Por Cambio16
08/02/2017
Paisajes del extrarradio, cruces de caminos, solitarios coches aparcados. Las fotografías del norteamericano Lewis Baltz (Newport Beach, California, 1945- París, 2014), ponen la mirada en el paisaje gastado, transformado de las ciudades suburbiales estadounidenses. La Fundación Mapfre le rinde homenaje con una exposición compuesta por casi 400 instantáneas que hacen un recorrido por la totalidad de su obra. Comisariada por Urs Stahel, que fue amigo de Baltz durante su estancia en París, la muestra se podrá visitar hasta el próximo 4 de junio en la madrileña Sala Bárbara de Braganza.
De apariencia técnica, delgadas, casi inmateriales, las fotografías de Baltz resultan sorprendentemente frías y carentes de emoción. Gracias a su actitud crítica como fotógrafo y artista conceptual, creó lo que se puede llamar una nueva imagen fotográfica de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Contrario a la idealizada visión de la naturaleza norteamericana, fotografió las zonas residenciales que proliferaban en la periferia de las ciudades; el paisaje como un territorio progresivamente ocupado.
Cuando tenía 12 años Baltz cogió su primera cámara y sus primeros trabajos como fotógrafos datan de los años 70. Durante esa década se centró en torno al paisaje. Los trabajos de esa etapa se componen de pequeñas fotografías en blanco y negro que el artista disponía meticulosamente en la pared en cuadrículas ordenadas de un determinado modo según la serie.
A partir de 1989 la obra de Baltz experimenta una transformación radical. Sigue presente la idea fundamental de que el urbanismo (y toda la vida actual) es la materialización del poder y que el poder es en sí mismo una ideología, pero con un nuevo añadido: todo lo demás es espectáculo.
Baltz entendió muy pronto que con los medios de comunicación había llegado una nueva era al mundo. Según su visión, los medios producen una hiperrealidad que hace que no sea posible distinguir entre los acontecimientos auténticos y los simulados.