La Organización de Naciones Unidas estableció en 2008 el Día Mundial de los Océanos como una manera de mantener viva su importancia para el planeta y la vida. En ocasión de su conmemoración este martes, una de sus agencias, exalta el papel de los océanos en la regulación del clima, por medio de la absorción del dióxido de carbono (CO2). De perder esa función, por la acción del hombre, los océanos contribuirían desafortunadamente al calentamiento global y se aceleraría el avance del cambio climático.
Estas propiedades tan básicas y tan amenazadas de los océanos pondrían en jaque la vida marina y sus ecosistemas, la biodiversidad planetaria. El informe “Investigación integrada sobre carbono oceánico” de la Unesco advierte que los océanos pueden pasar de ser sumideros de carbono a convertirse en chimeneas y acelerar el cambio climático.
Los océanos cubren más del 70% del planeta. Son la fuente de vida y el sustento de la humanidad y de todos los demás organismos de la Tierra. Producen el 50% del oxígeno, albergan la mayor parte de la biodiversidad y son la principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas.
Además, los océanos son la clave de la economía. Se estima que para 2030 habrá unos 40 millones de trabajadores en el sector relacionado con los océanos. Es la ruta de transporte para el 90% del comercio mundial.
Pero, a pesar de sus beneficios y bondades les propinamos atropellos. Solo el 4% de los mares está protegido y cada 60 segundos un camión de cargado de plástico entra a sus aguas. Millones de toneladas de plástico terminan en los océanos cada año matando a peces o derivando efectos potencialmente dañinos a escala.
Los océanos y el calentamiento global
El estudio que difundió la Unesco y elaboró el Panel Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático proporciona pruebas científicas sobre los océanos y el calentamiento global. Asimismo, subraya el papel del carbono oceánico en el clima.
Enfatiza que en el Día Mundial de los Océanos 2021 se debe insistir en la urgencia de minimizar los daños al océano global. Así como mantener los servicios oceánicos que están directamente amenazados por la acidificación, desoxigenación y el calentamiento de las aguas. Los plásticos, la explotación de petróleo y gas y la minería atentan con ese propósito.
Para evitar que esto ocurra, indica el informe, es necesario estudiar el ciclo de captación del CO2. Entenderlo bien y establecer una hoja de ruta que guíe a las autoridades en el diseño de políticas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Asimismo, destaca la importancia del conocimiento científico para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima y construir sociedades más resilientes.
“No podemos olvidar que los océanos contribuyen al equilibrio climático. Sin embargo, la quema de los combustibles fósiles ha impactado en un aumento descontrolado de las temperaturas y existe un gran desequilibrio del clima en los cinco continentes”, sostiene. Estos cambios abruptos y continuos representan una seria amenaza para toda la humanidad.
Se extrae del océano más de lo que puede soportar
El Día Mundial de los Océanos 2021 está en consonancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14: «Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos».
A pesar de la importancia de los océanos para la supervivencia del planeta, el hombre extrae del océano más de lo que puede soportar. El 90% de las poblaciones de grandes peces están mermadas, y la mitad de los arrecifes de coral del mundo se han destruido. Es una situación insostenible que hay que solucionar de inmediato.
Los peligros están ahí, acechando. Contaminación marina, sobrepesca, destrucción de hábitats marinos y costeros, especies invasoras, extracción de crudo son amenazas no solo le roban a los océanos su valor estético e inspirador, sino que derivan en calentamiento global. No puede haber un futuro sostenible sin un océano saludable.
Las actividades humanas tienen impacto en casi todas las partes del océano. Las redes perdidas y desechadas son letales para los peces, gaviotas y mamíferos marinos que resultan atrapados por las que quedan a la deriva. Los barcos vierten hidrocarburos y basura y transportan bichos a hábitats que no están preparados para su llegada.
Además, los residuos líquidos de fertilizantes de los cultivos convierten grandes franjas de océano en zonas muertas. El dióxido de carbono está acidificando el agua del océano y la llegada de agua dulce de los glaciares que se derriten amenaza con alterar las corrientes que influencian las condiciones meteorológicas.
Los conservacionistas piden con insistencia protección internacional para reponer las menguantes existencias de peces en los océanos y la reducción de gases de invernadero para bajar el calentamiento global.
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