La llegada de Joe Biden al poder es un cambio político en la Casa Blanca, pero también una vuelta a las tradiciones. Durante su campaña presidencial Biden utilizó el eslogan: «Que regresen los perros a la Casa Blanca«. Se refería a sus mascotas, Champ y Major. Dos pastores alemanes que han encontrado sitio en la residencia del primer mandatario estadounidense.
Champ tiene más tiempo en la familia. Se unió en 2008, luego de las elecciones en las que Biden obtuvo la Vicepresidencia. Diez años después, Major fue adoptado en la Delaware Humane Association. Ahora la familia Biden tiene pensado incluir un gato a su estancia en la Casa Blanca.
Durante el mandato de Donald Trump las mascotas no tuvieron cabida en la Casa Blanca. Fue el primer presidente en casi 60 años que no contó con la compañía de una mascota. Su excusa fue falta de tiempo, prefería jugar golf.
En el gobierno de Barack Obama fueron muy populares Bo y Sunny, los perros de la familia. Fueron muy populares. Tenían horarios de visita para que las personas los saludaran y se tomaran fotos con ellos.
El refugio de Major celebra su llegada a la Casa Blanca
Se puede considerar que los perros de Biden son los más afortunados del mundo. Sin embargo, no siempre lo fueron. De cachorro, Major vivió sus primeros días con Delaware Humane Association, una organización que se dedica a rescatar, cuidar y dar en adopción animales domésticos.
La organización organizó un evento para celebrar la llegada de Major a la Casa Blanca y recaudar fondos para financiar sus actividades. La Major Biden’s Indoguration Party fue de forma virtual y reunió más de 200.000 dólares. También felicitaron al perro de Biden por ser el primero en llegar al palacio presidencial después de vivir en el refugio. Es un ejemplo de perseverancia y del american self-made dog.
Major es el segundo perro abandonado que llega la Casa Blanca. En el día de Acción de Gracias de 1966, el presidente Lyndon B. Johnson adoptó un perro callejero que su hija encontró vagando en una gasolinera de Texas.
La tradición de las mascotas presidenciales
Antes de Biden y Obama, el presidente George W. Bush tuvo dos terriers escoceses llamados Miss Beazley y Barney. Los perros lo acompañaban a las reuniones con su gabinete. Franklin Roosevelt también tenía un perro de esta raza, Fala. Como era muy social contaba con su propia secretaria para responder la correspondencia. También protagonizó su propia serie de dibujos animados.
Bill Clinton tuvo dos mascotas cuya convivencia fue complicada. Un perro labrador color chocolate llamado Buddy y un gato apodado Socks, que protagonizaron varias peleas en jardines y corredores de la Casa Blanca. The New York Times apodó la pareja de mascotas como «la némesis».
Pero no solo perros y gatos vivieron en la Casa Blanca. John F. Kennedy se salió del molde con Macaroni, un pony que apareció en la portada de varias revistas. Por otra parte, William McKinley tenía un loro que recuerdan por sus silbidos constantes y atormentadores.
Humano y perro, una relación histórica
La domesticación de animales no es algo nuevo para la humanidad. Los primeros humanos que llegaron a América venían acompañados de perros, según un estudio realizado en la Universidad de Durham en Reino Unido. Los investigadores confirmaron que hace unos 15.000 años nuestros antepasados cruzaron el estrecho de Bering con este tipo de cuadrúpedos.
La arqueóloga Angela Perri y su equipo examinaron los registros genéticos de perros y humanos de esa época para llegar a esa conclusión. Las primeras evidencias se encontraron noreste de Asia. Asimismo, afirmaron que la domesticación de perros tuvo lugar por primera vez en Siberia hace 23.000 años.
El debate sigue siendo tema de conversación y más en Europa, lugar donde estudios anteriores apuntaban a la domesticación del lobo como origen a la posterior de los perros. Expertos detallan que esto se dio hace 15.000 y 40.000 años. Lo único que se sabe con certeza es que América queda descartada dentro de las opciones.
Una teoría afirma que los humanos y los lobos se acercaron para convivir juntos por las bajas temperaturas. Los caninos empezaron a acercarse a los campamentos humanos y a comerse las sobras. Se cree que por un tiempo ambas especies trabajaron juntas para cazar sus presas. Desde su domesticación los perros han desempeñado una amplia variedad de roles en las sociedades humanas y han aportado en el crecimiento de la cultura.
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