El traslado de niños ucranianos a territorios ocupados por Rusia tiene un doloroso costo humano. La Corte Penal Internacional lo considera un crimen de guerra y organizaciones de derechos humanos lo explica como una política del Kremlin para atacar a los más débiles en el marco de la invasión a Ucrania. No todos estos menores son huérfanos. Algunos tienen familiares cercanos que pueden cuidarlos, pero aun así se los llevan a centros de reeducación o para que los adopten familias rusas afines al presidente Putin.
En muchos casos, separan hermanos o viven situaciones complicadas. Los vuelven unos contra otros debido “al lavado de cerebro” y a los más pequeños, les cuentan una nueva historia de vida que borra sus verdaderos orígenes. Les cambian hasta los recuerdos de la infancia.
Los bebes salen escondidos
Los menores de cuatro años y sin parientes cercanos son las víctimas perfectas. Los trasladan a escondidas a distintas ciudades de Rusia. Encontrar y devolver a estos niños a su país es muy complicado. Con el paso del tiempo, rescatarlos se hace más difícil. Las víctimas están más expuestos a la influencia rusa. Solo hablan ruso y repiten consignas pro Putin.
«A muchos les lavaron el cerebro y nunca podremos recuperarlos. Ahora nos odian y odian a Ucrania, los rusos hacen bien su trabajo de destrucción de los recuerdos”, dijo Mykola Kuleba, director de Save Ukraine, una organización sin fines de lucro que ayuda a recuperar a niños ucranianos en el territorio controlado por Rusia.
Cuántos niños se han llevado
El gobierno de Estados Unidos estima que el ejército ruso se ha llevado 6.000 niños ucranianos desde Ucrania a Rusia. Muchos de estos niños serían huérfanos, pero no todos. Las autoridades ucranianas aseguran que la cifra puede superar los 20.000 niños. Casi todos son de las ciudades bombardeadas por el ejército ruso desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022.
Un informe de una comisión de investigación de las Naciones Unidas confirmó que había evidencia de que Rusia transfirió ilegalmente a cientos de niños ucranianos. El gobierno ruso ofreció a estos niños la ciudadanía rusa y los dejó con familias de acogida para “crear un marco en el que algunos de puedan quedarse de forma permanente en Rusia”.
Se suponía que los traslados de los niños serían temporales y tanto los padres como los niños enfrentaron una serie de obstáculos para restablecer el contacto.
Sin atención médica
En algunos casos, los padres y los niños ucranianos denunciaron ante la Comisión de Naciones Unidas que cuando estaban en las zonas controladas por las tropas rusas a los niños y jóvenes los obligaron a usar ropa sucia y los insultaron y gritaron. Algunos niños con necesidades especiales no recibieron atención médica ni las medicinas que requerían.
Los padres perdieron el contacto con sus hijos, pero los menores transferidos se las ingeniaban para tener noticias de sus padres. Los adultos enfrentaron “desafíos logísticos, financieros y de seguridad considerables” para encontrar o recuperar a sus hijos. Los niños más pequeños, al no tener contacto con sus padres, estarían en una situación peor. Al no tener recuerdos claros, no pueden reencontrarlos.
Un sistema organizado de deportación
El traslado de niños a Rusia no es algo improvisado. Sino que está bastante organizado, que cuenta con alojamiento y reeducación para convertirlos en “ciudadanos rusos de bien”. Hay redes de colaboradores pro-Kremlin involucrados en estos envíos de grupos de huérfanos desde la ciudad de Kherson, al sur de Ucrania. La organización está liderada por María Alekseievna Lvova-Belova, comisionada presidencial para los Derechos del Niño en Rusia. La apoyan miembros del Parlamento ruso, funcionarios de la Crimea ocupada, médicos y profesores ucranianos, que colaboran con las autoridades rusas para llevar los niños a Rusia
La Corte Penal Internacional, con informes documentados sobre los crímenes de las fuerzas rusas, se centró en los secuestros forzados o traslados ilegales de niños ucranianos para solicitar la detención del presidente Vladimir Putin y de la comisionada rusa, María Lvova-Belova. Karim Ahmad Khan, fiscal de la CPI, aseguró que no se puede permitir que “los niños sean tratados como botín de guerra”. «Debemos asegurarnos de que los responsables de los supuestos crímenes sean llevados a la justicia y que los niños regresen con sus familias”, añadió.
Para la CPI, la responsabilidad recae principalmente en estas dos máximas autoridades. Los pedidos de arresto son una respuesta al crimen de guerra de transferir ilegalmente a Rusia a niños ucranianos que se encuentran en zonas ocupadas por Moscú.
El informe se asegura de forma categórica que el gobierno de Vladimir Putin cometió crímenes de guerra en Ucrania. Se incluyen ataques a hospitales, torturas, violaciones y homicidios intencionales. Inicialmente la orden de detención sería secreta para proteger a las víctimas y a los testigos, pero la CPI dijo que por el bien de la justicia era mejor hacer pública la decisión y así evitar más traslados ilegales.
Putin no puede ser juzgado
Siendo realistas, sentar a Putin en una corte en La Haya es inimaginable. Rusia no forma parte de la CPI, al igual que Estados Unidos. Ni va a entregar a su presidente. Legalmente puede suponer un problema, limita los países que Putin puede visitar. La CPI tiene pruebas confirmadas de que se cometieron crímenes y violaciones de los derechos humanos. Una acusación incómoda para el Kremlin. Desde que invadió Ucrania en febrero de 2022, Rusia niega que perpetre crímenes crímenes de guerra.
La comisionada Lvova-Belova admitió haber autorizado de «los niños para protegerlos de la guerra». Afirmó que siempre que fue posible, lo hizo con el consentimiento de los padres o tutores. Los cargos de la CPI contra Putin los tachó de escandalosos e inaceptables.
“Rusia no es parte del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y no tiene ninguna obligación al respecto. Rusia no coopera con este organismo. Cualquier orden de arresto provenientes de la CPI son legalmente nulas y sin valor para nosotros”, dijo el expresidente ruso Dmitri Medvedev. El político comparó la orden de arresto contra Vladimir Putin con el “papel higiénico”.
En declaraciones difundidas en Moscú, la comisionada Maria Lvova-Belova negó las acusaciones y afirmó que con sus acciones y las del gobierno ruso han “rodeado de amor a los niños”.
El fiscal general de Justicia de Ucrania, Andriy Kostin, dijo que la decisión de la CPI es “histórica para Ucrania” El jefe de gabinete presidencial, Andriy Yermak, elogió la decisión. “Solo es el comienzo”, dijo
La investigación de la agencia Reuters
Periodistas de la agencia Reuters pasaron seis meses investigando el destino de los niños ucranianos desaparecidos que no tienen familiares que los reclamen, porque son huérfanos o están separados de sus familias por otros motivos. Las historias de estos niños permanecen ocultas, pero la de Liza Batudo salió a la luz. Tuvo un final feliz, pudo regresar y reencontrarse con su madre. Está a salvo en Ucrania gracias a las gestiones de su madre, Oksana Halkina. La rastreó hasta Henichesk y la trajo a casa.
Liza vivía en el Centro Infantil de Rehabilitación Social y Psicológica en las afueras de Kherson, una ciudad al sur de Ucrania. Durante la invasión rusa fue trasladada con otros jóvenes a territorios controlados por las fuerzas rusas. Todos fueron sacados de Kherson porque sus padres murieron en la guerra o porque no había un familiar cercano que pudiera cuidarlos.
Datos que ayudan a rastrear
Los testimonios de los niños que han regresado permiten armar el rompecabezas de los niños perdidos en un escenario de violencia, ocupación y secuestro. Son muchos los niños que no han vuelto. Otros niños de Kherson que vivían en un colegio de Henichesk siguen en territorios controlados por los rusos. Entre ellos, está Zorik, el compañero de escuela de Liza, y Danylo el hermano de Zorik, que quedaron huérfanos en 2022.
Algunos niños más pequeños salieron de Ucrania rumbo a Rusia. Uno es Illia Vashchenko, que cumplió cuatro años y tiene un nuevo certificado de nacimiento ruso otorgado por una oficina de registro estatal rusa en Podolsk, cerca de Moscú. Estos documentos de registro no dicen si fue adoptado o donde está.
Una niña de dos años, Marharyta Prokopenko, fue adoptada por Sergei Mironov, líder de un partido político pro-Kremlin, y su esposa Inna Varlamova, que trabaja como asistente parlamentaria. Los nuevos documentos indican que Marharyta ahora se llama Marina Mironova. Cuando la adopción fue noticia internacional, la familia Mironov lo desmintió. Manifestó que el informe sobre la adopción era “falso” y que se trataba de una campaña de la inteligencia ucraniana para desacreditar a los patriotas rusos.
En algunos casos, los niños están siendo explotados en programas de televisión y vídeos en línea por su valor propagandístico, según la investigación de Reuters. La fiscalía de la CPI dijo a Reuters que continúa “desarrollando múltiples líneas interconectadas” de investigación sobre el secuestro de niños ucranianos. No proporciona comentarios detallados porque la confidencialidad es crucial para su trabajo.
La visita de la comisionada
En 2022, los profesores de una escuela en el sur de Ucrania ocupada por las tropas rusas anunciaron la llegada de un invitado muy especial de Moscú. Muchos de los alumnos de la escuela profesional número 27 de Henichesk eran huérfanos o estaban separados de sus familias por la guerra.
Ahí estaban Liza Batsura y Zorik Ibrian, ambos de 16 años y vecinos de Kherson, una de las primeras ciudades en caer bajo la bota de Rusia. Los adolescentes habían pasado meses en campamentos costeros en Crimea, donde les prohibieron usar los colores azul y amarillo de Ucrania y les hicieron aprender el himno ruso. Recientemente funcionarios prorrusos los habían trasladado a Henichesk, una ciudad portuaria controlada por Rusia en el Mar de Azov.
De acuerdo con BBC Monitoring, Lvova-Belova habló sobre el traslado de niños ucranianos a Rusia y comentó que inicialmente estos niños hablaban muy mal del presidente Putin y solo cantaban el himno ucraniano. «Poco a poco comenzaron a integrarse después de ser adoptados por familias rusas. Hubo cosas malas al principio, pero luego se transformaron en amor por Rusia”, agregó. Lvova-Belova dijo que ella que había “adoptado” a un joven de 15 años que conoció en la ciudad ucraniana de Mariupol.
No todos son huérfanos
No todos los niños que residen en instituciones estatales de Ucrania han perdido a sus padres. Es posible que sean niños que vengan de hogares que atraviesan circunstancias difíciles. Algunos perdieron a sus padres por los bombardeos rusos, pero pueden tener otros familiares cercanos o tutores.
Ucrania facilita a padres que lidian con enfermedades; adicciones o abuso de sustancias o dificultades financieras, la posibilidad de dejar a sus hijos en instituciones estatales de forma temporal o permanente dependiendo del caso. Pueden ser también instituciones que cuidan de niños con situaciones médicas complejas o niños con alguna discapacidad. En muchos lugares tomados por las fuerzas rusas estos centros de atención al menor fueron puestos bajo las órdenes de autoridades rusas y los menores fueron considerados huérfanos de forma automática.
Rusia inició la evacuación de los supuestos huérfanos con el pretexto de resolver “cuestiones de seguridad” o para que reciban “atención médica” y los envía a hospitales o “centros familiares” en las zonas ocupadas por Rusia. Más tarde los deporta para que sean “acogidos o adoptados” por una familia en Rusia. Con frecuencia, son coaccionados para que acepten la nacionalidad rusa.
Adopciones instantáneas
Olga Druzhinina, Salekhard, en Siberia, declaró que adoptó a cuatro niños de la ciudad ucraniana de Donetsk, ocupada por Rusia. “Nuestra familia es como una pequeña Rusia. Rusia tomó cuatro territorios y la familia Druzhinin acogió a cuatro niños”, dijo.
En el verano de 2022, la comisionada Lvova-Belova dijo que 350 “huérfanos” de Ucrania fueron adoptados y que “más de 1.000” esperan la adopción. La Comisión Internacional Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre Ucrania concluyó que “en ninguna de las situaciones examinadas, los traslados de estos niños no llenan los requisitos establecidos por el derecho internacional humanitario”. Yale HRL apuntó que tampoco los traslados estaban justificados por razones de seguridad o médicas”.