En su discurso de investidura, el nuevo presidente de Brasil hizo algunos anuncios que se contraponen a la gestión de su antecesor, Jair Bolsonaro. Luiz Inácio Lula da Silva prometió acabar con la deforestación «ilegal» en el Amazonas y proteger a los pueblos indígenas.
En su alocución ante el Congreso, en Brasilia, se manifestó a favor del medioambiente . «No podemos admitir que (la Amazonía) sea una tierra sin ley. No vamos a tolerar la degradación del medioambiente que tanto mal ha hecho», afirmó.
Considera que Brasil puede estar en la primera línea global y en su mandato se hará una transición energética adecuada con el objetivo de eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero». Añadió que Brasil está listo para restaurar su liderazgo en la lucha contra la crisis climática y probar que es posible generar riqueza sin destruir el medioambiente.
En su primer mandato Lula da Silva las tasas de deforestación en Brasil eran más del doble de hoy. Sus políticas las redujeron un 80%, el ritmo más bajo de deforestación se registró dos años después de su renuncia en 2010. Pero las cosas cambiaron entre 2019 y 2021. Las tasas de deforestación se dispararon y Brasil perdió más de 3 millones de hectáreas de la selva amazónica. Ahora prometió reanudar las políticas que redujeron la pérdida de bosques. “Lucharemos por el fin de la deforestación en el Amazonas. Brasil y el planeta necesitan una Amazonía viva”, recalcó con entusiasmo.
Lula habla de frenar la deforestación en el Amazonas
La activista amazónica Marina Silva es la nueva ministra de Medio Ambiente y ha luchado activamente para frenar la deforestación de los bosques tropicales. Acompañó a Lula en la COP27 en Egipto, donde el veterano político prometió a multitudes que lo vitoreaban una “deforestación cero” para 2030. La Amazonía, la selva tropical más grande del mundo, es clave para combatir el cambio climático. “No habrá seguridad climática si el Amazonas no está protegido”, dijo.
Marina Silva subraya ese compromiso, pero su designación no cuenta con la buena voluntad de muchos actores de la agroindustria y legisladores desarrollistas. Están resentidos con las reiteradas denuncias y acciones contra los abusos de los plantadores de soja y de los ganaderos en su tiempo como ministra de Medio Ambiente durante la mayor parte del mandato de Lula de 2003 a 2010
Silva nació en la Amazonía y trabajó como recolectora de caucho en su adolescencia. Como ministra de Medio Ambiente, supervisó la creación de decenas de zonas de conservación y una sofisticada estrategia contra la deforestación. Con importantes operaciones contra los delincuentes medioambientales y un moderno monitoreo vía satélite. También ayudó a diseñar el mayor esfuerzo internacional para preservar la selva tropical: el Fondo Amazonía, respaldado en su mayor parte por Noruega. La deforestación se redujo drásticamente.
Sin embargo, Silva se distanció cuando Lula comenzó a atender los pedidos de agricultores y productores de carne con multimillonarios contratos con Europa y los países vecinos. La vena de comerciante de Lula y sus lazos con Odebrecht se impusieron sobre el oxígeno de la selva amazónica.
Otros nombramientos y políticas en mente
Lula la convenció de que se había retractado de su rumbo extractivista y aceptó respaldarlo porque le garantizó que sus propuestas de conservación se llevarían a cabo. En su aparición en la cumbre de la ONU en Egipto, Silva dijo que el gobierno de Lula protegería la selva tropical y lideraría la lucha contra el cambio climático. Una aseveración con la que puede perder todo su prestigio como defensora de la naturaleza. Su futuro dependerá de que sus palabras se hagan realidad. “Brasil volverá a tener el papel protagónico que tuvo anteriormente en lo que respecta al clima y a la biodiversidad”, aseveró. ¿Todavía no sabía que Lula había designado como ministro de Agricultura al productor de soya Carlos Fávaro. Precisamente, el gremio más vinculado con la destrucción de la selva amazónica.
Mientras tanto, el principal asesor de asuntos exteriores, Celso Amorim, dijo que Lula planeaba invitar a los líderes regionales a una cumbre sobre la selva amazónica en 2023. Sería una señal de que intentaría fortalecer la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica y facilitar a los países de la región unirse en estrategias que protejan el bosque y atraigan inversión extranjera para proyectos de desarrollo sostenible.