El aumento de la población de la cabra montés está perjudicando el suelo, la flora y la fauna del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Así que la Comunidad de Madrid tomará cartas en el asunto. Específicamente, para contrarrestar tales efectos y el incremento de la especie que lleva 6.000 ejemplares.
La Comunidad empezó los trámites para la aprobación del nuevo plan de control de la cabra montés, dado su crecimiento, indicó Europa Press. En el año 2000 había 400 ejemplares, pero ahora se calcula que son 6.000, sobre todo, en dos núcleos específicos del parque nacional.
En este sitio, y su zona periférica de protección, viven 135 especies de aves, 61 especies de mamíferos, 15 de anfibios, 24 de reptiles, 18 de peces y los invertebrados que son el mayor grupo de habitantes.
Dueño de 33.960 hectáreas, alrededor del 64% corresponden a Madrid, y el 36%, a Segovia, de la Comunidad de Castilla y León. En la época de invierno, la cabra montés, temida en las vías de tránsito, baja en busca de mejor clima y alimento.
El medio agrega que el incremento de la especie, mamíferos ungulados que suelen parir entre abril y mayo, está incidiendo en la pérdida de suelo anual protegido de 4.000 metros cúbicos.
También está haciendo de las suyas contra la fauna. Así, ha hecho que otras especies se desplacen o que desaparezcan. Es el caso de la mariposa apolo, cuya población es considerada vulnerable. Y la flora tampoco se salva. El acebo y el tejo, por ejemplo, están amenazados, aun cuando son especies protegidas.
El problema del aumento población de la cabra montés se atribuye, entre otras causas, a la falta de depredadores naturales en la zona donde habitan o que el hombre no los cace. Sus depredadores naturales suelen ser el perro asilvestrado y el lobo.
No obstante, este último, dice la Fundación Aquae, está bastante alejado de las áreas donde se encuentran las cabras monteses, que tienden a vivir entre 14 y 15 años.
Expertos del parque y de la Consejería del Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, de la Comunidad, han comprobado que la sobredensidad de estos animales, que proceden de reintroducciones de hace alrededor de 30 años, está causando daños.
Advierten que dichos daños pudieran no tener vuelta atrás si no se toman medidas urgentes. La razón es que ni la tasa de crecimiento ni la densidad de la población es natural y tampoco guarda equilibrio con el medio.
“El ramoneo que hace la cabra montés en muchas zonas no está permitiendo la floración y la fructificación de muchas especies vegetales, llegando incluso a incidir en la desaparición de musgos y líquenes en las superficies rocosas.
No solo afecta a especies abundantes y de amplia distribución, sino también a taxones amenazados cuya conservación es prioritaria como el acebo, el tejo, el guillomo o el serbal del cazador”, explicó.
La Consejería señaló que si hay una gran densidad de la especie, también puede haber problemas sanitarios, como la aparición de sarna. Ha ocurrido en otras zonas de España que han tenido una superpoblación de cabras monteses similar.
¿En qué consiste el plan para frenar el crecimiento de la cabra montés?
Investigadores de las universidades Complutense, Politécnica, Autónoma y la UNED han contribuido a los estudios que se han hecho para reforzar la base científica del plan.
“Este documento estratégico servirá para tomar medidas de control y ajustar la población de la cabra montés hasta alcanzar el equilibrio óptimo, adecuado, tanto a la capacidad de la acogida del medio como a los parámetros ideales teóricos fijados para la especie en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama”, agregó.
Especialistas han considerado como el método más adecuado y sostenible el modelo de extracción mixta. Se propone, pues, que se combine la extracción en vivo para repoblaciones de otros entornos y el control cinegético (de caza) de la cabra montés.
Para ello se contaría con el apoyo de sociedades de la zona locales, por su conocimiento acerca del territorio, y de organizaciones expertas en caza.
Sin embargo, la Comunidad se enfrenta a las limitaciones cinegéticas que pesan sobre la zona. Estos animales están considerados como especie cinegética en la región, pero hay una moratoria sobre la caza en los cotos del parque nacional.
Dicha moratoria vencerá en 2023 y por el momento se pueden cazar hasta 70 cabras al año.
Por otro lado, se han hecho repoblaciones en otras zonas con 600 cabras de Madrid.
La cabra montés se encuentra en un primer núcleo del parque; es decir: parte sur, distribuida entre Cuerda Larga, Sierra de los Porrones, Pedriza, Sierras de Morcuera y Altos del Hontanar.
La segunda se halla en la población de los Montes Carpetanos y está desde el macizo de Peñalara hasta el puerto de Navafría.
Sobre la cabra montés
Este mamífero ungulado, también herbívoro rumiante, con su par de cuernos largos (o cortos), curvados o retorcidos, tiene sus particularidades. Por ejemplo, come desde el atardecer hasta bien entrada la noche y, sobre todo, lo hace en verano.
Aunque no son camellos, no tienden a beber agua. Sin embargo, a veces se acercan a riachuelos o fuentes.
Viven en grupos. Por un lado, los machos. Por el otro, las hembras con sus crías y los jóvenes. Pero en la época de celo los machos se pelean entre sí por las hembras. Cuando estas paren, se alejan del grupo para hacerlo solas, y unos días después vuelven junto a su cría.
La Fundación Aquae dice que las subespecies que sobreviven podrían ser de 50.000 ejemplares. Tienden a estar en zonas como Sierra Nevada, Gredos, las Batuecas, Serranía de Cuenca, Alcaraz.
La caza de la cabra montés data de la Prehistoria. Con frecuencia esta especie aparece en las pinturas rupestres de la península ibérica.
Lea también: