a nivel global. Es lo que nosotros llamamos el factor de glocalización, es decir, desarrollar y ser embajador de tu punto local a través de eventos, gastronomía, exposiciones y un sinfín de soft y hard events que ocurren en cualquier rincón de nuestros hoteles.
Agregamos valor para que el cliente disfrute de algo que solo puede darle un hotel de forma local. En eso es lo que nos hemos ido especializando y por ello hemos revisado todos nuestros procesos internos para que eso sea una realidad, ya que la estructura clásica lo dificulta y hace que se ponga poco en práctica. Eso nos obliga a revisarlo todo constantemente y configura internamente nuestra capacidad de ser un producto dinámico, es decir, que está en constante movimiento.
En su análisis de las lecciones que ha dejado la pandemia, sostiene que en las ciudades sobran muchos elementos logísticos. ¿A qué se refiere?
La disrupción tecnológica tiene un impacto, pero ese proceso ya estaba iniciado antes de la pandemia. Aunque el factor tecnológico ha aumentado su disrupción y su velocidad exponencialmente en esta pandemia, Netflix o Amazon ya existían. Pero esa velocidad aumentada de la pandemia tiene un impacto en el urbanismo de las ciudades, ya sean cines, teatros, tiendas, centros comerciales, etc., ya sea por el efecto Netflix, efecto Amazon, efecto Zoom y coworking, que hacen que muchos edificios terciarios en las ciudades ya no responden a las necesidades actuales. Además, la normativa, que siempre e históricamente va por detrás per se, imagínate en una situación como la que hemos vivido. Espero muchos cambios urbanísticos en todas las ciudades del mundo y en poco tiempo, y veremos edificios híbridos para reconvertir el valor de los procesos.
Imaginemos un gran hotel de 500 habitaciones obsoleto en el medio de una ciudad o un centro comercial al antiguo uso abandonado, pues quizás parte de esos procesos necesitarán apartamentos de larga estancia, viviendas de co-living, hotel boutique con una propuesta de agenda local y compartiendo un gran espacio común donde generar valor. Coworking y community, eso a su vez genera barrio de nuevo y un nuevo retail y fooddie, como ya podemos verlo en espacios como Camden, en Londres, y en otras ciudades del mundo habrá que replantear esas políticas porque las necesidades son otras. En eso, nosotros, con nuestras marcas ABC, TWA, CONCEPT, OD HOTELS y RYANS estamos en disposición de afrontarlas y saber adaptarlas para seguir generando valor de forma sostenible y a largo plazo.
Entiende la sostenibilidad no como un fin en sí mismo, sino como un medio, un propósito que recorre de forma transversal toda la estrategia de la compañía. Además de reducir el impacto ambiental y asumir la circularidad, ¿debe la sostenibilidad formar, concienciar e incitar a la reflexión y la creatividad?
Yo soy de los que cree que una empresa nueva, como la mía, si debe crear un departamento de responsabilidad social, algo ha hecho mal. Lo entiendo para empresas que tienen procesos de muchos años y que respondían a otra época y deben readaptar procesos y devolver a la sociedad lo que les ha dado. Yo, por mi parte, con una empresa nueva y joven, creo que ese departamento debe estar ya en el ADN de todos los departamentos. No puede generarse nada que ya no lo incorpore. Por eso, por ejemplo, nuestros eventos en los hoteles tienen una fuerte carga cultural y social. Igual que cuando desarrollamos nuestros productos, estos ya deben incorporar aspectos de eficiencia energética y procesos de sostenibilidad o en la operativa aspiramos a ser económicamente más circulares, entre otras medidas.
Usted ha logrado convertir en oportunidades una crisis que ha transformado el modelo de negocio. Supo adelantarse con cambios estructurales para diseñar los hoteles del futuro que hoy son una realidad. ¿Cómo concibe sus establecimientos?
Antes que nada, intentamos entender los cambios que hay en el entorno y que nuevos centros, sea en ciudad o vacacional, van a tener un proceso urbanístico que cambie la ciudad o el vacacional, sobre todo a largo plazo, y en el que tengan sentido nuestros proyectos y productos. En otras palabras, entender la política territorial y urbanística a largo plazo del sitio en el que vas a implantarte, así como las inversiones públicas que se hacen, ya que, al final, eso va agregar valor a una zona y restárselo a otra y eso afecta a la inversión.
Una vez detectado ese proceso y ubicación es cuando decidimos dónde y cómo invertir y cuál de nuestros productos tiene más sentido. No crecemos por crecer, ni por necesidad de estar en un sitio, ni por capricho, las cosas deben tener sentido estratégico, pero deben ser rentables por sí solas. Como ejemplo, en 2017 decidimos invertir en Madrid. Después de estudiar en profundidad la ciudad y sus zonas de valor a corto y a largo plazo, la zona de Ópera la veíamos como el futuro de Madrid.
Buscamos un activo que tuviese sentido y acabara siendo protagonista de ese cambio que se intuía necesario en Madrid. Compramos el edificio del antiguo Real Cinema, cine abandonado y cerrado desde hacía ya años. Ese sitio era un enclave genial para el cambio que creíamos que iba a ocurrir en Madrid, como así ha sido, y abrimos el Ocean Drive Madrid el pasado mes de febrero. Ese mismo proceso lo aplicamos a todos los proyectos que hemos realizado y continuamos haciendo. Nuestra apuesta ahora mismo en Ibiza, y de hace ya años, es la Bahía de Sant Antonio, y ya vamos recogiendo sus frutos con la línea de Concept: tenemos seis hoteles y abriremos tres más en los próximos dos años.
OD Hotels construye sus establecimientos en edificios abandonados ubicados en espacios degradados y los convierte en elementos urbanísticos que se erigen en centros de dinamismo cultural y social que animan la vida de los ciudadanos. Esa conexión con las comunidades locales se percibe desde la cultura hasta el diseño, la arquitectura, la conceptualización de los espacios, los servicios y las actividades. ¿A eso se refiere cuando afirma que en sus establecimientos pasan cosas todos los días?
Sí. Todo ese proceso es clave. El valor en la ciudad, por ejemplo, está donde hay espacios que no solo necesitan una regeneración, sino que, además, son hervideros de cultura y happening local. Eso pasa constantemente en Londres, en su momento con el Soho y, está Shoreditch; en Barcelona, en el Gótico y, ahora, en el 22@; Nueva York, en Meatpacking; Miami, en Wynwood, etc.
Es allí donde existe un caldo de procesos urbanos culturales que arraigan los protagonistas de la ciudad y lo que realmente lo hace único es que son propuestas locales, únicas e irrepetibles, y es donde justo puedes encontrar edificios abandonados o sin el uso adecuado y reconvertirlos y ser parte del proceso de game changing.
¿En ese sentido, solo siendo dinámicos y estando predispuestos a entender lo que pasa es posible adaptarse a la situación, volátil y cambiante, y seguir siendo competitivos?
Para ser hoy en día competitivo debes de escuchar mucho, sobre todo a tu equipo, y entender el espacio local en el que tus hoteles interactúan. Una vez que tienes eso, debes saber qué parte de la información es importante para tu operativa y cuál no. Tener un proceso de eliminación de la información que no es relevante también es importantísimo. Se habla de la era del big data, pero el problema no es tenerlo y conocerlo, el problema es aplicarlo.
Si tienes una jerarquía y toma de decisión vertical y pesada, cuando la idea llega al cliente quizás la data ya ha cambiado y llegas tarde por lo engorroso del proceso de toma de decisión. En nuestra estructura, lo que creemos no importante, lo eliminamos. Intentamos que las decisiones se tomen en menos de dos saltos y que la gente sea responsable y protagonista de los procesos en los que participa, el rol de leader project varía según el proceso de regeneración que estamos adaptando y haciendo a todo el mundo mucho más participativo nos asemejamos más a una estructura de start up que a una convencional.
The White Angel es la marca que desarrolla los proyectos residenciales más exclusivos de perfil vacacional (tanto de playa como de montaña) de OD Real Estate, la división inmobiliaria de OD Group. Una revolución dentro del sector turístico que unifica las altas calidades del sector inmobiliario prime con los servicios concierge de un gran hotel. ¿Es la sublimación del tiempo de ocio enriquecido con experiencias exclusivas?
Nosotros decimos que el verdadero activo es el tiempo. Son propuestas las de TWA que tratan de resolver el problema que significa tener una casa vacacional y no tener que preocuparte de muchísimos aspectos que puede plantear un piso, villa o demás como segunda residencia.
Poder dar respuesta a problemas que da una vivienda sin desplazarte o tener resuelta la estancia antes de venir, ya sea con nuestro proceso tanto de concierge como de concierge virtual (una aplicación propia) en la que resolvemos desde una babysitter, mantenimiento, seguridad, limpieza, seguros, transfer, guests list, etc.
Pero, además, da respuesta también con sus zonas comunes al bienestar de toda la familia, desde seguridad, spas, piscinas, gimnasio, playground, etc. Ya hemos realizado tres proyectos en Ibiza, uno en Baqueira y estamos ahora mismo a pleno rendimiento de promoción en Andorra, y en septiembre lanzamos el proyecto de Londres.