La propuesta de Estados Unidos y la Unión Europea de reducir en 30% las emisiones de metano ha sido avalada por más de 100 países en la cumbre de la COP26. La victoria podrá cantarse en la medida en que se cumplan los términos del convenio. Ahora, con el apoyo de los satélites, será más confiable medir el acatamiento, o la evasión, del compromiso de disminuir estas emisiones de metano para 2030.
Los satélites desempeñarán un papel clave para ayudar al mundo a reducir las emisiones de ese potente gas de efecto invernadero. Tras un compromiso global presentado por el presidente Joe Biden, y los líderes de la UE en la conferencia sobre cambio climático en Glasgow.
Los líderes se han centrado en sus primeras deliberaciones, en el metano, el segundo gas de efecto invernadero más común. Si bien representa solo alrededor del 16% de las emisiones globales de gases, es 80 veces más efectivo para calentar el clima que el dióxido de carbono. El compromiso del metano desafía a los países a reducir las emisiones del gas, que con frecuencia se filtra en las plantas de procesamiento de petróleo y gas y los vertederos, en un 30% para fines de esta década.
El metano es responsable de al menos una cuarta parte del calentamiento global actual, dijo la Comisión Europea. Y controlar sus emisiones podría reducirlo en 0,28 grados Celsius para 2050.
En ese sentido, EE UU lanzó su estrategia de metano el 14 de octubre y el 31 anunció su apoyo al Observatorio Internacional de Emisiones de Metano. Promovido por el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas. En el centro de estos esfuerzos está la necesidad de un mejor seguimiento e identificación de las fuentes de emisión.
Los satélites supervisarán las emisiones de metano
En paneles de expertos en la conferencia COP26 en Glasgow, se han discutido cómo los satélites pueden ayudar al mundo a evaluar mejor las emisiones de metano. E identificar a los principales contaminadores.
Actualmente, los países hacen un inventario de sus propias emisiones en función de la actividad de sus diversas industrias contaminantes. El proceso, dicen los especialistas, generalmente implica retrasos significativos y proporciona poco en términos de información procesable.
Beth Greenaway, jefa de observación de la Tierra y clima en la Agencia Espacial del Reino Unido, dijo a Space que existe un «enorme potencial sin explotar» en la tecnología satelital cuando se trata de vigilar las emisiones de metano. Agregó que la industria ahora tiene varias misiones en trámite que «con suerte ayudarán a abordar el problema en los próximos años».
Entretanto, la compañía canadiense de satélites GHGSat opera tres naves espaciales equipadas con sensores capaces de detectar fuentes individuales de metano. Como vertederos, minas y plantas de procesamiento de petróleo y gas. Pero otros operadores, tanto privados como financiados por el gobierno, también planean lanzar constelaciones diseñadas para vigilar las principales fugas de metano.
Asimismo, el programa de observación de la Tierra Copernicus de la UE hizo un importante anuncio. Una nueva constelación de seguimiento de gases de efecto invernadero desarrollada junto a la Agencia Espacial Europea.
La constelación podrá detectar fuentes de metano y dióxido de carbono, los dos gases de efecto invernadero más importantes. Forma parte de un programa llamado Capacidad europea de soporte de verificación y monitoreo de CO2 (CO2MVS).
Tecnología satelital al servicio del planeta
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) también informó en la COP26, que está en estudio una novedosa herramienta. Con ella se podrá inspeccionar las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono (CO2). Y de metano (CH4) de forma individualizada. Durante la presentación, se indicó que los científicos del CAMS podrán medir las emisiones con “una precisión sin precedentes y prácticamente en tiempo real”.
Los satélites ya miden los cambios en las concentraciones de CO2 en la atmósfera. Estas mediciones están relacionadas principalmente con las variaciones en el ciclo natural del carbono, como las generadas por los incendios forestales o la fotosíntesis.
De igual forma, la compañía estadounidense de observación de la Tierra Planet también trabaja en una nueva constelación de satélites. Tiene como objetivo ayudar a resolver el problema de las emisiones de metano.
La constelación, denominada Carbon Mapper, se desarrolla en asociación con otras organizaciones e institutos de investigación. Incluido el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (NASA JPL), la Universidad Estatal de Arizona y el Estado de California como parte de una nueva organización sin fines de lucro.
Planet y NASA JPL ahora están construyendo sus dos primeros prototipos de satélites, que se espera que se lancen en 2023. Una vez que esté en pleno funcionamiento, la constelación proporcionará visitas diarias a todos los puntos de la Tierra, señaló Jeff Guido, director de misión del proyecto Carbon Mapper en Planet.
Guido precisó que la nueva constelación proporcionará en última instancia un rendimiento similar al de la flota de imágenes ópticas de Planet SkySat, que captura imágenes de toda la superficie de la Tierra con una resolución de 50 cm (20 pulgadas) varias veces al día.
Todos por el control del calentamiento global
La conferencia sobre cambio climático COP26 busca inspirar a los países a fortalecer sus metas de reducción de gases de efecto invernadero. Justo para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Este tratado, negociado en la COP21 en 2015, obliga a los países a esforzarse por mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C.
De allí los aportes de la ciencia y los compromisos de los gobiernos, y ahora, el uso más intensivo de tecnologías y satélites en el control de las emisiones de metano.
El Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que el mundo está en camino de ver un aumento de la temperatura global de 2,7 °C a finales de este siglo.
La humanidad ya está probando los efectos del progresivo cambio climático. Los fenómenos meteorológicos extremos son ahora «una nueva normalidad», dijo la Organización Meteorológica Mundial.
En 2021 se han registrado eventos desastrosos que afectaron a países de todos los continentes. Los satélites han estado observando capas de hielo que se derriten a un ritmo sin precedentes. A medida que las regiones polares se calientan más rápido que otras partes del mundo.
Las tormentas tropicales han azotado áreas que no están acostumbradas a ellas, como la costa del estado árabe cubierto de desierto de Omán. Las olas de calor que batieron récords provocaron devastadores incendios forestales. Devoraron vastas áreas de bosque y tierra. Liberando enormes cantidades del principal agente de calentamiento, el dióxido de carbono a la atmósfera de la Tierra.