Por Jorge Neri
CEO del Grupo EIG Multimedia y editor de Cambio16
Después de haber llegado como algo del destino o divino a nuestra nueva portada “Madre Tierra”, he sentido la necesidad de escribir nuevamente sobre la misma y continuar así con el desarrollo de la defensa de la naturaleza, que representa desde hace más de cinco años uno de los pilares fundamentales de Cambio16; dejando a un lado otros temas de interés informativo y aprovechando que el próximo 31 de octubre hemos organizado el primer Congreso Internacional de Sostenibilidad Medioambiental en Madrid.
La portada de este mes –junto con la de junio y la de julio-agosto– nos ha movido mucho porque consideramos que es única y transcendental, engloba múltiples mensajes e interpretaciones como solo el arte lo puede hacer. Se trata de una fotografía magistral, realizada por el biólogo y artista plástico Antonio Briceño, de un joven perteneciente a la tribu amazónica de los kayapó, un pueblo indígena que habita en las tierras planas de Mato Grosso y Pará, en Brasil, al sur de la Amazonía. Los kayapó se han distinguido por su lucha contra la tala ilegal, la ganadería y la explotación minera de los yacimientos de oro. La aldea donde vivía el guerrero adolescente de la foto desapareció tras resultar inundada por una represa en el año 2005.
El primer mensaje que salta a la vista, muy poderoso y trabajado conjuntamente con el artista, es que los indios son los únicos Homo sapiens que han sido capaces de fusionarse perfectamente con la naturaleza y, en consecuencia, han sabido desarrollar un punto de equilibrio con el ecosistema en el que viven.
Una realidad que me hizo reflexionar y llevar a ajustar la afirmación que sostuve en un artículo y vídeo reciente, donde mencionaba que los seres humanos somos el virus del planeta porque no desarrollamos un punto de equilibrio con el ecosistema donde habitamos, igual que los virus.
Después de trabajar en la portada, leer sobre las culturas indígenas y tras varias conversaciones con nuestro queridísimo amigo Antonio Briceño, quien para la realización de las fotografías se internó a vivir durante meses con los indios, podemos con gran alivio y mucho que aprender afirmar que las culturas indígenas, en su mayoría, sí desarrollan un punto de equilibrio con la madre tierra.
De hecho, todavía me retumban las palabras de Antonio cuando me comentaba que después de vivir con los indios le era muy difícil acostumbrarse de nuevo a nuestra civilización, especialmente porque percibía con claridad la enfermedad del mundo.
La portada también me lleva a pensar cómo los seres humanos somos capaces de olvidar lo importante, lo primario, la fuente de la vida, nuestra madre tierra. Le hemos dado la vuelta a la manzana. Hemos pasado de ser cazadores-recolectores a conquistar la Luna y progresar con grandes avances tecnológicos, llegando ya casi a la tan proyectada inteligencia artificial, para volver al punto de partida; un entendimiento básico de la supremacía de la naturaleza.
Para colmo, sarcástica ironía, solo recurrimos a la madre tierra cuando, después de estar agotados de tanto trabajar o enfermos de estrés, nos acordamos de su poder sanador como fuente de energía primaria: una playa, una montaña, un bosque, una selva, el mar, etc.
Como segundo mensaje, conectado con uno de los grandes temas y problemas actuales, que también salta a la vista y que parece gritarnos desde la portada, está la necesidad de proteger las selvas, un mandato extensivo a la naturaleza en general: ríos, lagos, mares, playas, bosques, montañas, aire, etc. En otras palabras, la urgencia del cambio radical que tenemos que dar los seres humanos para proteger nuestra única y contaminada nave espacial –La Madre Tierra– antes de que el daño sea irreversible.
Hablamos, entre muchas otras acciones, de reforestación, limpieza de mares, ríos y lagos, siembra de corales, manglares, reducción de la ganadería y la pesca, descarbonización, etc. Un cambio casi absoluto de los hábitos de consumo, de la manera en que producimos y de la forma en que vivimos.
En Cambio16 seguiremos poniendo nuestro grano de arena para contribuir a la transformación imperiosa y URGENTE hacia la economía circular, sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Así como Cambio16 fue en su fundación el medio de comunicación de la transición del franquismo a la democracia, hace más de cinco años que hemos asumido, más firmes que nunca, el objetivo editorial de convertirnos en el medio de la transición hacia la sostenibilidad, generando la conciencia colectiva precisa para exigir el cambio y proponiendo acciones y medidas concretas a los políticos y a las empresas para su consecución.
Es por ello que estamos organizando el Primer Congreso Internacional de Sostenibilidad Medioambiental, donde reuniremos a un importante grupo de políticos, empresarios y entidades medioambientales para avanzar en propuestas de sostenibilidad y finalizar con un pliego de compromisos y retos que coadyuven a la transformación hacia lo sostenibilidad.
Por mi parte, seguiré trabajando en mi propuesta de cambio de la metodología de valoración de las empresas para incluir un nuevo valor basado en la transformación sostenible.
Se trata de una partida que debería representar entre un 15% y un 30% del valor final absoluto de la compañía. Con esta propuesta lograríamos alinear los objetivos de sostenibilidad con los de crecimiento de las empresas.
Lea más sobre este y otros contenidos en la edición 2.261 de Cambio16
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