Por Cambio16 | Efe
Los niños y adolescentes sufren una desproporcionada desigualdad, con respecto a los adultos, en los principales indicadores de desarrollo humano y esta situación se perpetuará si los progresos en estas áreas no se aceleran, revela Unicef.
Entre esos indicadores figuran el acceso a la salud, a la educación, a una buena nutrición, a la protección y a servicios básicos como agua y saneamiento.
Al celebrarse el Día Internacional del Niño y los 26 años desde la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, la Agencia de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) presentó un informe que mide los beneficios que han obtenido los niños de los progresos en desarrollo humano en los últimos veinticinco años. Asimismo, prueba que los menores son víctimas predilectas de la desigualdad.
Según los datos recogidos y analizados por los expertos del organismo, los actuales índices de progreso son insuficientes para poner fin en 2030 a las brechas de desigualdad que afectan a los niños.
La comunidad internacional, coordinada una vez más por la ONU, se ha trazado recientemente nuevas metas de desarrollo de aquí a 2030.
Este año se cumplió el cuarto de ciclo que los países se dieron como plazo para avanzar en una serie de propósitos denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Según la Unicef, la evolución actual indica que por el crecimiento demográfico en las regiones que han mostrado los peores resultados, la cifra de niñas y niños fuera de la escuela será la misma en 2030 que ahora.
«Las pruebas demuestran que el aumento de las desigualdades en ámbitos fundamentales como la educación puede incrementar el riesgo de conflicto», señala el informe titulado «Para cada niño una oportunidad».
De los datos que ofrece la Unicef en el ámbito de la salud destaca la proyección que indica que 5,9 millones de niños morirán este año antes de cumplir cinco años, con tasas de mortalidad que varían ampliamente dentro de los países de ingresos medios y bajos. Los factores que más influyen son la ubicación del hogar, la riqueza y el nivel educativo de la madre.
En zonas rurales la mortalidad antes de los cinco año es 1,7 veces mayor que en la urbana y 2,7 mayor con una madre sin instrucción.
La brecha de equidad entre los hogares más pobres y más ricos se redujo en todas las regiones en el periodo 1990-2015, con excepción de África subsahariana.
Por otra parte, de los 159 millones de niños menores de cinco años que presentan retraso de crecimiento, casi la mitad vive en Asia y un tercio en África.
Un dato paradójico que aporta la Unicef es que mientras el número de niños con bajo peso y retraso de crecimiento ha disminuido desde 1990 en dos quintas partes, el número de niños con sobrepeso ha aumentado en un tercio.
La tasa mundial de escolarización primaria ha llegado al 90%, pero unos 59 millones de niños todavía no gozan de este derecho y un tercio de niños del mundo en edad de ir a la escuela secundaria están al margen de ella en los países menos adelantados.
De manera general, los niños de los hogares más pobres tienen cinco veces más probabilidades de no ir a la escuela que los que provienen de los hogares más favorecidos.
En otro ámbito, la proporción de niñas casadas (antes de los 18 años) pasó de una a cada tres en 1990 a una de cada cuatro actualmente, y estos casos se redujeron a casi la mitad en Oriente Medio y África del norte en las últimas dos décadas. A pesar de ello, si las tasas actuales se mantienen, el número de niñas casadas pasará de 15 millones hoy en día a 16,5 millones en 2030.
Al mismo tiempo, la Unicef precisó que sólo el 8% de niños y niñas del mundo viven en países cuyas leyes los protegen del castigo corporal. Según su análisis, cuatro de cada cinco niños entre los dos y catorce años fueron sometidos a una disciplina violenta dentro del hogar.