Agotadas por una caída de la demanda y de los precios de los hidrocarburos, algunas compañías dejan de producir a medida que la estabilidad del mercado es cada vez más precaria. En estas circunstancias no pueden perforar nuevos pozos de manera rentable. Tampoco logran generar suficiente efectivo para mantenerlos en el negocio. La situación ha creado decenas de «zombis» del mercado petrolero. En Canadá, la situación es particularmente severa y genera una creciente preocupación por su impacto ambiental.
Zombis es un término que los abogados y asesores utilizan para describir a las empresas que tienen el dinero para pagar intereses sobre montañas de deuda, pero no lo suficiente para perforar pozos nuevos para reemplazar el declive de los más antiguos.
El problema se acentúa con la actual situación del mercado. Esta semana, el petróleo registró su mayor caída mensual desde marzo, ya que las renovadas medidas de bloqueo para contener el coronavirus amenazaron con alterar la inestable recuperación de la demanda. Los contratos a futuro cayeron un 1,1% en Nueva York el viernes para finalizar la semana por debajo de 36 dólares el barril.
Además, los contratos a futuro cerraron cerca de mínimos de 5 meses el 30 de octubre, mientras el aumento de los casos de COVID-19 sigue afectando las perspectivas de la demanda. Nueva York cerró en 35,79 dólares y Londres bajó a 37,46 dólares. La caída ocurre cuando las economías más grandes de Europa -el Reino Unido, Alemania y Francia- se preparan para entrar en bloqueos parciales de un mes para detener una segunda ola creciente de la pandemia. La demanda energética europea venía con una tendencia a la baja antes de los cierres.
¿Qué son los zombis?
Aunque no existe una definición única de zombis, la mayoría de los inversores y analistas dicen que son las empresas de petróleo y gas que poseen una carga de deuda excepcionalmente alta y enfrentan la perspectiva de una reducción de las reservas de petróleo. Para mantenerse con vida, han reducido las costosas perforaciones y utilizan los ingresos de la producción existente para pagar intereses y otros gastos en un proceso que algunos describen como «liquidación en cámara lenta».
Un peligro latente
Últimamente, ha habido una creciente preocupación por la cantidad de pozos de petróleo y gas abandonados en Alberta, Columbia Británica y Saskatchewan, en Canadá. Muchos de estos pozos se encuentran en granjas, ranchos o bosques, y las fugas de pozos envejecidos o deteriorados por la falta de mantenimiento corren el riesgo de contaminar el suelo y el agua.
La industria opera bajo la premisa de que las empresas deben pagar para limpiar los pozos que ya no están en uso. Pero con los problemas crecientes en el mercado, algunas empresas han quebrado y ya no tienen los recursos para cubrir los altos costes de limpieza, dejando atrás miles de pozos «huérfanos».
A algunos les preocupa que los costes se transfieran a los contribuyentes, como sucedió con la limpieza de los estanques de alquitrán de Sydney en Nueva Escocia. A fines de abril, el gobierno federal lanzó un programa de mil millones de dólares para limpiar pozos abandonados y huérfanos en Alberta, Columbia Británica y Saskatchewan, y las provincias prometieron cientos de millones en préstamos.
Los pozos huérfanos
Las compañías de petróleo y gas perforan agujeros en el subsuelo para llevar los combustibles fósiles a la superficie. Consisten en acero y hormigón y pueden tener cientos de metros de profundidad.
Cuando ya no están en uso, o permanecen «inactivos», las empresas deben inspeccionar y mantener el pozo periódicamente. Cuando no hay un plan para usar el pozo nuevamente, entonces se quita parcialmente, o se “abandona”, en un proceso que implica limpiar el pozo, taponarlo con cemento y quitar la tapa. Una vez que se ha abandonado un pozo, se puede recuperar la tierra.
Bomba de tiempo ambiental
Puede haber más de 91.000 pozos inactivos y 2.992 pozos huérfanos solo en Alberta, con otros 10,000 pozos inactivos o abandonados adicionales en Columbia Británica y 24.000 en Saskatchewan. Y a medida que estos pozos envejecen, aumenta el riesgo de que tengan fugas.
Los pozos se hunden miles de pies en la tierra, con una carcasa de concreto y tuberías de acero que están destinadas a mantenerlos aislados de las diversas capas de suelo, roca y agua por las que pasan. Pero con el tiempo, todos los pozos pueden erosionarse y son vulnerables al agua salada, los gases corrosivos, los terremotos y otros cambios ambientales.
Hay poca investigación sobre las emisiones de los pozos suspendidos en Alberta, y no están incluidas en un nuevo programa de monitoreo de metano para pozos activos que comenzó en enero. Se supone que las empresas deben medir las fugas cuando las encuentran en pozos suspendidos.
Hay que tomar medidas
Un pozo abandonado sigue siendo responsabilidad de la empresa propietaria hasta que su recuperación haya sido certificada como completa. Los pozos huérfanos, por otro lado, son pozos o instalaciones asociadas que ya no tienen una empresa responsable de ellos capaz de cerrar el pozo y devolver la tierra a cómo se veía o se usaba antes.
Esta primavera, el primer ministro Justin Trudeau anunció un fondo de 1.700 millones de dólares canadienses para limpiar pozos inactivos en todo el país como parte de un paquete de estímulo contra el coronavirus para la industria del petróleo y el gas. La participación de Alberta en el programa fue la mayor: 1.200 millones de dólares. Hasta el momento, se han aceptado solicitudes para cerrar 8.200 pozos. Pero esto todavía deja más de 88.000 pozos.
Cuestión de limpieza
Hay tres pasos básicos para devolver un sitio de pozo a su estado anterior: abandono, remediación y recuperación.
El abandono sella el pozo para que ya no se pueda usar. Se retira la infraestructura, como bombas y tuberías, y el pozo se corta y se tapa al menos un metro por debajo del suelo. El área se rellena y se revisa en busca de fugas de gas o líquido que podrían ser una amenaza para la salud pública.
Durante la etapa de remediación, el suelo y el agua subterránea se analizan para detectar contaminantes, como sal o agua y aceite contaminados con hidrocarburos, y se tratan. El suelo contaminado puede tratarse en el sitio (a menudo llamado cultivo de tierra) o removerse y reemplazarse con suelo limpio (conocido como excavación y descarga). El agua subterránea contaminada generalmente se elimina o trata mediante la instalación de varios pozos temporales.
Sin solución aparente
Pero mientras se analizan los costes, el tiempo sigue corriendo. Muchos pozos están suspendidos, aunque las empresas esperan reactivar algunos mediante la perforación horizontal en nuevas zonas de producción. Otros pozos suspendidos, que no tienen posibilidad de nueva producción, estás siendo cerrados. La amenaza de los zombis sigue.
Pero el precio es alto. Exactamente qué tan alto está en discusión. La mayoría de las estimaciones eclipsan los impuestos anuales y los pagos de arrendamiento para dejar un pozo en suspensión incluso durante décadas. Y mientras siga este limbo de los zombies petroleros, el peligro para el ambiente y la salud siguen.
Es probable que más pozos queden huérfanos dada la tendencia a la baja a largo plazo en la industria del petróleo y el gas. La atención prestada y la inversión anunciada durante el último año para una limpieza más rápida de los pozos inactivos y abandonados está brindando esperanzas para el futuro.
Todavía es demasiado pronto para decir si realmente se ha aprendido las lecciones del pasado. Pero lo más importante es que al menos parece haber un acuerdo general sobre la escala y la urgencia del problema. Esta película de zombis podría tener una secuela.
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