La organización ambientalista no gubernamental SOSOrinoco denuncia que el gobierno de Nicolás Maduro acelera la actividad minera ilegal al sur de Venezuela, en especial en el Parque Nacional Canaima, uno de los reservorios naturales más grandes del planeta y una zona bajo administración especial.
También alertó que un 70% del curso del río Caroní podría estar contaminado del mercurio que utilizan en una incesante y desordenada actividad aurífera.
A esa fecunda extensión declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco la explotación minera le está causando daños irreparables. También a sus poblaciones indígenas, a su fauna y flora riquísimas. En especial, sus saltos de agua y a toda su espectacular biodiversidad.
El río Caroní, en su bajo caudal, alimenta el 70% de la energía eléctrica de Venezuela. Allí opera la central hidroeléctrica de Guri (tercera en el mundo) que también corre altos riesgo también por los graves niveles de contaminación del agua.
Ante la alarmante situación, SOSOrinoco envió en 2018 un informe a la UICN World Heritage Programme y a la Unesco, sin recibir respuesta directa. Sin embargo, dichas organizaciones remitieron el documento a las autoridades venezolanas y les solicitaron una contestación formal, que no ha sido recibida.
la organización defensora de la naturaleza señala que el “régimen de Nicolás Maduro implementó una serie de medidas que en lugar de disminuir la actividad minera la actividad minera la intensificó en los últimos 19 meses. «Hoy existen otras minas, además de las detectadas en el informe anterior”, resalta.
Maduro acelera minería Ilegal
En Canaima se ha multiplicado la explotación indiscriminada de oro, en momentos en que Venezuela atraviesa una grave y prolongada crisis económica y social. El deterioro se ha intensificado con la estrepitosa caída de los precios del petróleo, fuente fundamental de los ingresos fiscales.
Boletín #16 | Abril 2020 – Nuevo informe completo | Régimen de @NicolasMaduro Acelera Minería Ilegal en Canaima, Sitio de Patrimonio Mundial @Unesco: Más minas de #OrodeSangre, abusos de #DDHH del Pueblo Pemón, aumento de mercurio en los ríos | – https://t.co/cRO6DeTLmj pic.twitter.com/fshjUf0uzn
— SOS Orinoco (@SOSOrinoco) April 2, 2020
En el informe 2020, SosOrinoco indica el alcance de la contaminación del río Caroní siguiendo el análisis diagnóstico de la vulnerabilidad del paisaje propuesto por Markham y Sangermano.
Zona frágil
El análisis de distancia de costos determinó que la actividad minera fuera del Parque Nacional Canaima está haciendo potencialmente vulnerable a una superficie de 22.481 hectáreas del parque. De esa extensión, 7.419 hectáreas tienen una “vulnerabilidad alta” a la actividad minera, 8.935 tendrían una “vulnerabilidad media”, y 6.127 están potencialmente expuestas a una “vulnerabilidad baja”.
Además, se registró una intensificación de la actividad minera en los últimos 19 meses. Con un incremento total del área afectada dentro del parque Canaima de 20 hectáreas, pasando de 501 a 521 hectáreas. También se determinó la existencia de otras minas no detectadas en el informe anterior, sin contar el número de balsas mineras que operan y que son más difíciles de detectar y que según fuentes locales superan las 20 unidades.
1/4 CONTINÚAN agrediendo al Río Caura (3ro más caudaloso de Vzla). Instalando balsas para la explotación de #OroYDiamantesDeSangre. Monitoriados desde Maripa/Bolivar. Usando los campamentos de Maderas del Orinoco y Wasaña. Instalan oficina administrativa cercanas al hospital. pic.twitter.com/7fIk1J9J00
— Americo De Grazia (@AmericoDeGrazia) April 1, 2020
La minería aurífera está produciendo daños severos a los ecosistemas, incluso irreversibles, por la singularidad de muchas de estas alteraciones a la biodiversidad y a la estructura social de las comunidades indígenas Pemón que habitan en Canaima.
Daños y más daños
SOSOrinoco observó en su trabajo de campo y con equipos satelitales que una de las grandes preocupaciones es los daños de la minería no se circunscriben a la superficie directamente impactada por la operación. Esto es, de remoción del sustrato, cráteres, lagunas. Hay una cantidad de daños acompañantes que son inherentes a la actividad: deforestación, eliminación de vegetación leñosa, cambio del drenaje, pérdida de suelo a distancia, sedimentación y contaminación de los cuerpos de agua.
Asimismo la presencia de asentamientos, galpones, patios de máquinas, pistas de aterrizaje, entre otros. Esto sin considerar la cacería de fauna silvestre, la pesca y, especialmente, los impactos sociales.
“Es criminal que las autoridades venezolanas no hayan paralizado esas actividades”, advierte la organización.
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