La noción del peligro del plástico en los océanos se remonta a unas dos décadas atrás, con la difusión de imágenes de mares convertidos en gigantescos vertederos de botellas y otros envases. Una reciente investigación afirma que desde 1950, los microplásticos están presentes en los peces, en sus tripas y estómagos. Y en nuestra mesa al comerlos.
El plástico es omnipresente en las economías y ecosistemas modernos. Resulta difícil imaginar el mundo sin este recurso. Pero ante sus comprobadísimas secuelas para el medio ambiente y la vida en el planeta, se hacen esfuerzos por reducirlos. Aunque a cámara lenta.
Un estudio de la Universidad de Chicago examinó los patrones históricos del consumo de microplásticos por parte de los peces. Una investigación que, según Timothy J. Hoellein y Loren Hou, no se había realizado antes.
“Conocer los patrones de contaminación por microplásticos en el pasado, es fundamental para predecir las tendencias futuras. Y para comprender la relación entre los plásticos en los peces y el medio ambiente”, señalaron.
Hoellein dijo que «la idea de que hay un problema con el plástico en el agua ha estado en la mente del público en los últimos 10 o 15 años. Pero, en realidad, los organismos han estado expuestos a la basura plástica desde que estos materiales fueron inventados».
Además, hay otras adversidades que se añaden a la lentitud del proceso de degradación del plástico. Su contaminación y sus riesgos.
El investigador Piyal Bhattacharya de Kanchrapara College se refirió a otros desencadenantes del plástico. «El problema de los microplásticos es que las fibras de este material, en contacto con el agua de mar, no permanecen inalteradas. Más bien, se unen químicamente a algunos metales, bifenilos policlorados. Elevando sus contaminantes». Y esto, por supuesto, llega a nuestros platos.
Datos de la FAO advierten que un 6,1% del total de proteínas ingeridas por el ser humano a nivel global procede del pescado.
Peces y microplásticos, una relación de 70 años
Hoellein y Hou ofrecieron detalles de su experimentación. “Medimos microplásticos en tejidos digestivos de peces recolectados entre1900 y 2017 conservados en colecciones de museos. Recolectamos nuevos peces en 2018, junto con muestras de agua y sedimentos”, explicaron.
Escogieron cuatro tipos de peces. El micropterus salmoides (lobina negra), Notropis stramineus (limpiador de arena). Así como el Ictalurus punctatus (bagre de canal) y Neogobius melanostomus (gobio redondo). Cada uno de estos peces estaba bien representado en las colecciones de los museos. Además, de que son abundantes localmente.
Asimismo, procedieron a diseccionar el tejido digestivo y a someterlo a oxidación de peróxido. Las partículas se examinaron bajo un microscopio de disección y un espectroscopio para caracterizar la composición química de las partículas. “No se detectaron microplásticos en ningún pez antes de 1950”, aseguraron los especialistas.
Fecha coincidente con la industrialización y la manufacturación masiva de estos materiales. Todas las partículas detectadas eran fibras y representaban polímeros plásticos. Por ejemplo el poliéster, junto con mezclas de textiles naturales y sintéticos.
A partir den entonces la cantidad de partículas plásticas en los tractos digestivos de los peces se disparó. «La cantidad de microplásticos en los peces ha sido directamente proporcional a los niveles globales de producción de plástico», explica Caleb McMahan. También autor e investigador de la Universidad de Chicago.
Pandemia dispara uso de plásticos
La presencia de microplásticos en peces y en nuestros organismos acumula unos 70 años. Proporcionando impactos en la salud de estas especies y del ser humano.
A momentos, las informaciones soplan a favor de una mejora del medio ambiental. Surgen ideas y propuestas que eliminan o detectan esas irregularidades. Pero a momentos también, parece que todo ha involucionado. Recientemente la ONU alertó del excesivo uso de plásticos de un solo uso, durante la pandemia.
Semanas después, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) afirmó que “el rápido aumento en su uso debido a la pandemia no ha hecho más que empeorar las cosas. La contaminación por plásticos ya era una de las más grandes amenazas a nuestro planeta antes del coronavirus”. Pero se ha acentuado.
No sólo mascarillas y guantes, también empaques de plástico de comida y otros productos a domicilio están inundando calle en la pandemia.
Cerca del 75% del plástico generado por la pandemia se convertirá en desechos que llegarán a vertederos y mares. Con un grave costo para el medio ambiente y la economía.
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