El cuestionado presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, a quien le dicen el último dictador de Europa, se reunió con el último gran aliado que le queda, el presidente de Rusia, Vladimir Putin. La cumbre se produjo menos de 24 horas después de que más de 100.000 personas salieron a las calles a exigir su renuncia.
Ambos tuvieron una “reunión de trabajo” en el balneario ruso de Sochi, en el mar Negro. Su primer encuentro cara a cara desde los inicios del movimiento de protesta en Bielorrusia, a raíz de las controvertidas elecciones presidenciales del 9 de agosto. Los manifestantes acusan a Lukashenko de manipular los comicios.
Siguen las protestas
El domingo, decenas de miles de personas marcharon en Minsk, la capital, y otras ciudades. Desde que se conocieron los resultads amañados, todos los fines de semana hay protestas masiva contra el dictador Lukashenko. El régimen desplegó un gran número de policías en áreas clave. Oficialmente fueron arrestadas 400 personas en las protestas que llevan por nombre Marcha de los Héroes.
Las protestas han sido desencadenadas por una elección ampliamente disputada hace un mes y la posterior brutal represión policial. Los manifestantes quieren que Lukashenko renuncie después de alegar una manipulación generalizada de los votos y la persecución de los candidatos opositores
El autoritario bielorruso, que lleva en el poder 26 años, ha negado los señalamientos que están a la vista. Acusa a las naciones occidentales de interferir y ha prometido que «defenderá a Bielorrusia». La mayoría de los líderes de la oposición fueron detenidos o partieron al exilio.
Pronunciamiento de la Unión Europea y de la ONU
La alta comisionada para los derechos humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, dijo que las denuncias de tortura y malos tratos a los detenidos «deben documentarse e investigarse, con miras a llevar a los perpetradores ante la justicia».
«En Bielorrusia hay continuos informes alarmantes de represión violenta y salvaje en en contra manifestaciones pacíficas, especialmente a mujeres», afirmó Bachelet.
La expresidenta socialista de Chile considera que el restablecimiento de la paz social en Bielorrusia requeriría «un diálogo de gran alcance, reformas y rendición de cuentas por las graves violaciones de derechos humanos”.
Haciéndose eco de la preocupación de Bachelet, la delegación de la Unión Europea hizo un llamamiento a un debate urgente sobre los acontecimientos el viernes. «La iniciativa fue necesaria debido al fuerte deterioro de la situación de los derechos humanos en la nación de Europa del Este, antes y después de las controvertidas elecciones presidenciales de agosto», dijo el embajador de Alemania ante la ONU en Ginebra, Michael von Ungern-Sternberg.
Bloqueo informativo
Internet móvil está desactivado en la capital de Bielorrusia. El canal de televisión Belsat, informó que cinco de sus colaboradores han sido detenidos en las protestas. Este lunes, la periodista Maryna Drabysheuskaya logró escribir en Facebook que la policía se la estaba llevando al departamento de policía del distrito de Chyhunachny con el camarógrafo Yauhen Merkis.
El viernes pasado, fueron arrestados dos colaboradores más de Belsat TV, Larysa Shchyrakova y Andrey Tolchyn, así como Zmitser Kazakevich, reportero del canal en Vitsebsk.
Lukashenko agradeció a Putin el «apoyo moral»
El Kremlin emitió un comunicado antes de la reunión el el cual informaban que Lukashenko y Putin discutirían «temas clave» para el desarrollo de las relaciones bilaterales, incluidos comercio, economía, energía y cultura. El texto no menciona la agitación política en Bielorrusia ni la exigencia de la renuncia de Lukashenko por los manifestantes.
En la parte televisada de la reunión, Lukashenko le agradeció a Putin su «apoyo moral en este período difícil», en alusión a las protestas que ha reprimido con singular violencia y crueldad.
«Un amigo en la necesidad es un amigo de verdad. Lo digo con sinceridad ”, dijo Lukashenko, inclinándose hacia Putin. El mandatario ruso reafirmó compromisos mutuos, incluido un acuerdo de seguridad de 1994, que exige que ambos países ofrezcan asistencia, incluida ayuda militar si fuese necesario si alguno enfrentara una amenaza externa.
Préstamo de Moscú a Misnk
Fue el primer viaje del líder bielorruso al extranjero desde las elecciones presidenciales del 9 de agosto y sus resultados generaron las protestas masivas. Putin pareció respaldar el futuro político de Lukashenko y elogió los esbozados planes de su homólogo de realizar cambios constitucionales para apaciguar las protestas.
El presidente ruso dijo en los comentarios televisivos conjuntos que estaba «seguro de que estos cambios «permitirían que el desarrollo del sistema político del país alcance nuevas alturas».
Putin también ofreció apoyo económico. Se mostró dispuesto a otorgar un préstamo gubernamental de 1.500 millones de dólares y pidió más comercio entre los países. Dijo que los bielorrusos deberían «lidiar con esta situación ellos mismos, con calma y en diálogo entre ellos, sin insinuaciones ni presiones externas».
Altibajos entre Lukashenko y Putin
La relación de Putin con Lukashenko se enfrió después del fracaso de las conversaciones el año pasado para profundizar la integración entre los dos países. El bielorruso rechazó lo que vio como un menoscabo de la soberanía de su país. Esos vínculos se resquebrajaron aún más poco antes de las elecciones y después de que Bielorrusia detuviera a un grupo de mercenarios rusos. Las autoridades de Minsk los acusaron de pretender desestabilizar el gobierno. Rusia negó haber empleado mercenarios para ese propósito. Lukashenko ha dicho desde entonces que las aprehensiones «fueron un error».
En una amplia entrevista con periodistas rusos de agencias de noticias estatales la semana pasada, Lukashenko llamó a Putin su «hermano mayor». Enfatizó la fuerza de su relación y culpó a estadounidenses, checos, lituanos y ucranianos por orquestar las protestas.
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