La arena se ha convertido en uno de los tesoros más preciados de los últimos tiempo. Se necesita tanto como el agua y es tan cotizada como el oro o los narcóticos. Y como todo tesoro tendrá su mapa de localización. En este caso el objetivo no es encontrarla, sino evitar que grandes grupos de tráfico de arena la comercialicen en el mercado negro. La extracción se ha convertido en uno de los mayores desafíos de sostenibilidad en este siglo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Se la llevan ilegalmente de ríos y playas para crear concreto, asfalto y vidrio. En los últimos años, el crecimiento urbanístico han disparado la demanda, lo que ha provocado crisis ambientales y sociales en las cuencas fluviales de todo el mundo.
Suraj Nair y Ando Shah, dos estudiantes de doctorado de la Escuela de Información, junto con el profesor Joshua Blumenstock creen haber dado con una forma de hacerle frente al tráfico de arena. Con una subvención de la Fundación de Tecnología de Mozilla y colaboradores de la India, se dieron a la tarea de crear Reloj Sand Mining, un conjunto de herramientas de código abierto para permitir la producción de mapas de alta resolución de la actividad de minería ilegal en todo el mundo.
Creen que al combinar métodos de aprendizaje profundo e imágenes satelitales disponibles gratuitamente, puedan automatizar el proceso de detección de la actividad minera de arena a gran escala. “Ambos vimos una gran brecha en la literatura académica, así como una falta de formas prácticas de monitorear este gran problema. Decidimos utilizar nuestra experiencia con el uso de herramientas computacionales para el monitoreo social y ambiental para abordarlo».
India como punto de partida
Tanto Nair como Shah crecieron en la India y fueron testigos de la omnipresencia de la minería de arena, especialmente en las zonas rurales. Su familiaridad con la cultura y la geografía hicieron de la India el lugar perfecto para hacer el piloto del proyecto. Aseguran que el problema de la minería de arena es particularmente grave en ese país, y que ha surgido una mafia muy poderosa para controlar este importante recurso. “India también tiene una de la más grande industria de la construcción del mundo, con un programa de desarrollo de infraestructura muy agresivo, por lo cual necesita grandes cantidades de arena para construir puentes, carreteras, presas, edificios altos, hospitales y casi cualquier otro tipo de infraestructura”.
Actualmente están evaluando el desempeño de sus modelos de aprendizaje profundo en la región. Esperan que estos modelos puedan detectar el tráfico de arena en las cuencas fluviales y catalizar la acción política. También mejorar el monitoreo y la regulación de la actividad minera ilegal, y ayudar a la gente común a comprender mejor los impactos socioeconómicos y ambientales de esta práctica. El equipo cuenta con el apoyo de Mozilla Technology Foundationu Programa de IA para la Justicia Ambiental, que dio un financiamiento de 50.000 dólares y un año de tutoría.
El profesor Blumenstock considera que el proyecto tiene el potencial de afectar tanto la política como la investigación. «El equipo está trabajando en estrecha colaboración con las organizaciones indias locales que intentan detener la extracción ilegal de arena, y este trabajo puede ayudar a las organizaciones de primera línea a identificar de manera más rápida y eficiente las áreas que se extraen. Para la comunidad investigadora, este proyecto ayuda a ilustrar cómo los algoritmos de IA se pueden aplicar a nuevas fuentes de datos para aprender sobre las consecuencias duraderas de la degradación ambiental».
El poder de la arena
Especialistas advierten que el mundo tiene un problema con la arena, y quienes lo resuelvan van a hacerse muy ricos. Porque la arena es uno de los recursos más demandado. El mundo usa 50.000 millones de toneladas de arena cada año, según las Naciones Unidas. Y lo más probable es que nos quedemos sin reservas en 2050. China es el mayor consumidor del mundo, pero el hambre de arena está donde haya población humana. Según un estudio de la Universidad de Leiden, en 2060 la demanda de arena habrá crecido un 45%.
Y no se trata de cualquier tipo de arena. La que abunda en los desiertos no es la que se busca pues no sirve para edificar. Sus granos son demasiado pequeños y redondeados tras chocar y limarse entre ellos durante miles de años. Eso hace que para construir sea necesario encontrar arena adecuada, principalmente la de playas y de lechos de los ríos. Esta suele ser de mayor tamaño y de forma irregular, ideal para el cemento.
Se espera que para el 2060 las dos terceras partes de la población mundial vivan en ciudades. Actualmente lo hacen el 50%. Para construir estas metrópolis modernas de acero, asfalto, cristal y cemento se necesita arena. En los países en vías de desarrollo como Nigeria o India se están construyendo megaciudades que demandan grandes cantidades del recurso.
Extendiendo horizontes
A esta situación se suman ciudades ricas que están aumentando su superficie. Singapur la ha aumentado en un 20% y probablemente tenga que hacerlo un 30% para llegar a sus planes de crecimiento. Dubai también sigue ese camino. Estas también requieren arena. Normalmente la demanda suele ser local, ya que es un producto pesado y de gran volumen. Pero al restringirse las exportaciones (como han hecho los vecinos de Singapur) y agotarse los yacimientos suben los precios y se vuelve económicamente rentable traer arena de lugares más lejanos.
Eso se convierte en caldo de cultivo para que surja el tráfico de arena en casi cualquier lugar del mundo. En Brasil se calcula que el 86% de la arena que se usa tiene orígenes ilegales. El delta del río Mekong en Vietnam se encuentra en peligro por la sobreexplotación de la arena. Porque la extracción de arena suele acabar teniendo fuertes consecuencias negativas para el medio ambiente. Si incluso en lugares en los que hay regulación medioambiental como en Nueva York, existen discusiones a nivel local, no hay más que pensar lo que sucede cuando la arena viene de otros estados.
DAÑOS PERJUDICIALES
Biodiversidad: muchas especies pierden su hábitat natural cuando desaparecen playas y riberas de ríos.
Pérdida de terrenos: desaparecen islas y terrenos cultivables.
Hidrológicos: los ríos cambian su cauce, aparecen crecidas e inundaciones y se alteran los ciclos de las mareas.
Calidad del agua: el agua puede contaminarse y dejar de ser apta para el consumo humano.
Infraestructuras: las crecidas de los ríos causan daños en puentes, casas, embarcaderos y embalses.
Climáticos: directos, a través de la contaminación por la extracción y el transporte de la arena. Indirectos, por la producción de cemento o asfalto.
Paisajísticos: erosión de la costa, cambios en deltas y desembocaduras de ríos, etc.
Disminución de protección contra eventos extremos: al destruir playas y riberas de los ríos, las inundaciones, sequías, tormentas marítimas con gran oleaje tienen un mayor efecto.
Dinero sucio
El comercio ilegal de arena es considerada la tercera industria más rentable detrás del tráfico de drogas y de los bienes falsificados y por encima del tráfico de personas y de la explotación forestal ilegal. Según la interpol genera entre 200.000 y 300.000 millones de dólares anuales. Los países en los que se da más esta práctica están India, Sudáfrica, Liberia, Sierra Leona, Marruecos, Jamaica y Kenia.
En India, mafias de compiten por el negocio de la arena ilegal en el empobrecido Bihar. Lo hacen con violencia. Han asesinado civiles y oficiales gubernamentales. Cuando las autoridades han intentado detener el tráfico se han encontrado con que las familias protestan debido a la falta de oportunidades económicas, pues por esta actividad cada trabajador gana cerca de 5 euros diarios. Al igual que con las drogas, el precio de la arena se incrementa por los intermediarios y la distancia que haya desde el origen a su destino, comúnmente estados económicamente más pujantes como Delhi o Uttar Pradesh.
Y las mafias pueden tener vínculos gubernamentales. Por ejemplo, a Singapur lo acusan de importar arena ilegal de sus vecinos (cosa que niegan las autoridades), como Indonesia, Vietnam o Camboya. Estos países han restringido las exportaciones del recurso, lo que ha causado tensiones en la asociación de los Estados del sureste de Asia.
Recomendaciones para erradicarlo
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente propuso diez estrategias para evitar la crisis de la arena y mejorar su aprovechamiento. Primero pide que se reconozca como un recurso estratégico que brinda servicios vitales al ecosistema y sustenta la construcción de infraestructura básica en pueblos y ciudades en expansión en todo el mundo. Por eso es importante que se elaboren planes justos para regular el uso de la arena, tomando en cuenta las voces de todas las personas afectadas.
El organismo propone que los modelos de explotación se orienten hacia un futuro regenerativo y circular. Que se adopten políticas y marcos legales estratégicos e integrados horizontal, vertical y interseccionalmente, en sintonía con las realidades locales, nacionales y regionales. Que se establezcan la propiedad y el acceso a los recursos de arena a través de derechos minerales y consentimiento.
Asimismo, sugiere que se hagan mapas, monitoree e informe sobre los recursos de arena existentes para poder tomar decisiones transparentes y basados en la ciencia. Se apliquen buenas prácticas, estándares nacionales y un marco internacional coherente. Se promueva la eficiencia y la circularidad de los recursos al reducir el uso de arena, sustituyéndola por alternativas viables. Pide reciclar productos hechos de arena cuando sea posible, así como practicar un abasto responsable mediante la adquisición consciente de arena de manera ética, sostenible y manera socialmente consciente. Por último exhorta a que se restauren los ecosistemas y compensen las pérdidas con conocimiento, medidas de mitigación y soluciones basadas en la naturaleza.