Llegó a Nueva York hace poco más de una década. En este tiempo, en medio del bullicio y los rascacielos de la cosmopolita urbe, logró consolidarse y ahora esta pequeña residente de seis patas ha emergido como una nueva protagonista en la agitada vida urbana. Los científicos, que han notado su potencial, la llaman ManhattAnt, no se sabe si por cariño o por haber conquistado en pocos años la Gran Manzana y amenazar con expandir sus dominios mucho más.
Esta especie de hormiga ha sorprendido por igual a investigadores y habitantes locales, pues ha sabido adaptarse de manera impresionante al entorno citadino. Se le vio por primera vez en la ciudad en 2011. Una encuesta de hormigas de 2009 no detectó ningún espécimen de ManhattAnt, lo que sugiere que había llegado a la ciudad poco después. Desde ese entonces la especie ha estado ocupada extendiéndose a una velocidad de aproximadamente 2 kilómetros al año. El insecto también se ha observado en Long Island y en varias ciudades de Nueva Jersey.
EL DATO
Las hormigas tienen el aspecto de una avispa sin alas, pero son más pequeñas y tienen antenas con un pliegue o «codo». Su cuerpo tiene dos estrechamientos, uno en la unión de la cabeza con el tórax y otro en la de este con el abdomen. Las hormigas vienen en todo tipo de tamaño y color, como negro, rojo o marrón.
Descubrimiento inesperado
El hallazgo fue realizado por biólogos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quienes recolectaban muestras de hormigas en Broadway, uno de los distritos más icónicos de Nueva York. Para su sorpresa, la hormiga con cabeza y abdomen negros y tórax rojo no coincidía con ninguna de las casi 800 especies encontradas en América del Norte. El insecto trotamundos es una especie nativa europea conocida como Lasius emarginatus, comúnmente observada en entornos más naturales en Europa central, según una nueva investigación. Lo que sugiere que sus ancestros podrían haber llegado en embarcaciones desde el Viejo Continente.
Sobre la base de los climas europeos en los que el insecto puede prosperar, los autores sospechan que en el futuro la hormiga puede dirigirse tan al norte como Maine y tan al sur como Atlanta, Georgia. “Esta es una hormiga que podría volverse bastante común en toda la Costa Este”, acota Clint Penick, de la Universidad de Auburn.
Él y algunos otros científicos ahora están tratando de averiguar por qué ha tenido tanto éxito, con el fin de predecir si pudiese convertirse en una amenaza para las especies de insectos nativos o dañe los árboles y otras plantas. A diferencia de la mayoría de las otras hormigas que prefieren estar en lugares acogedores como hojas o troncos en descomposición, la hormiga ManhattAnt parece cómoda en las aceras ocupadas.
Cambio de personalidad
Antes de que esta hormiga apareciera por primera vez en Manhattan, Dunn Rob, un ecologista de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, había estado trabajando con estudiantes sobre las diversas especies de hormigas de la ciudad. Estos estudios anteriores ayudaron a dejar en claro que este era realmente una nueva llegada. Dunn y su equipo no sabían qué hacer con la criatura. “Había esta especie de hormiga que no se suponía que estuviera allí”, expresa Dunn, y era posible que fuera una especie nueva para la ciencia o, como resultó, conocida de otro lugar.
Los científicos están intrigados por su comportamiento. Dunn explica que mientras hacían todo tipo de otros estudios en la ciudad o sobre ella, la hormiga estaba ocupada conquistando su nuevo hogar: “Incluso cuando no estábamos haciendo tanto trabajo en ella, lo estaba haciendo».
Esto lo llevó a que un equipo internacional de investigadores a hacer estudios genéticos. Se extrajo ADN de las hormigas para compararlo con el de otras especies utilizando una base de datos global. Las pruebas confirmaron que era del género Lasius. Pero para identificar qué especie exactamente, enviaron especímenes a Bernhard Seifert, un investigador líder de hormigas en Alemania que ha estudiado las especies nativas europeas. Al comparar las hormigas de Nueva York con las europeas, Seifert pudo confirmar la identidad de las hormigas.
Este apenas podía creer que esta hormiga estuviera viviendo en la ciudad que nunca duerme. “Él estaba como, ‘¿Estás seguro? ¿Lasius emarginatus?’ ‘Ni siquiera son realmente dominantes en ningún área europea”, recuerda Penick. No se le conoce como plagas urbanas, por ello le sorprendía que esta especie fuese la que se estaba apoderando de Manhattan. Además, en su Europa natal construyen su hogar en los bosques.
EL DATO
Las hormigas viven en sociedades organizadas en colonias, donde trabajan juntas en grupos muy grandes. Algunas hormigas, llamadas obreras, cavan túneles y llevan comida a la colonia para que otras hormigas y la reina puedan comer. La hormiga reina es la madre de toda la colonia y es la única que no es obrera.
Táctica diferente
Debido a que las hormigas no nativas se han vuelto tan comunes en Nueva York, los investigadores sospecharon que la hormiga ManhattAnt compartía un rasgo comúnmente visto en otras especies invasoras exitosas: una tendencia a formar supercolonias, excepcionalmente grandes formadas por nidos que se sabe que abarcan cientos de millas en algunos casos. Penick destaca que que la agresividad de estas hormigas es realmente baja. Simplemente cubren la tierra y son pacíficos dentro de su colonia. Debido a que los nidos trabajan juntos en lugar de uno contra el otro, pueden propagarse más rápido y dominar fácilmente un área superando a las especies nativas.
Sin embargo, al tratar de probar esa hipótesis en las ManhattAnts recolectando especímenes de diferentes nidos en toda la ciudad y colocándolos juntos, se percataron de que las hormigas mostraban agresividad y luchaban entre sí. Una señal de que estos insectos mantienen territorios típicos con colonias regulares y no supercolonias.
Llegados a este punto, los investigadores buscaron otras formas en que la hormiga ManhattAnt diferían de otras hormigas comunes en el área. Descubrieron que las visitantes europeas han estado aprovechando de manera única una fuente de alimento específica dentro de los árboles plantados a lo largo de las calles de la ciudad. Una sustancia líquida pegajosa conocida como melaza que es secretada por pulgones y insectos de árboles como la mosca de la linterna manchada.
Invadir con sigilo
El hecho de que la invasión de la hormiga ManhattAnt haya pasado inadvertida para los investigadores hasta ahora genera preocupación. “Sabemos que las invasiones que parecían menores durante décadas pueden aumentar repentinamente y luego causar problemas importantes», señala Benoit Guénard, un investigador de biodiversidad de insectos en la Universidad de Hong Kong.
La hormiga de aguja asiática, por ejemplo, ha estado en Estados Unidos desde 1930, pero no fue reconocida como una amenaza hasta hace unos veinte años. No solo invade edificios, sino que también se ha trasladado a los bosques y ha diezmado colonias de hormigas nativas que normalmente ayudan a dispersar semillas. Estos insectos pueden transformar los ecosistemas con consecuencias inesperadas.
Un estudio publicado a principios de este año encontró que las hormigas invasoras en Kenia generaron cambios que finalmente dieron como resultado que los leones comieran menos cebras. Los científicos consideran positivo saber dónde y cuándo apareció la hormiga ManhattAnt, y tener información razonablemente buena sobre cómo se está extendiendo.
Esto gracias en parte a los avistamientos registrados por la gente común en el Proyecto ManhattAnt sección del sitio web iNaturalist. Hasta ahora, ha estado expandiendo su alcance durante su temporada anual de apareamiento, cuando a las hormigas le brotan brevemente alas y vuelan distancias cortas. Pero si suben a un automóvil o un camión, el viaje podría ser más lejos.
EL DATO
Las hormigas son muy fuertes y algunas pueden cargar cosas que pesan hasta 10 veces su propio peso. Suelen comer néctar, semillas, hongos o insectos, pero algunas especies tienen dietas más inusuales. Por ejemplo, las hormigas arrieras pueden alimentarse de reptiles, aves o incluso pequeños mamíferos.
Peligro latente
Su capacidad utilizar estructuras urbanas y hábitats con fuentes de alimentos a los que otras hormigas no pueden llegar es lo que les está ayudando a tener tanto éxito en la ciudad, considera Samantha Kennett, autora principal del estudio y estudiante de doctorado en el departamento de silvicultura y conservación ambiental de la Universidad de Clemson en Carolina del Sur. También se ha observado que estas hormigas comen alimentos humanos en algunos casos, mientras que sus contrapartes europeas se alimentan principalmente de otros insectos y sus excrementos.
Por lo general, los insectos no nativos que terminan prosperando son los que no se limitan a una dieta específica o a ciertos entornos. Por eso las ManhattAnts tienen una mayor posibilidad de que realmente puedan aterrizar en un lugar nuevo y tener éxito en su adaptación y crecimiento.
Aunque no son dañinas para los humanos, no dejan de ser una molestia cuando terminan invadiendo apartamentos. Las han avistado hasta en el sexto piso de los edificios de apartamentos. Sin embargo, la mayor preocupación radica en el posible impacto negativo en sus entornos, como los árboles en los que residen, o en las especies nativas con las que podrían estar compitiendo.
Muchas especies de hormigas invasoras desplazan a las especies nativas. Estas generalmente cumplen roles muy especializados en el ecosistema, por lo que están interrumpiendo la vida en ese ecosistema. Es posible que a largo plazo, la hormiga ManhattAnt tenga un efecto negativo en los árboles de la ciudad. Estos insectos parecen estar buscando comida constantemente, incluso por la noche.
EL DATO
Las hormigas son muy inteligentes. Las colonias están tan estrechamente unidas que pueden transmitir conocimientos útiles entre generaciones, lo que constituye una «memoria» de la colonia.