Por Iñigo Aduriz
24/06/2017
«Ames a quien ames, Madrid te quiere”. Del Barrio del Pilar a Vallecas y de Carabanchel a San Blas, vecinos y visitantes conviven desde hace meses con carteles y marquesinas con ese lema, alusivo al carácter integrador de la ciudad que este año le merecerá el título de capital mundial de la diversidad. Desde hace dos décadas la capital española ha ido incorporando a su carácter históricamente abierto y de acogida otro componente de ciudad tolerante, protectora y reivindicativa con los derechos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales –el conocido como colectivo LGTBI– que se le reconoce oficialmente este año con la celebración del World Pride 2017, el Orgullo Mundial.
Hasta el próximo sábado, 2 de julio, Madrid será una gran fiesta mundial para celebrar, debatir y mostrar la diversidad, cuyo acto central será la manifestación que se espera sea la más grande del planeta. Y es que la reivindicación también será mundial. Conscientes de la responsabilidad que supone un evento de estas características, las asociaciones que desde hace décadas promueven la organización del Orgullo pretenden traspasar las fronteras y recordar y denunciar las discriminaciones y humillaciones que sigue padeciendo el colectivo en todo el planeta.
“Este año lo dedicamos a la defensa de los derechos LGTB de todo el mundo”, recuerda Jesús Generelo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales. “Lo más urgente es la despenalización en los cerca de 80 países en los que la homosexualidad o la transexualidad está considerada delito y, sobre todo, acabar con las condenas a pena de muerte que se siguen dictando en numerosos estados”, señala. La situación más dramática se vive en África y en Asia, donde se concentran los territorios más hostiles hacia el colectivo. En América “hay mucha persecución social de la sexualidad” y, en Europa, e incluso en España, la discriminación y los delitos de odio que padecen homosexuales y transexuales están aún lejos de erradicarse por completo.
Las asociaciones insisten en que sigue habiendo razones para salir a la calle, especialmente en Madrid, donde se sigue combinando el ámbito reivindicativo con el más lúdico. Este año la celebración del Orgullo, que coincide con el 40 aniversario de la primera movilización por los derechos de los homosexuales en España y con los 25 años de la FELGTB, traspasará las fronteras del barrio de Chueca –epicentro del colectivo– con programaciones de espectáculos culturales y festivos por toda la capital.
Los grandes beneficiados
El metro abrirá durante las 24 horas en los días centrales. Y es que, además, el evento supone también un acicate económico para la ciudad. La Confederación de Comercio de Madrid (COCEM) espera que el Orgullo atraiga a la ciudad a tres millones de visitantes, que se sumarán a los madrileños de diversas orientaciones sexuales y condiciones que quieran disfrutar un año más de esta fiesta reivindicativa. El impacto económico del evento será de 200 millones de euros y la ciudad podría beneficiarse de hasta 300 millones. El comercio, la hostelería y los hoteleros serán los grandes beneficiados.
“Madrid tiene varias características que hacen que el Orgullo pasara de ser una manifestación a ser uno de los más multitudinarios del mundo”, apunta Generelo. “Por un lado, la asociación que organizaba la manifestación históricamente, COGAM, se unió con la FELGTB para hacer una marcha más reivindicativa al convertirla en estatal. De esta forma, se mantienen las manifestaciones en todas las ciudades el día del Orgullo, el 28 de junio, pero el siguiente fin de semana todas las asociaciones del país llegan a la capital para realizar una única marcha con un solo mensaje. Esto hace que se sumen muchas fuerzas organizativas y de promoción”.
Desde mediados de los años 90, al éxito de participación puramente reivindicativa se sumó el olfato empresarial. “A partir de 1995 se empezaron a sumar comercios y distintos negocios enfocados al público LGTB con carrozas que dieron una gran vistosidad a la manifestación”, dando lugar a un “modelo mixto” que da pie a una marcha “organizada plenamente por asociaciones”, a la que se suman las empresas. “Eso que en algunos sitios se ha convertido en una cabalgata en España se ha mantenido como algo más reivindicativo”, recuerda Generelo.
En todo caso, el Orgullo madrileño “ha sido una bola de nieve que ha ido creciendo”, ya que “conforme ha ido aumentando el número de personas de la manifestación se ha dado una especie de efecto llamada. También influyó que Chueca creció, España fue pionera en los avances legales y Madrid especialmente comenzó a acoger a personas LGTB y a ser referente en todo el mundo”. El presidente de la FELGTB recuerda que todo ha sido una experiencia ciudadana ya que hasta ahora “no se ha contado con el apoyo de las instituciones”. Generelo celebra que desde la llegada de Manuela Carmena al consistorio “el Ayuntamiento ha entendido que estas fiestas son un ejemplo de participación ciudadana y ha puesto los carriles para que este tren pueda discurrir a la velocidad en la que lo hace”.
Respecto al futuro, y ante el éxito esperado para esta edición, las asociaciones recuerdan que desde su nacimiento el Orgullo madrileño “sirvió de contención para el Gobierno de José María Aznar en un momento de retrocesos y de homofobia, sirvió para pedir la igualdad plena una vez aprobado el matrimonio igualitario y nos está sirviendo para reivindicar derechos que no estamos consiguiendo con el Gobierno actual”. Y es que en el reverso oscuro Madrid también tiene en su historial más reciente las 240 agresiones homófobas registradas en las calles de la ciudad en 2016 por parte del Observatorio contra la LGTBfobia que coordina la Fundación Arcópoli.
Con el objetivo de acabar con esos ataques, con los delitos de odio y garantizar la igualdad, las asociaciones LGTBI, a través de la FELGTB, han presentado en el Congreso de los Diputados una nueva normativa que esperan cuente con el respaldo de todas las formaciones políticas. Se trata de un Proyecto de ley contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales, en el que se plasman medidas en el ámbito laboral, sanitario, familiar, educativo o de la administración de la justicia. También hay cabida para la legislación de la violencia intragénero, el derecho de asilo, la cooperación internacional, las Fuerzas Armadas o las transidentidades e intersexualidad.