Pocos días después de que la gobernadora Carrie Lam dio por “muerta” la polémica ley de extradición de sospechosos a China y la calificó como un “completo fracaso”, miles de personas regresaron este fin de semana para tomar las calles de Hong Kong.
En este caso lo hicieron contra las actividades de los comerciantes que arriban desde el otro lado de la frontera con China, colocando sobre el tapete otro problema al que no se le ha conseguido solución en el tiempo.
Bajo el lema «recuperar Sheung Shui», unos 20 mil manifestantes se hicieron presentes. Y es que en esta ciudad los residentes locales se han quejado durante años de las molestias que originan los comerciantes que provienen de la China continental. Se trata de una práctica conocida como “comercio paralelo” en la que los comerciantes compran productos a granel para revenderlos luego. Hacen esto debido a que en Hong Kong no se cobra impuesto a los bienes y servicios. Esto permite a los comerciantes obtener ganancias en la China continental solo por la diferencia de precios.
Problemas sociales en Hong Kong
Aunque la marcha en la ciudad de Sheung Shui, no lejos de la ciudad china de Shenzhen, comenzó pacíficamente, más tarde degeneró en enfrentamientos con la policía, que lanzó gas pimienta, e instó a abandonar la zona.
NYTimes: Hong Kong Protest Against Mainland Chinese Traders Turns Violent https://t.co/blOJBqJbnb pic.twitter.com/kW9G5u9dr2
— Hong Kong News (@hongkong_news) July 13, 2019
«Esto se ha convertido en un lugar al servicio de los comerciantes paralelos, y no de los residentes locales», declaró una de los manifestantes, Siu Hok-yan, de 74 años. Mientras, Amy Chan, otra de las participantes en la protesta, afirmó que lo ocurrido en Sheung Shui es una acción impulsada por las manifestaciones contra la ley de extradición.
“Espero que a través de acciones como la de hoy, los hongkoneses no olviden que también hay que resolver otros problemas sociales», dijo a Euronews.
Desde su traspaso a China en 1997, la antigua colonia británica ha vivido durante el último mes su peor crisis política. Esto como consecuencia de un proyecto de ley de extradición que habría permitido que sospechosos de delitos en Hong Kong fueran enviados a China para ser juzgados en tribunales bajo el control del Partido Comunista.
Esa iniciativa de la gobernadora Carrie Lam provocó concentraciones de millones de personas, que luego del retiro del proyecto han mantenido su voz en alto hasta el punto de exigir su dimisión y la realización de una reforma democrática del sistema de elección del jefe de gobierno. Para solicitar el cumplimiento de estas últimas exigencias, el 1 de julio cientos de estudiantes tomaron la sede del legislativo hongkonés. Los enfrentamientos con las fuerzas policiales produjeron heridos, detenciones y destrozos en el parlamento.
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