Por Gorka Landaburu | Foto: Benito Guerrero
15/05/2018
Llegó a Madrid en 1999. François Musseau lleva, por tanto, casi 20 años contando todo lo que ocurre en España desde la óptica del diario progresista Libération –también para otros medios informativos– y para unos franceses que, reconoce, mantienen cierta “ignorancia” de lo que ocurre aquí, y ven a los españoles con los clichés habituales que los relacionan con la siesta o la corrupción.
“Me considero francés, cuantos más años llevo aquí me considero más francés, pero también me siento español o de alguna de las Españas”, asegura. Ensalza, sobre todo, a Madrid, que “es siempre mucho mejor de lo que la gente piensa. Es una ciudad en la que es muy difícil que alguien te pregunte de dónde eres, cuál es tu etnia o tu religión. Entras en el bar o en la plaza y puedes hablar con todos. Conozco pocas ciudades tan simpáticas en el mundo”.
Como corresponsal, recuerda especialmente lo sucedido entre el 11 y el 14 de marzo de 2004, cuando el terrorismo yihadista golpeó Madrid y, a los tres días, la fallida gestión gubernamental provocó un giro en la Moncloa.
“Lo que sucedió fue algo muy importante para el yihadismo mundial que, curiosamente, empezó localmente. Anunció que esta hydra terrorista-islamista está dentro de las sociedades occidentales, no está fuera”, apunta. Musseau añade que lo que ocurrió esos tres días “fue una de las mejores lecciones de democracia que han dado los españoles, a Europa y a toda la comunidad internacional”, porque se produjo “una mentira de Estado” a la que le siguió el estallido de las calles y las elecciones generales que ganó el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero.
También narró desde Madrid el 15-M de 2011 que, a su juicio, significó que España se volvía a situar “en la vanguardia” mundial.
Lo sucedido a raíz de las masivas movilizaciones en las plazas de todas las ciudades del país supuso “un puente entre unas nuevas generaciones desilusionadas y sobrediplomadas, y unas personas que venían de atrás y que vieron con ilusión cómo había gente que tomaba conciencia de que debía apoderarse de su destino y movilizarse”.
Hace cuatro años, Musseau escribió: “Cataluña se va”. Vaticinó la crisis de Estado que se avecinaba en España con el desafío independentista y que hoy mantiene en vilo a las instituciones.
“En el año 2000 vi claramente que el problema de España era Cataluña y se ha comprobado. Veía que si se juntaban algunos factores como una crisis económica o la necesidad de identidad en un mundo globalizado, la crisis podía llegar. Había una cosa armada desde hace mucho tiempo. Estaban muy organizados”, apunta.
No obstante, a su juicio, el gran problema de la crisis de Cataluña es español. “Si no se piensa que es un problema español nunca se va a resolver. Porque puede haber miles de Puigdemont, pero al final lo que no se puede negar es que hay dos millones de personas que sienten la independencia. Si unos cuantos poderosos piensan que España es una y monocolor, el problema catalán y el problema vasco continuarán”.
Aunque destaca el papel de la Transición, Musseau insiste en que “España, que es una gran nación y con gran historia, es un país que no está cerrado del todo. Hace falta una redefinición de este país en la cual todos se sientan cómodos”, advierte.
Sin embargo, se confiesa más favorable al modelo político español que al de su país, “porque el francés está demasiado centralizado”. A pesar de su intenso trabajo en España, también asume que sus vecinos en Francia conocen más lo que pasa en Italia, Reino Unido o Alemania.
DIARIO VIVO
Musseau ha puesto en marcha un proyecto inédito en España, Diario Vivo, que “lleva el arte de narrar historias verdaderas a los escenarios”. Varios autores que se dedican a la narrativa en un sentido amplio -periodistas, pero no solamente- cuentan en directo “relatos íntimos, inéditos e impactantes”. Cada Diario Vivo es efímero e irrepetible: no puede filmarse ni fotografiarse; y por ello no se ve después en ninguna pantalla o red social. Las primeras funciones han cosechado ya un gran éxito.