En el mundo hay más de 100.000 pacientes recuperados de la COVID-19. Para ser exactos, son 114.870 personas que han superado con éxito la enfermedad hasta el momento de escribir esta nota.
Del otro lado del espectro, 21.308 personas murieron, datos que indican que la tasa de mortalidad del virus sigue siendo baja, apenas una media del 5%. Pero en todo el espectro hay cerca de 500.000 casos confirmados en el mundo de coronavirus, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins, cifra que indica su rápida propagación. Apenas lleva tres meses en la escena global.
Desde personas que nada sienten hasta personas que contraen una neumonía grave que los conduce a la muerte es el variedad de pacientes con COVID-19. ¿Qué sucede en el aparato respiratorio humano para que el nuevo coronavirus sea al mismo tiempo sutil y mortal? John Wilson, presidente del Real Colegio de Médicos de Australia, clasifica en cuatro categorías a los pacientes con COVID-19, una diferenciación que ayuda a entender cómo la enfermedad afecta a los pulmones y el cuerpo.
Todo comenzó en China y el escenario chino es clave para proyectar la evolución del virus en el resto del planeta. El gigante asiático lidera el número de recuperaciones. De hecho, es poco lo que se divulga sobre los pacientes recuperados de COVID-19, pero en realidad la tasa de recuperación es de un 80%. Wilson afirma que solo uno de cada seis pacientes de COVID-19 puede desarrollar una neumonía grave. En China, la gran mayoría de las personas que contrajeron COVID-19 se han recuperado.
Cuatros categorías de pacientes
Una primera categoría de enfermos con COVID-19 engloba a los casos menos graves, están contagiados con el virus, pero no los síntomas. En un segundo escalafón de gravedad estarían las personas que contraen una infección en el tracto respiratorio superior, lo que involucra la nariz, la garganta (faringe), la boca y la laringe. Pacientes que presentan fiebre, tos y otros síntomas como dolor de cabeza o conjuntivitis. Casos capaces de transmitir el virus, pero que no lo saben.
Un tercer grupo de pacientes serían los casos que presentan los síntomas de una gripe que los obliga a mantenerse en casa. Sería el conjunto más grande de casos señalados como positivos y con la mayor probabilidad de verse en la necesidad de ir al hospital. Finalmente, un cuarto grupo que desarrollará una enfermedad grave.
El aparato respiratorio
El aire que respiramos entra por la boca y la nariz. De allí fluye hacia las otras vías respiratorias (garganta, laringe, tráquea y bronquios) hasta llegar a los pulmones, donde ocurre el intercambio del oxígeno de la atmósfera con el anhídrido carbónico de los tejidos humanos. La presencia de tos y fiebre indica que la infección llegó a las vías que conducen el aire a los pulmones. Explica Wilson que el revestimiento de las vías se lesiona, con el virus y causa una inflamación que irrita los nervios de las vías respiratorias.
El cuadro infeccioso puede empeorar avanzando a los pulmones y vertiendo material inflamatorio en los alvéolos (ramificaciones diminutas de tubos de aire que culminan los bronquios y están en los pulmones). De manera que los pulmones se llenan de líquido y de células inflamatorias que impiden que lleven oxígeno al torrente sanguíneo, además, de disminuir la capacidad de eliminar dióxido de carbono.
Neumonía que todo lo infecta
Lo grave de la neumonía por COVID-19 es que tiende a afectar todo el pulmón, en lugar de pequeñas zonas. Al infectar los pulmones, la respuesta del organismo será “destruir el virus y limitar su replicación”. Personas con afecciones cardíacas y pulmonares o personas con diabetes y ancianos son los grupos que pueden ver afectado el “mecanismo de primera respuesta” del cuerpo humano ante el nuevo virus.
Enfatiza Wilson que no importa cuán saludable sea una persona, el riesgo de neumonía aumenta con la edad, porque con los años se debilita el sistema inmunitario.
Las investigaciones profundizan en la evolución de la enfermedad en el cuerpo enfermo, pero qué pasa con los pacientes de COVID-19 que no presentan síntomas, ¿evoluciona la enfermedad en ellos?, ¿cómo saben los médicos que ya se han curado? Habría que colocar un poco más el foco sobre estos pacientes y los recuperados de COVID-19, pues las cifras por sí mismas solo ilustran una pandemia galopante que pareciera imparable. Quizás los pacientes recuperados de COVID-19 sean una ventana inexplorada de esperanza para todos los que tienen miedo a salir de casa después de la cuarentena.
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