La inteligencia no puede palparse ni pesarse en una balanza. Intentar calibrarla en sus amplios y complejos recovecos, ha sido el deseo de científicos desde inicios del siglo XX. El concepto de Coeficiente o Cociente Intelectual (CI) y los test de inteligencia, son sin dudas, un punto de partida, una referencia de avanzada, pero ¿son un valor justo y preciso como afirman sus seguidores?
Desde 1912 cuando el psicólogo William Stern, de la Universidad de Breslavia (Polonia) empleó por primera vez ese término se produjo una marejada de aceptación. Científicos y estudiosos encontraron en el CI la respuesta a muchas preguntas y se ampliaron los horizontes.
Con el tiempo se ha ido perfeccionando y se establecieron características y rangos para seccionar, por fin, ese mundo infinitivo de la inteligencia: mente, racionamiento, aprendizaje.
A esas características iniciales se les han unido otras cualidades, como la comprensión, la capacidad de lógica, la autoconciencia. El conocimiento emocional, planificación, creatividad, pensamiento crítico y resolución de problemas. Además, se adjunta el componente cultural y social.
Pero, ¿las pruebas de coeficiente intelectual son medidas válidas e imparciales de la inteligencia general? Ciertamente, no empezaron de esa manera, aseguró Stefan C. Dombrowski, psicólogo de la Universidad de Rider, en Nueva Jersey, a Discover Magazine
A las pruebas de coeficiente intelectual se le adjudica una oscura historia de ser utilizadas para discriminar a grupos raciales y étnicos, explicó.
Dombrowski dijo que los test de inteligencia tienen significado y son medidas válidas de inteligencia, cuando se interpretan correctamente. “En el campo de la psicología, no tenemos, como en la medicina, salvaguardas establecidas. Tenemos un código ético. Pero nuestro campo necesita evolucionar”.
Test de Inteligencia, críticos y seguidores
La inteligencia no es lo mismo que el conocimiento, ni que la rapidez mental. De hecho, no es un concepto universalmente comprendido.
Sin embargo, se puede decir que la inteligencia es la capacidad para adaptar el pensamiento a las dificultades que aparezcan y hallar una solución apropiada. Por lo tanto, los valores de un test de inteligencia deben siempre tomarse como una aproximación o un indicador, no como valores absolutos, advierte el portal Concepto.
Los test de Coeficiente Intelectual suelen medir el coeficiente intelectual en una escala numérica. Suele ir del 0 hasta el 200 (o por encima), de acuerdo con sus capacidades o discapacidades cognitivas, intelecto o genialidad. El promedio intelectual según este tipo de indicadores está establecido por convención en 100 puntos.
El CI es un concepto muy debatido, que posee numerosos detractores. Investigadores como el libanés Nassim Taleb (1960) han demostrado que se trata de un concepto estadísticamente inválido. Dado que el cerebro humano es lo tan complejo que sus capacidades no pueden reducirse a una mera cifra.
Otros incluso lo tildan de ser una pseudociencia. Sin embargo, hay quien lo considera un factor revelador de las cualidades de un sujeto en cuanto a rendimiento académico o laboral. O incluso como una aproximación al desempeño mental de las poblaciones.
Una de las formas en que los test se malinterpretan con frecuencia, según Dombrowski, es cuando se utiliza cualquier puntuación de la prueba, además del coeficiente intelectual general.
Estas pruebas miden una variedad de habilidades como la memoria de trabajo, el razonamiento fluido, la comprensión verbal y más. Precisó el experto, que la ciencia sugiere que las pruebas de coeficiente intelectual todavía no están bien equipadas. Para proporcionar puntuaciones significativas para estas habilidades separadas, y deben interpretarse solo como una medida de la inteligencia general de alguien.
Valores, percepciones y sesgos
Otra visión sobre el CI y los test de inteligencia la presenta Steve Ayan en un artículo para Investigación y Ciencia. Comentó el psicólogo y escritor que “determinar el cociente de inteligencia mediante pruebas estandarizadas y normalizadas forma parte de la investigación psicológica. Los estudios comparativos a menudo revelan valores medios de CI diferentes en personas de culturas distintas”.
Detalló que esas diferencias, en muchos países, se basan sobre todo en deficiencias de educación, alimentación y sanidad. También influyen las particularidades culturales, pues el CI subraya la capacidad lógica de abstracción.
Incluso, las pruebas culturalmente equitativas, es decir, no lingüísticas, pueden aportar una imagen más realista del CI. Sin embargo, lo que en unas sociedades se considera inteligente no es necesariamente relevante desde el punto de vista científico.
Por otra parte, Donna Y. Ford, psicóloga educativa de la Universidad Estatal de Ohio, cree que estos test de inteligencia tienen algún tipo de sesgo. Afirmó que “(las pruebas de CI) tienen un sesgo cultural, lingüístico y económico en contra de los estudiantes minoritarios. En particular los negros y luego los hispanos”, recoge Discover Magazine.
Ford ha estado estudiando la educación multicultural para superdotados durante más de 30 años. Y advierte que, si bien ha habido algunas mejoras para los hispanos, no ha visto ninguna mejora significativa en la representación de los estudiantes negros.
Resaltó que hay un costo por excluir a estos estudiantes superdotados. “Cuando no identificamos a los estudiantes superdotados minoritarios, contribuimos y alimentamos las brechas de rendimiento. Disminuimos los sueños y las expectativas. Negamos y limitamos las oportunidades”, dijo.