Desde hace más de 4.000 años, nuestros antepasados pescaban y comerciaban tiburones y rayas en el Mediterráneo. WWF afirma que “en estos cuatro milenios el aumento de la presión humana está poniendo en serio riesgo la supervivencia de uno de los grupos animales más emblemáticos del planeta”.
Según los últimos datos de la Unión para la Conservación de la Naturaleza (UICN), alrededor de 80 especies de tiburones y rayas del Mediterráneo están amenazadas.
Causas de la pérdida de tiburones y rayas
WWF considera que la causa principal es la sobrepesca el 80% de las pesquerías del Mediterráneo están sobrexplotadas.
La pesca de arrastre es el arte más extendido por el Mediterráneo y puede llegar a tener un impacto muy negativo: se capturan juveniles, muchas especies que no son comerciales y se dañan los fondos marinos vulnerables. El arrastre captura sobre todo olayo, tiburón negrito y pintarroja.
El palangre es otra de las artes más extendidas. Su objetivo es sobre todo atunes y pez espada, pero por lo menos 15 especies de rayas y tiburones son víctimas de la pesca accidental: suponen entre el 10% y el 15% del total. La tintorera, clasificada como en peligro crítico de extinción, es una de las principales víctimas del palangre.
Más del 80% de la flota pesquera del Mediterráneo está compuesta por barcos de pequeño y medio tamaño que emplean redes de enmalle. Esta técnica tiene un impacto enorme en rayas y tiburones al quedarse enredados.
Otra de las causas, es el turismo de masas, la costa mediterránea recibe 200 millones de turistas cada año que destruyen el mar con la generación de residuos. WWF estima que “la basura aumenta un 40% en los meses de verano”.
El problema de los plásticos
Por un lado, WWF advierte de que “hay que tener en cuenta el problema de los plásticos”. Las redes fantasmas —redes de deriva abandonadas o pérdidas por los barcos pesqueros— son una trampa para tiburones y rayas al quedar atrapados en ellas, además, los animales ingieren microplásticos.
La asociación explica que “los tiburones y las las rayas se alimentan de pequeños habitantes del mar y acaban acumulando en su cuerpo los residuos ingeridos por sus presas. Los pesticidas, los fertilizantes y otros productos que el ser humano utiliza llegan al mar”. Finalmente los animales se convierten en enormes depósitos de tóxicos que el ser humanos ingiere.