El Partido de los Trabajadores registró el miércoles al exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva como candidato para las elecciones presidenciales de este año, pese a que cumple una sentencia de 12 años de cárcel por corrupción y varios procesos vinculados a sobornos.
A pesar de la condena, ratificada en segunda instancia, da Silva sigue siendo uno de los políticos más populares de Brasil. Cerca de 10.000 simpatizantes marcharon hacia el máximo tribunal electoral coreando «Lula libre» y «Lula presidente» mientras acompañaban a los líderes del partido para inscribir la candidatura a sólo horas de que venciera el plazo límite.
Sin embargo, se prevé que el tribunal electoral lo excluya porque la legislación de Brasil no permite que los candidatos tengan una condena que se haya ratificado en una apelación, el cual es el caso de Lula.
Aún así, su inscripción marca una fecha en rojo en los calendarios porque Lula sigue liderando las encuestas en Brasil. La sentencia del tribunal electoral no debería retrasarse más del 17 de septiembre, fecha límite para revisar las inscripciones.
Entre más tiempo pase, y el PT haga candidatura usando el nombre de Lula, más tenso será el día de la sentencia del tribunal electoral. Pero ya tanto la presidenta del Tribunal Electoral, Rosa Weber, como la fiscal general de la república, Raquel Dodge, planean acelerar la sentencia.
De hecho, la oficina del fiscal general inmediatamente presentó una solicitud al máximo tribunal electoral para que invalide la candidatura de Lula, apegándose a la legislación brasileña.
Fernando Haddad, la segunda opción
El PT registró al exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad como compañero de fórmula de Lula. Haddad encabezaría la candidatura si la inscripción de Lula no tiene éxito, dijeron fuentes del partido.
«La gente creía que Lula no sobreviviría en las encuestas y ha sido lo opuesto. Aún es el favorito en todos los escenarios y ganaría directamente en algunos de ellos», dijo Haddad a periodistas. «Si la gente quiere votar por él, debería tener derecho a hacerlo», agregó.
Lula gobernó Brasil durante dos períodos entre 2003 y 2011. Dejó el cargo con un índice de aprobación récord del 87 por ciento gracias a una economía floreciente y programas sociales que sacaron a millones de brasileños de la pobreza.
Pero su popularidad se vio afectada por acusaciones de corrupción y escándalos en los que se vio implicado su partido. El PT dejó el poder en 2016 cuando se destituyó a la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, tras acusaciones de violar las leyes de presupuesto del país.