Según UNICEF, uno de cada tres niños menores de cinco años sufre de malnutrición, ya sea porque se encuentra desnutrido o porque sufre obesidad. Este martes, el organismo hizo público su informe sobre el Estado Mundial de la Infancia, que lleva por título “Infancia, alimentación y nutrición: creciendo bien en un mundo cambiante”.
En el reporte, se asegura que “aunque el número de niños con retraso en el crecimiento está disminuyendo en todos los continentes menos África, el sobrepeso y la obesidad están aumentando en todos los continentes, incluido África, y a un ritmo rápido”. Además, la mitad de los niños de menores de cinco años padecen hambre oculta, lo que quiere decir que no reciben los nutrientes esenciales para su desarrollo.
We live in a world where millions of children are undernourished and millions of others are overweight.
It’s time to change the way we respond to malnutrition. We must not only ensure children have enough to eat but the right food to eat for a healthy life. pic.twitter.com/QkZQJm0vBD
— UNICEF (@UNICEF) October 15, 2019
UNICEF estima que unos 149 millones de niños se enfrentan a desnutrición crónica, lo que implica que tengan una baja estatura para su edad, y casi 50 millones padecen desnutrición aguda. Mientras que la obesidad entre niños y adolescentes ha aumentado de forma sustancial: en el 2000 la sufría 1 de cada 10 niños, en el 2016 la sufría 1 de cada cinco.
La influencia del entorno
“La globalización y el comercio también han ampliado el mercado de la comida rápida y la comida basura, y han impulsado la comercialización de los alimentos dirigidos a los niños”, asegura el informe de la agencia de las Naciones Unidas. Asimismo, explica que debido al “auge mundial” de los supermercados y cadenas de comida rápida, las familias y comunidades han abandonado las dietas tradicionales, que suelen ser más sanas.
En cambio, están optando por “dietas modernas que suelen estar cargadas de alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, azúcar y sodio y con un bajo contenido de nutrientes esenciales y fibra”, indica el informe. Esto, por supuesto, conlleva a que los niños no se alimenten bien y tengan más posibilidades de desarrollar a edades tempranas diabetes tipo 2 o que terminen siendo adultos obesos.
Pobreza y malnutrición
Sin embargo, el informe también señala que existe una correlación entre la pobreza y lo que llama “desiertos alimentarios”, que son vecindarios en los que es imposible encontrar productos frescos y mercados de alimentos saludables. También existen los llamados “pantanos alimentarios”, en los que priman las opciones poco saludables como comida rápida sobre las opciones saludables, que también suelen ser más caras.
Esto sucede en países desarrollados como Estados Unidos o Reino Unido, con obesidad infantil entre familias con bajos ingresos. “Esas zonas tienen cinco veces más restaurantes de comida rápida que las zonas más acomodadas. En muchos casos, los alimentos saludables son más costosos que las opciones no saludables”, indica UNICEF.
Healthy food = healthy brain.
A nutritious lunch will help this student in South Africa to thrive in class and build healthy habits that last a lifetime. We’re calling on governments to ban junk food in schools and support healthy meals for curious young minds. pic.twitter.com/AKCqyIyLs4
— UNICEF (@UNICEF) October 15, 2019
Entre las soluciones que propone el informe para acabar con la malnutrición está cambiar la legislación de los países para reducir las ventas de los alimentos no saludables. Además, la “Organización Mundial de la Salud insta a los gobiernos a comprometerse a erradicar la obesidad infantil utilizando enfoques de eficacia demostrada, a promover una nutrición de más calidad y a regular la comercialización de alimentos no saludables para los niños”.
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