Cuando Bayer AG pagó 63.000 millones de dólares en 2018 para adquirir Monsanto compraba un gran negocio que incluía el herbicida Roundup. También un enorme problema. A los 2 años y casi 11.000 millones de dólares después, los reclamos por los supuestos efectos cancerígenos del producto enfrentan a la empresa química alemana con su mayor reto en términos legales y de imagen.
Bayer dio un paso importante esta semana para concluir el litigio con un acuerdo de 10.900 millones de dólares. Sin embargo, los problemas podrían empeorar. La compañía enfrenta cerca de 30.000 reclamos por casos de cáncer sin resolver, que le podrían costar varios miles de millones más. Los abogados anuncian más demandas y el caso se ramifica en el mundo entero.
En total, Bayer anunció acuerdos por de 12.100 millones de dólares, una cantidad que incluía los 10.900 millones para Roundup. Además de 820 millones para la contaminación química tóxica y 400 millones relacionados con daños causados por un herbicida a base de dicamba.
Glifostato, el villano de la película
Como en herbicidas de otras marcas, el glifosato es uno de los ingredientes activos de Roundup. Monsanto lo introdujo al mercado en 1974 y tuvo la patente hasta el año 2000. A partir de entonces, el producto pasó a manos de otros fabricantes.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud determinó en 2015 que la sustancia es «probablemente carcinógena para los humanos» Pero la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos considera que el producto es seguro cuando se usa con precaución.
En 2016, un informe conjunto de la OMS y la ONU determinó que algunas investigaciones sugerían «alguna evidencia de una asociación positiva entre la exposición al glifosato y el riesgo de linfoma no Hodgkin». Pero el único estudio grande de alta calidad encontrado «no mostró evidencia de una asociación en cualquier nivel de exposición».
La ciencia también tendrá un lugar en el marco del acuerdo entre Bayer y sus litigantes. Se creará un comité científico independiente que decidirá si Roundup provoca cáncer de tiroides. La enfermedad habitualmente más vinculada con el herbicida.
El caso de la soja
El glifosato se usa en agricultura y silvicultura para el control de la maleza en áreas industriales, pero también se emplea en céspedes y jardines.
Los agricultores lo rocían en los campos antes de que sus cultivos broten en primavera. Así no tienen que competir con las malezas de los alrededores. Algunos también lo usan como un tratamiento previo a la cosecha, pues seca los cultivos y facilita la recolección.
Su efecto no es selectivo. Mata la mayoría de las plantas cuando se aplica. En respuesta, hay cultivos, como la soja, que han sido genéticamente modificados para resistir al glifosato. Un hecho que puede darle un giro al litio de Bayer por el Roundup.
Al otro lado del continente
En 1996, cuando Estados Unidos acababa de liberar la soja RR, resistente al glifosato, Argentina aprobó la liberación de este organismo modificado genéticamente que facilita el cultivo de soja en cantidades masivas y abrió el camino al uso masivo del glifostato. Desde entonces, las denuncias sobre los efectos cancerígenos del producto no han faltado.
El acuerdo anunciado por Bayer podrá ser usado como argumento en la decena de causas judiciales abiertas en Argentina por el impacto de los agroquímicos en las poblaciones, en especial el glifosato.
Rafael Lajmanovich, profesor de ecotoxicología en la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional del Litoral e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, ha escrito varios de artículos sobre el tema. A su juicio, el acuerdo anunciado por Bayer supone un «tácito reconocimiento a lo que la ciencia independiente de gran parte del mundo lleva diciendo desde hace muchos años: el potencial carcinogénico que tienen los formulados comerciales del glifosato».
Damián Verzeñassi, director del Instituto de Salud Socio Ambiental en la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario y miembro fundador de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza, dijo que la empresa «está reconociendo que sus productos son dañinos» y eso tendrá un impacto en el sistema productivo.
«Lamentablemente, no en Argentina a corto plazo, pero el acuerdo puede dar mucha fuerza a las organizaciones sociales, a los movimientos de vecinos y a los abogados inmersos en demandas por el uso del pesticida«.
Un problema creciente
Bayer dijo que el acuerdo Roundup «conllevaría el cierre de aproximadamente el 75%» de los 125.000 reclamos actuales presentados y no presentados. La resolución también establece un mecanismo para resolver posibles reclamos futuros. Solo logró acuerdos para poner fin a aproximadamente 95.000 de las 125.000 demandas que afirman que Roundup causó cáncer. Los demás se negaron a llegar a un trato y el número de casos no deja de crecer.
«En primer lugar, el acuerdo Roundup es la acción correcta en el momento adecuado para que Bayer ponga fin a un largo período de incertidumbre», dijo Werner Baumann, CEO de la empresa alemana.
El acuerdo está sujeto a la aprobación del juez Vince Chhabria del tribunal de distrito del norte de California. Tres casos de Roundup que fueron a juicio en los últimos años no están cubiertos por el acuerdo y continuarán durante el proceso de apelación.
Lo que falta por venir
De acuerdo con James Onder, un abogado de St. Louis que mantuvo sus 24.000 casos fuera del acuerdo las ofertas de Bayer fueron insultantemente bajas.
La semana pasada, el abogado Fletch Trammell presentó 13 demandas en nombre de niños que desarrollaron linfoma no Hodgkin después de haber sido expuestos al herbicida en patios, parques y patios de recreo. Otras 11 demandas se presentaron en St. Louis.
Los niños tienen edades comprendidas entre los 5 y los 17 años. Los documentos presentados ante el tribunal indican que la mayoría todavía está luchando contra sus cánceres, pero Jacob Savage de Forks, Washington, de 13 años, murió en 2017. Bayer enfrent, asimismo otros 20 juicios que involucran a niños y Roundup.
Un jurado de California ordenó a Monsanto en mayo de 2019 pagar más de 2.000 millones de dólares a Alva y Alberta Pilliod. La pareja contrajo cáncer después de usar Roundup. La victoria judicial de los Pilliods fue la última de una serie contra Monsanto por Roundup.
Dewayne Johnson, ex jardinero de escuela con cáncer terminal, obtuvo una victoria de 289 millones de dólares en una corte de California en 2018. Edwin Hardeman, quien roció Roundup en sus propiedades, recibió 80 millones de dólares en el primer juicio federal en 2019. Bayer ha apelado los tres fallos.
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