Una nueva manera de llevar, comprar y entender la moda está contagiando a muchos de sus hacedores y seguidores, es el lujo consciente. Una forma de percibir la moda más consciente con la sostenibilidad, responsabilidad social y la ética empresarial.
La moda también tiene sus modismos. Es importante no confundir con el “lujo silencioso” o “quiet luxury” al que acuden royals o celebrities. Este concepto busca un enfoque del lujo más discreto y menos ostentoso. En lugar de mostrar riqueza a través de logotipos o exhibiciones llamativas, realza la calidad de las prendas y la atención a los detalles.
El lujo consciente es otra cosa, más profunda e integral, es una forma de vestir y un estilo de vida. ¿Pero es algo nuevo? Este tipo de moda tiene sus orígenes en las ventas de ropa usada o mercadillos vintage. Ahora, es un filón más en este competido mundo; esta vez con mayor organización, visión de futuro y alcance. Grandes firmas se han anotado en esa acera.
Entre las marcas que se dejan ver están YSL, Chanel, Jil Sander, Prada, Gucci, Manolo Blahnik, Margaret Howell y casi todos los demás grandes nombres del sector de artículos de lujo. Además mucha ropa de Zara.
Chiara Menage, quien fundó uno de esos sitios, Menage Modern Vintage, en 2018, cuenta que la tendencia se ha generalizado con su obvia conexión con la sostenibilidad. “Eso ha contribuido enormemente a que la gente vea más favorablemente los artículos de segunda mano y antiguos. Mi objetivo es ofrecer una muy buena alternativa a la compra de cosas nuevas que estén como nuevas y 100% sostenibles”, dijo a The Guardian.
La moda del lujo consciente
Menage no había oído hablar de la “regla de cinco”. Una popular campaña de sostenibilidad para alejar a los seguidores de la moda del consumo excesivo desafiándolos a comprar no más de cinco artículos nuevos en un año. La campaña fue iniciada por la consultora de moda y minorista Tiffanie Darke en 2023 basándose en una investigación del grupo de expertos Hot or Cool Institute. Los de segunda mano no se cuentan en el total. El informe Mercados éticos de 2023 del Co-operative Bank revela que las ventas de ropa de segunda mano han aumentado casi un 50%.
“Las compras de artículos usados han aumentado a £ 1,2 mil millones (alrededor de $1,5 mil millones) y los mercados en línea como Depop y Vinted experimentan un alza en los anuncios de segunda mano. Mientras tanto, las visitas a las tiendas benéficas se han vuelto más frecuentes que nunca, provocando una subida del 147 % en las ventas”, informó el banco.
Una encuesta reciente encontró que el 67% de los millennials están conectados con el lujo consciente y compran productos de segunda mano ahora. Según Farfetch -la plataforma internacional para la moda de lujo- la edad media de los clientes conscientes es de 32 años. Y estas compras por géneros es del 63% de mujeres y 37% de hombres.
En su informe anual, Farfetch observó además que las búsquedas de productos conscientes en su sitio en internet crecieron un 78% interanual. La firma utiliza varios criterios para calificar los productos «conscious». Deben estar hechos de materiales certificados o reconocidos independientemente. Por ejemplo, tejidos orgánicos, reciclados y reciclables, materiales de bajo impacto. Además, tener un proceso de producción certificado, ser de segunda mano o pertenecer a una marca que tiene buenos resultados con la agencia “Good on You”.
Variedad y amplitud del mercado
La moda del lujo consciente se mueve a través de grandes tiendas online, de redes de distribución internacional y local y, en mercados benéficos. O, como sucedió en una vieja y fría iglesia en Willesden, al noroeste de Londres. Allí se desplegaron vestidos vaporosos, montones de suéteres, cajas de sombreros, zapatos y bufandas.
La gran oferta estuvo a cargo de la ex editora de Vogue, Alexandra Shulman y la novelista Zadie Smith, este no era un mercadillo benéfico, sino un evento que resume las tendencias actuales sobre cómo la gente compra su ropa.
La procedencia de gran parte de la mercancía es estrellada. Shulman abrió su libreta de direcciones y Sophie Dahl y Jemima Khan donaron ropa. Las mejores marcas de moda se exhibían en su espacio.
Cuando se abre la puerta a los compradores de todas las edades, comienza la búsqueda. Marina Beaumont, de 40 años, dijo que está preparada para el tumulto. “Llevo chaleco y calzas para que sea más fácil probarme las cosas”. Entretanto, Istara Morris, de 15 años, contó que “comprar en persona se siente mejor y venir a esto se siente especial”.
Leah Foster-Aileru, de 21 años, trabaja en el comercio minorista. Todo lo que lleva puesto procede de una tienda benéfica. “Esta es la mejor manera de comprar: ahorras dinero y disfrutas de la caza. No puedo resistirme a ir a tiendas benéficas. Normalmente encuentro algo”.
Una mujer que vivía a lo largo de la carretera estaba encantada con su vestido negro DVF y su cartera Mulberry de piel de becerro. «Traje a mi tía de Cumbria y le regalaré este bolso italiano», comentó al diario británico.
«Es cuero, ¿verdad?» preguntó la mujer mayor. Lo era, y por 30 libras ($38) por un bolso apenas usado, estaba consiguiendo una ganga.
Grandes firmas lideran la nueva moda
Los consumidores de ahora buscan también esa diferencia en la sostenibilidad de los procesos de producción de las firmas más exclusivas del mundo. Ya son muchas las que incorporan estos avances en sus plantas de producción y sistemas de distribución.
Aunque ahora se registra un auge del lujo consciente, Gucci ha sido una de las firmas de lujo que se ha anticipado en incorporar esta conciencia en su imperio en su elaboración. En 2011, lanzó un exclusivo modelo de lentes basado en semillas de aceite de ricino, y su primera colección de sandalias de plástico sostenible y biodegradable
En 2017 dio orden de no usar bajo ningún concepto pieles de zorro, visón, conejo, karakul o mapache en sus colecciones. Una gran muestra de sostenibilidad que sigue vigente en la actualidad, recoge El Economista.
Stella McCartney, la firma de moda de lujo propiedad de Kering, se niega a utilizar como materias primas el cuero o las pieles. También es una de las pocas casas de lujo que está en plena reconversión del suministro energético de sus plantas por modelos actuales mucho más sostenibles como los paneles fotovoltaicos.
Marco Gobbetti anunció una decisión importante en su estrategia de negocio: la firma de moda de lujo ya no destruye sus productos en stock. Su caso no es como el de Stella, ya que se podría decir que esta determinación ha sido un tanto forzada por la presión de ecologistas en contra de su modus operandi. Burberry, por norma, quemaba todos sus productos no vendidos para proteger su propiedad intelectual.