Estamos inmersos en un proceso de aceleración digital que va a cambiar la forma en que trabajamos. La pandemia ha contribuido a incrementar el componente digital en nuestras vidas. La prioridad es que la tecnología esté al servicio de la sociedad y podamos desarrollar el rostro humano de la inteligencia artificial. Lucía Velasco, directora del ONTSI, cree que está en nuestras manos abordar una transición digital que mejore la vida de las personas y no deje a nadie atrás.
Economista y escritora, experta en transformación digital en el ámbito laboral, Lucía Velasco fue directora del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), encargado del estudio de la digitalización y el impacto de la tecnología en la sociedad.
Tiene además un Master en Comunicación por la Universidad de Alcalá (UAH) y varios postgrados en ámbitos como la Dirección de Innovación Social (Esade); Agile Project Management (IEBS/URJC); Responsabilidad Social Corporativa (IE) y Género (Instituto de la Mujer). Antes de incorporarse al ONTSI, Lucía Velasco era la directora del Gabinete de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.
Cuenta con una amplia trayectoria profesional en la Administración General del Estado, donde ha formado parte de los gabinetes de Presidencia del Gobierno; Ministerio de la Presidencia; Ministerio de Industria, Energía y Agenda Digital, así como en el Congreso de los Diputados. A su trabajo en el sector público, suma experiencia en el sector privado y el tercer sector.
Ha dirigido el área de Estudios e Innovación Social de una ONG, centrando su actividad en la evaluación de políticas públicas, emprendimiento social, inclusión digital y medición de impacto. También ha trabajado en el International Integrated Reporting Council en Londres, y en el área de consultoría estratégica para una firma internacional.
Las denominadas cuatro D –demografía, descarbonización, desglobalización y digitalización– son megafuerzas que condicionan el desarrollo de las sociedades y que nos hacen tomar decisiones políticas y económicas. No podemos ignorarlas si queremos mantener el sistema a flote
Asimismo, es experta evaluadora para Eurofound (Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo) y experta independiente para la Comisión Europea en el ámbito del futuro del trabajo. Es autora del libro ¿Te va a sustituir un algoritmo? El futuro del trabajo en España (Editorial Turner, 2021) donde analiza cómo la tecnología, para bien o para mal, ya está cambiando el trabajo.
Alrededor de 85 millones de empleos van a experimentarlo antes de 2025 en todo el mundo. En España, la automatización podría afectar a la mitad de los puestos. Contratos, pensiones, habilidades, formación, estudios universitarios… parece que ya nada será igual.
En la introducción se asegura que no se trata de ciencia ficción. Ante esta disrupción digital, tenemos que tomar decisiones y empezar a actuar lo antes posible. ¿Cómo prepararnos para ello? Este libro recoge lo que toda persona debería saber sobre el futuro del trabajo y lo que podemos hacer al respecto.
Lucía Velasco resume en esta obra lo que ha contado en foros internacionales como la OCDE o la Comisión Europea. Está convencida de que está en nuestras manos desarrollar las políticas necesarias para lograr que la transición digital mejore la vida de las personas y no deje a nadie atrás. Su prioridad es que la tecnología esté al servicio de la sociedad y considera que nuestra asignatura pendiente es la igualdad real de la mujer.
¿Hasta qué punto la tecnología, la digitalización y la computación cuántica van a condicionar nuestra vida?
Pasamos más de cinco horas al día conectados a internet y desde la pandemia ha habido una aceleración digital. Estamos pensando en espacios virtuales como el metaverso, y todo parece apuntar a que nuestra vida incluye un creciente componente digital.
En su libro ¿Te va a sustituir un algoritmo? El futuro del trabajo en España resume el nuevo modelo laboral global. ¿Cuáles son sus características? ¿Qué retos plantea y qué riesgos entraña?
Espero que los lectores me permitan que anime a que se lo lean, es una historia asequible y entretenida que refleja los cambios que estamos experimentando en nuestras tareas laborales por culpa de la tecnología.
Estamos hartos de oír que el mercado laboral reclama perfiles y habilidades que los demandantes de empleo no tienen. ¿Qué está fallando?
Es difícil dar con una única problemática, pero actualizar el currículum académico, fortalecer la formación profesional, promover formaciones más cortas, reconocer formaciones específicas fuera del ámbito reglado y acercar empresas con instituciones académicas suelen ser parte de las soluciones.
Afirma que la vida media de una habilidad aprendida es de cinco años, la mitad de lo que aprendiste hace cinco años es prácticamente irrelevante, y casi todo lo que aprendiste hace diez años está obsoleto. ¿Hay que reformar el sistema educativo?
Parece que ya lo estamos haciendo, y el Plan Nacional de recuperación, transformación y resiliencia está cargado de propuestas. En las últimas semanas hemos visto reformas relacionadas con la nueva Ley educativa (LOMLOE), la Ley de Ordenación e Integración de la Formación Profesional o las ayudas para impulsar la formación de los trabajadores y la acreditación de sus competencias para mejorar así su empleabilidad. Se están haciendo cosas.
Identifica cuatro motores de cambio, las denominadas Cuatro D: demografía, descarbonización, desglobalización y digitalización. ¿Cómo actúan en la sociedad?
Son megafuerzas que condicionan el desarrollo de las sociedades principalmente occidentales y que nos hacen tomar decisiones tanto políticas como económicas. No podemos ignorar ninguna de ellas si queremos mantener el sistema a flote.
El empleo para toda la vida pasó a la historia y hoy las nuevas generaciones deambulan sin ocupación o con contratos basura. ¿Hay que acostumbrarse a (sobre) vivir en precario?
Todo lo contrario, deberíamos rechazar el precariado como nueva clase social Es algo a lo que debemos comprometernos como sociedad.
Apunta que será preciso adquirir mentalidad de autónomo y trabajar como freelance. ¿Qué hacer si no se tiene mentalidad emprendedora?
Digo que tenemos que cambiar de la mentalidad “que me den un trabajo para toda la vida” a ser más dinámicos y entender que en muchos casos el trabajo te lo tienes que generar tú.
¿No habrá algún trabajo en el metaverso para quien no quiera ser empresario?
El metaverso de momento no existe, es una gran promesa especulativa para las empresas de infraestructuras y de publicidad, a mí me interesa más que todo el mundo tenga trabajo, y que seamos capaces de comprender lo que se necesita para acceder a ellos.
La startup basa su modelo de negocio en el éxito y el fracaso, ensayo y error. ¿Es un buen planteamiento?
La innovación se basa en ese modelo de probar hasta acertar, me parece muy necesaria. Las startups son una fuente inagotable de innovación y de dinamismo. Ojalá más en nuestro país.
Entiende que es necesario revalorizar el concepto de oficio e impulsar los oficios digitales. ¿A qué se refiere?
Lo detallo en un capítulo del libro donde pongo en valor los viejos oficios y explico que en el siglo XXI los oficios tienen otras características.
¿Cómo implementar una dimensión humana de la tecnología para no acabar en manos de multinacionales sin alma?
La forma de impulsar el humanismo tecnológico es poner a la persona en el centro del desarrollo técnico para que la tecnología responda a nuestros intereses como personas.
¿Hay que plantear una salud laboral digital?
Sí, ya estamos viendo los efectos perjudiciales en la salud de un uso intensivo de la tecnología.
¿De qué forma superar la brecha digital, sobre todo en su lado más excluyente como ocurre con la tercera edad?
Es importante incluir a las personas de edades avanzadas en el uso de la tecnología y diseñar productos específicos, también hay que formarles e incluso entender que no podemos obligar a nadie a ser digital si no quiere. Para ello hay que tener siempre alternativas
¿Estamos ante una nueva brecha entre los que pueden ser atendidos por una persona y los que se tendrán que conformar con un robot?
Parece que el trato personal estará reservado a aquellos que se lo puedan pagar, debemos evitar una nueva discriminación con las máquinas de por medio.
¿Se podrá mantener el estado del bienestar en ecosistema digital?
Esa debe ser nuestra prioridad. Sería contraproducente desarrollar un ecosistema que destruya el pacto social construido durante el último siglo y nos deje desprotegidos.
Las denominadas cuatro D –demografía, descarbonización, desglobalización y digitalización– son megafuerzas que condicionan el desarrollo de las sociedades y que nos hacen tomar decisiones políticas y económicas. No podemos ignorarlas si queremos mantener el sistema a flote