El caso de 130 artículos dudosos sobre salud de la mujer escritos además por un solo autor es un llamado de atención para la comunidad científica
La integridad de los datos es fundamental para la credibilidad de los hallazgos científicos. Por ello el revuelo que causó la publicación de un artículo revisado por pares a principios de este año que puso en tela de juicio la validez de 130 trabajos científicos sobre salud de la mujer. Todos escritos por el mismo investigador biomédico, especialista en salud femenina y ginecología, y sus colegas.
La precisión, consistencia y fiabilidad de los datos son esenciales para garantizar que las decisiones clínicas basadas en estos estudios sean seguras y efectivas. En este contexto, la publicación de un gran volumen de artículos por un único autor, algunos de los cuales contienen recomendaciones de práctica clínica potencialmente dañinas, ha generado alarma entre los profesionales de la salud.
El problema radica no solo en la cantidad de artículos producidos, sino en la calidad y veracidad de los datos presentados. La integridad de los datos implica que estos deben ser atribuibles, legibles, registrados en el momento, originales y exactos. Cualquier desviación de estos principios puede llevar a conclusiones erróneas y, en el peor de los casos, a prácticas clínicas que pongan en riesgo la salud de los pacientes.
Un problema de amplio espectro
Algunos de los estudios que se identificaron como potencialmente problemáticos fueron citados por otros investigadores o incluidos en análisis que podrían informar la práctica clínica. Esta cantidad de artículos cuestionados es una de los más altas realizadas por un científico aún en activo.
Ahmed Abbas, obstetra y ginecólogo de la Universidad Assiut en Egipto, figura como coautor o autor correspondiente de los 130 artículos. Se publicaron entre 2014 y 2023. Presentan resultados de ensayos clínicos y otras investigaciones sobre la salud materna y de la mujer.
El equipo de investigadores decidió examinar todos los artículos de Abbas, con excepción de las revisiones bibliográficas, los informes de casos y los estudios realizados como parte de una colaboración internacional. Identificaron 263 artículos en los que aparecía Abbas como autor.
Estos estudios en conjunto inscribieron a más de 74.000 participantes entre 2009 y 2022. De los 263 analizados, 130 (casi la mitad) despertaron suspicacia y preocupaciones.
Algunos de los artículos tenían estadísticas que parecían inviables. Uno utilizó una redacción similar a la de otro publicado anteriormente. La gran cantidad de estudios que se afirma que se han realizado en tan poco tiempo también llamó la atención de los peritos.
Varios siguen formando parte de la literatura. Once han sido retractados. Antes de que lo fueran, uno de esos 11 se incluyó en un metanálisis de 2019 sobre un tratamiento para prevenir el aborto espontáneo. Según el cronograma de registro y publicación de los artículos, en mayo de 2017, Abbas habría estado realizando 88 estudios clínicos simultáneos.
Rarezas estadísticas y otras menudencias
Una cuestión que despertó curiosidad fueron las rarezas estadísticas. En los datos científicos, los dígitos de tales mediciones y resultados estadísticos tienden a estar distribuidos de manera más equitativa entre números pares e impares. La probabilidad de tener tantos valores que terminen en números pares sería baja.
Las tablas de un artículo publicado en Proceedings in Obstetrics & Gynecology por Abbas y sus colegas en 2022 presentan una alta proporción de valores que terminan en números pares. Según la lógica científica, se esperaría que los datos incluyan una división más equitativa entre números pares e impares. Estas cifras inusuales deberían obligar a los autores a presentar sus datos en bruto.
También se detectaron resultados aparentemente improbables. En una encuesta publicada en 2020 en The European Journal of Contraception & Reproductive Health Care, cuyo objetivo era evaluar las actitudes de los obstetras y ginecólogos en Egipto con respecto al aborto, la edad media de los médicos encuestados era de 42,6 años y su media de años de ejercicio era de 26,4.
Para que estas cifras fueran correctas, la edad media a la que estos médicos empezaron a ejercer sería de 16,2 años. El artículo contiene frases que son idénticas a las de un estudio de otro equipo de investigación publicado en el Journal of Obstetrics and Gynaecology en 2009.
Peligrosos potenciales de los datos cuestionables
Utilizar un estudio potencialmente poco confiable en una revisión sistemática puede tener consecuencias perjudiciales. Afecta la forma en que un cirujano o un obstetra- ginecólogo está haciendo su trabajo. Los especialistas en salud de la mujer están desarrollando activamente estrategias para evitar la publicación de datos cuestionables, pero afirman que una vez que se publican estos artículos, es difícil eliminarlos de las bases.
Algunas publicaciones especializada en la salud de la mujer están dedicadas a evitar que se publiquen investigaciones problemáticas. Un grupo de editores de revistas está haciendo frente a la falsificación de datos en obstetricia y ginecología compartiendo información sobre artículos potencialmente defectuosos. Igualmente, se elaboró una lista de verificación de siete requisitos que los ensayos controlados aleatorios deben cumplir para su publicación, como la aprobación del comité de ética.
También se busca mitigar el daño de los estudios problemáticos en la literatura médica con la adopción de evaluaciones de confiabilidad de los ensayos controlados aleatorios como una condición para que los autores los incluyan en revisiones sistemáticas.
La progesterona no reduce los abortos espontáneos
Los artículos defectuosos tienen poder real para afectar la atención médica. Abbas y sus colegas presentaron en 2017 un estudio sobre el uso de progesterona para prevenir el aborto espontáneo y la revisión sistemática de 2019 en la que se incluyó el estudio .La revisión incorporó un segundo estudio, escrito por un grupo diferente, que también fue posteriormente retractado. Ambos artículos sirvieron para concluir que los suplementos de progesterona podrían reducir el riesgo de aborto espontáneo en mujeres que han sufrido abortos espontáneos recurrentes. La revisión ha sido citada en diez guías clínicas.
En caso de que este tipo de irregularidades se cometan por descuido o apremio a la hora de publicar igual pueden acarrear repercusiones al autor, como pérdida de credibilidad y de reputación profesional.
Si se confirma la manipulación de datos y otras prácticas poco éticas, el autor podría enfrentar sanciones académicas, como la retractación de sus artículos, la prohibición de publicar en revistas científicas y la pérdida de financiamiento para futuras investigaciones. En casos extremos, podría haber consecuencias legales si se demuestra que sus acciones han causado daño a pacientes o han violado regulaciones éticas.
Otras consecuencias
La percepción pública de la ciencia también puede verse afectada, lo que lleva a una mayor desconfianza en los estudios científicos y en las recomendaciones de práctica clínica. Además, este incidente subraya la necesidad de reforzar los mecanismos de revisión por pares y supervisión en la publicación científica, para prevenir futuras irregularidades y garantizar la integridad de los datos.
En términos más amplios, la comunidad científica podría verse obligada a revisar y mejorar sus políticas y procedimientos para asegurar que los datos presentados en los estudios sean precisos, fiables y transparentes. Esto incluye la implementación de controles más estrictos y la promoción de una cultura de transparencia y responsabilidad en la investigación. La colaboración entre investigadores, revistas académicas e instituciones de investigación será importante para restaurar la confianza y avanzar hacia una ciencia más ética y rigurosa.
Las instituciones académicas tienen mucha responsabilidad en cuanto a establecer y mantener altos estándares éticos y de calidad en la investigación. Esto incluye la creación de políticas claras sobre la integridad de los datos, la ética de la investigación y las consecuencias de las prácticas poco éticas. Estas políticas deben ser comunicadas de manera efectiva a todos los investigadores y estudiantes.
Además, deben proporcionar capacitación continua en ética de la investigación y buenas prácticas científicas. Esta formación es esencial para que los investigadores comprendan la importancia de la integridad de los datos y las implicaciones de las prácticas poco éticas. La capacitación también debe incluir el uso de herramientas y tecnologías para la detección de plagio y la verificación de datos.
Enseñar ética
Las auditorías y la supervisión son otras áreas clave en las que las instituciones académicas deben participar activamente. Deben implementar auditorías regulares de los proyectos de investigación para detectar y prevenir irregularidades. Esto incluye la revisión de los datos brutos y la metodología utilizada en los estudios. La creación de comités de ética y oficinas de integridad de la investigación también es fundamental para supervisar estos procesos y garantizar que se sigan las mejores prácticas.
Igualmente, deben fomentar una cultura que valore la calidad sobre la cantidad de publicaciones científicas. Esto implica revisar los criterios de evaluación para la promoción y el financiamiento de los investigadores. Tienen que asegurar que se premie la investigación de alta calidad y no simplemente la cantidad de estás. Este cambio cultural es esencial para reducir las presiones que pueden llevar a prácticas cuestionables.
Otro punto indiscutible en el que deben enfocarse es a promover la transparencia en la investigación. Esto incluye alentar a los investigadores a compartir sus datos y metodologías abiertamente, que permitan que otros científicos revisen y validen los hallazgos de manera independiente. La transparencia es fundamental para mantener la confianza en la investigación científica y asegurar que los estudios publicados sean precisos, fiables y éticos.