Por Iñigo Aduriz
11/03/2017
Hace unos años era impensable que nosotras llegáramos a una clase como esta y que os hubiéramos investigado. Por ejemplo, tú, Paula, hace poco publicaste un comentario muy indignado con el Real Madrid”. Así, advirtiendo a los más jóvenes de que todo lo que se publica y comenta en la red tiene consecuencias y es visible incluso para los desconocidos, comienzan las catalanas Anna Flotats y Mònica Roca sus charlas en colegios e institutos. Les recuerdan a los adolescentes que en internet no estamos solos, que no somos únicamente lo que colgamos en Facebook sino también lo que comentan de nosotros.
Y, sobre todo, les hacen muchas preguntas para que reflexionen sobre lo que hacen y dicen cada día y constantemente, en Snapchat o Whatsapp. Ambas han creado Pasaporte Digital, un proyecto educativo compuesto por 10 temas o lecciones con las que pretenden que niños y jóvenes que cursen la ESO o el Bachillerato y que, por tanto, han nacido en la era de internet, tengan aptitudes y competencias digitales.
Como explica Flotats, una de las impulsoras de esta empresa que ya ha impartido 36 charlas en distintos centros catalanes, un día se dieron cuenta de que si bien las redes habían cambiado mucho la forma de trabajar de los adultos “las escuelas vivían al margen de esa transformación”. Así los más pequeños que se pasan el día en las redes sociales, compran, juegan, se informan y hasta viven en internet, “no saben moverse en la red, buscar lo que quieren o distinguir una fuente fiable de la que no lo es. Les da igual su imagen digital, lo que dicen de ellos en internet e incluso no saben lo que es el big data”, lamenta Flotats.
Tras sus primeras experiencias educativas, las impulsoras de este proyecto se han dado cuenta de que, cuando navegan, para los adolescentes “lo más importante es tener un resultado rápido y no leer textos muy largos”. Advierten de que, para ellos, “lo que encuentran en Google va a misa” y que “no les parece mal que les controlen a través de las redes sociales. Además, “son poco reflexivos”.
Su conclusión es que, “al final, en vez de ser nativos son huérfanos digitales y analfabetos de un lenguaje que usan diariamente”. Esa es la razón del nacimiento de Pasaporte Digital, con el objetivo de que los jóvenes “adquieran aptitudes y competencias” en la red. “No que aprendan a restar y a sumar en la pizarra digital, que es a lo que en muchos casos se limita ahora su formación en las escuelas, sino que sepan manejarse, informarse y aprender con las nuevas tecnologías”, argumenta Flotats.
Lejos de hablar de “ peligros”
Ella remarca que su proyecto no trata de hablar de los peligros de la red, no solo porque “la Policía ya da charlas sobre ese tema”, sino también porque consideran un error abordar este fenómeno desde ese enfoque. “Solemos decir que la vida analógica tiene peligros o riesgos y que esquivarlos depende de nuestro conocimiento del entorno. Sucede lo mismo en la red. No es buena ni mala, todo depende del uso que hagamos de ella, actuando con la misma consciencia y responsabilidad que lo haríamos en cualquier otro entorno. Lo que no hagas en el mundo analógico no lo hagas en el digital”. De lo que tratan, en definitiva, es de “intentar trasladar que lo que publicamos tiene consecuencias en la vida”.
¿Y cómo reaccionan los chavales? “Cuando llegamos al taller piensan que ya saben lo que les vamos a contar, pero al final de las clases nos dan las gracias”, celebra Flotats. Su dinámica es “muy práctica”, ya que plantean muchos debates. Reconocen, no obstante, que se adaptan a lo que les pida cada centro. Normalmente imparten clases de entre una hora y hora y media con un planteamiento interactivo. Por ejemplo, invitan a los adolescentes a diseñar un meme o les enseñan cómo funciona Wikipedia y las diferencias que esta plataforma presenta en distintos idiomas. “El poso que dejamos es bueno porque en la encuesta que les pasamos todos dicen que han aprendido”, concluye.